mismo tiempo.

– George -le dijo Darcy, dirigiendose a el por el nombre de pila, como solia hablarle en la infancia.

Wickham levanto la vista al oirlo. Luego se limpio la boca y se recosto contra el respaldo.

– Darcy -respondio, con la voz un poco tensa-, tal vez ahora tengas la bondad de decirme por que estas aqui. Debe de haberte costado trabajo encontrarme. ?Vienes en nombre del coronel Forster? Yo pense que el estaria contento de deshacerse de un oficial tan mediocre como yo.

– ?En serio no puedes adivinar la razon por la que he venido? -Darcy miro a Wickham con una mezcla de asombro y disgusto que tuvo que ocultar-. ?La razon es, desde luego, la jovencita que esta arriba! ?En que demonios estabas pensando para jugar con tanta despreocupacion con una muchacha tan joven y de buena familia?

– ?Yo no tengo la culpa! -protesto Wickham indignado-. O al menos, no toda. ?Ella quiso venir conmigo! ?Chiquilla estupida!

– ?Por que dejaste el regimiento, entonces, si no fue para aprovecharte de ella?

– ?Tu sabes muy bien por que! -Wickham hizo una mueca de rabia-. Resulta que estoy horriblemente endeudado. Mi honor fue puesto en duda por ciertos mocosos malcriados, cuya renta trimestral me daria para vivir un ano entero. Poco despues exigieron el cumplimiento inmediato de mis obligaciones. Naturalmente, ?tuve que huir!

Darcy apreto los labios para contener un profundo suspiro. Siempre sucedia lo mismo con George Wickham.

– ?Y ahora que, George? ?Cuales son tus planes?

– ?Todavia no tengo la menor idea! -Wickham hizo una pausa para beberse el resto del contenido de su vaso y luego golpeo la mesa con la palma de la mano, para llamar la atencion de la desalinada mujer que estaba tras la barra-. Otra ronda, por favor. -Pero en lugar de la mujer, un chiquillo flacucho salio con una jarra de la espumosa bebida desde atras del mostrador oscurecido por el humo y lleno con cuidado los vasos.

– ?Todo bien, patron? -pregunto lentamente e hizo un guino que solo Darcy pudo ver.

– Si, asi esta bien. -Darcy reconocio al pilluelo que Tyke Tanner habia mandado seguirlo. Bien, penso, asi Wickham no podra desaparecer. El chico hizo una inclinacion y se retiro al otro extremo de la taberna.

– Voy a renunciar, claro, pero todavia no se adonde voy a ir o de que voy a vivir. -Wickham puso cara de preocupacion y le dio un sorbo a la espuma que amenazaba con desbordar el vaso.

– ?Y la joven que esta arriba? -insistio Darcy-. ?Por que no te has casado con ella todavia? ?Aunque no se puede decir que su padre sea rico, podria hacer algo por ti!

– ?Casarme con Lydia? ?Por Dios! -Wickham miro a Darcy con fingido horror.

– Debes de sentir algo por ella, para haber conquistado su afecto hasta ahora y haberla convencido de que huyera contigo.

– Te aseguro que no fue necesario persuadirla de nada. -Le dio un sorbo a la cerveza-. Estaba muy entusiasmada con la idea de tener una aventura.

– ?Aventura! ?Wickham, ella es una muchacha de buena familia! Despues de esto, no podra volver a su vida de antes sin casarse.

– Yo no le prometi mas que un poco de diversion y la oportunidad de molestar a aquellos que no apreciaban la vivacidad de su caracter. -Wickham se inclino sobre la mesa, agarrando con fuerza su cerveza-. Su alocado comportamiento es el unico responsable de las consecuencias. -Al ver que Darcy guardaba silencio, se recosto contra el respaldo y dio otro sorbo-. ?Nunca pense en casarme con esa chiquilla! -gruno-. Su familia apenas tiene dinero para satisfacer mis exigencias. Creeme, Darcy. -Levanto el vaso como si fuera a brindar-. Finalmente, he comprendido mis limitaciones. Mi unica salida es casarme bien, muy bien, y no es probable que eso ocurra en esta parte del pais, con mis deudas ensombreciendo el camino. No, tendre que ir a algun otro lado. Escocia, tal vez, o tengo entendido que hay americanos extremadamente ricos que piensan que un yerno ingles es lo que necesitan para garantizar la respetabilidad de su apellido.

– Sabes que estamos en guerra con ellos.

