brevemente la mano de Wickham-. De acuerdo. Manana por la tarde vendre a buscarte -dijo apresuradamente-. Despideme de la senorita Lydia Bennet. -Luego tomo su sombrero y su baston y dejo a Wickham solo en la taberna, para que pensara lo que quisiera acerca de lo que acababa de pasar entre los dos.

Al llegar a donde estaba el coche de alquiler, Darcy le dio una direccion al cochero y subio. Mientras el vehiculo recorria las calles, arrojo su sombrero y sus guantes sobre el gastado asiento de cuero y se froto primero los ojos y luego toda la cara. Se recosto contra los cojines del respaldo, estiro las piernas y evaluo la situacion. ?Los habia encontrado! La triste miseria del lugar en el que estaban era suficiente para deprimir al mas optimista de los hombres, y Wickham no formaba parte de ese feliz grupo. Pero Darcy estaba seguro de que se sentia cada vez mas impaciente por tener que marginarse de la vida que ansiaba y estaba desesperado por encontrar una manera de alcanzar otra vez la suficiente respetabilidad para disfrutar de esa vida. ?Serian suficientes para tentar a Wickham las condiciones que le habia propuesto? Parecia que si; al menos de momento. Cuando pasara todo aquello, era probable que el simple hecho de tener el control de sus deudas pendiendo sobre su cabeza lo hiciera mantenerse en el camino correcto.

Cerro los ojos y dejo escapar un gran suspiro. A pesar de que las condiciones resultaban bastante onerosas para Wickham, la verdad era que el hecho de que el hombre hubiese aceptado su oferta de comprar todas sus deudas y las medidas que habria que tomar para garantizar los terminos del acuerdo lo atarian a el durante el resto de su vida. Darcy lo sabia desde el principio y el desagrado que esto le producia habia despertado su antipatia latente, a pesar de todos los esfuerzos por tener una actitud adecuada a la importancia de aquel empeno. Pero luego, al ver todo aquello -el egoismo y la actitud desafiante e infantil de Lydia Bennet, la bravata de Wickham, que mostraba su absoluta falta de conciencia-, Darcy habia sentido brotar dentro de el una inesperada compasion, y la suave lluvia de la clemencia habia hecho desvanecer lo que la rabia y el orgullo no habian podido lograr. Habia llegado a un acuerdo. Era un comienzo que permitia albergar un poco de esperanza.

?Esperanza! La atencion de Darcy se fijo ahora en esa dulce presencia que habia en su corazon, para quien significaria tanto esta esperanza… Elizabeth. Si pudiera aliviar su sufrimiento asegurandole que habia encontrado a su hermana y que ya se estaban trazando los planes para garantizar su regreso. ?Lo que debia de estar pasando dia tras dia, mientras esperaba que le llegara alguna noticia!

– Pronto -le prometio Darcy con voz suave en medio de la penumbra del carruaje-. Pronto.

El vehiculo se detuvo frente al cuartel de oficiales de la Real Guardia Montada de su majestad y, cuando el cochero se bajo para abrir la portezuela, Darcy saco una tarjeta del tarjetero que guardaba en el bolsillo del chaleco. Se la entrego al hombre y le pidio que se la llevara al oficial de guardia y preguntara por el paradero del coronel Fitzwilliam. En menos de cinco minutos, Darcy sabia exactamente donde estaba su primo.

– ?Por Dios, Fitz! ?Que estas haciendo aqui y montado en eso? -Darcy se rio al ver el gesto de desaprobacion de Richard, mientras su primo le abria la portezuela del carruaje y bajaba el mismo la escalerilla. ?Era estupendo volver a reir!-. Toma, coge tu sombrero, por favor, y ?asegurate de sacudirlo!

– ?Por favor no ofendas a mi cochero! -le advirtio Darcy con un guino-. Es un hombre extraordinariamente valiente y fiel a su palabra. -Se volvio hacia el hombre y le puso en la mano tres veces mas de la tarifa habitual, mirandole directamente a los ojos-. Le estoy muy agradecido.

– Gracias, patron… Ah, senor. -El hombre se sonrojo y, bajando la cabeza mientras retrocedia