Wickham se encogio de hombros.

– Entonces Sudamerica, o la hija de un rico hacendado de la India. Me da igual.

– Ya veo. -Darcy lo miro fijamente y se preparo para lanzar el anzuelo-. ?Que pasaria si hubiese una manera mas inmediata de solucionar tu situacion actual? No tan magnifica como la heredera de una plantacion, claro, pero una solucion comoda.

La chispa de la codicia brillo en los ojos de Wickham, tal como Darcy esperaba.

– Podria dejarme persuadir, si la solucion es adecuadamente «comoda», como dices. -Hizo una pausa, miro a Darcy con astucia y luego pregunto-: Pero, vamos, Darcy, ?cual es tu interes en esto? ?Por que estas involucrado?

Alli estaba la pregunta que estaba esperando. Se inclino lentamente sobre la mesa, siempre con los ojos fijos en los de Wickham.

– ?Interes? Mi interes es sencillamente este: que dejes de ser una amenaza para las jovencitas inocentes. Guarde silencio con respecto a la forma en que sedujiste a Georgiana y, al hacerlo, permiti que te aprovecharas de otras jovenes. Si yo hubiese hablado, la muchacha que esta arriba, y posiblemente tambien otras, habrian estado a salvo de tu desconsiderado comportamiento. Pero no dije nada y tu indiferencia ante las consecuencias de tus apetitos ha echado por tierra la respetabilidad de una familia que conozco. Hare todo lo que este en mi mano para corregir lo que mi silencio ha ocasionado.

– ?Que propones? -Wickham no se habia sentido intimidado ni lo mas minimo ante aquel discurso, pero se inclino hacia delante movido por la expectativa que anunciaban aquellas palabras. Darcy se recosto y espero un momento, dejando que aquel canalla cargara con el peso de comenzar la negociacion-. Supongo que se espera que haya una boda -dijo Wickham con cautela.

Darcy se levanto. Tenia la atencion de Wickham y eso era todo lo que queria garantizar por el momento. Dejaria que se desesperara un poco, en medio de la incertidumbre.

– Ahora quisiera hablar con la senorita Lydia, si tienes la bondad.

– ?Puedo entrar? -pregunto Darcy con voz suave, mientras Lydia Bennet dejaba de mirar a Wickham, que se marchaba, y dirigia hacia el la mirada con expresion confusa. Era tan joven… ?Como habian permitido que esto pasara? Negligencia, respondio su conciencia, una negligencia no muy distinta a la tuya-. Le aseguro de la manera mas solemne -siguio diciendo- que no tengo intencion de hacerle dano, pero no quisiera que sus vecinos escucharan nuestra conversacion.

– Si es necesario… -contesto ella y se aparto para que Darcy pudiera entrar en la estrecha habitacion. En el interior solo habia una cama diminuta, una mesa y una lampara, bastante deterioradas, y una silla inestable. El lugar estaba lleno de ropa, botellas y platos desperdigados por todos lados, en un desorden total. Cuando se volvio a mirar a la muchacha, parecia tan tensa que Darcy recordo la afirmacion de Georgiana de que su presencia era intimidante incluso para aquellos que lo amaban. En un lugar tan estrecho, su estatura no podia mas que resultar amenazante para una jovencita en esas circunstancias. Se sento con cuidado en la silla, trato de poner una expresion afable y estudio a su protegida.

Era bastante obvio que Wickham no se habia esforzado mucho en ofrecerle comodidades. El vestido que llevaba estaba arrugado y manchado y tenia el pelo enredado. Parecia como si hubiese huido con lo puesto. Se podria decir que parecian un par de indigentes. Darcy se sintio mas esperanzado acerca del resultado de su entrevista.

– Senorita Lydia, por favor, tranquilicese. No he venido a insultarla -le aseguro Darcy-. Vengo en calidad de… de un desinteresado conocido, a pedirle que reconsidere la situacion en la que se ha visto envuelta y a ofrecerle una forma de regresar al seno de su familia, de la manera mas honrosa posible. Ellos estan muy angustiados.

Lydia abrio los ojos todavia mas.

– ?Que? -dijo ella, con una expresion de asombro absoluto-. ?Esta usted bromeando?

– Le aseguro que no -respondio Darcy, sorprendido por la reaccion de la muchacha, pero sin perder la compostura.

– Yo me voy a casar -le informo ella de forma petulante-. Sere la honorable esposa de George Wickham, para

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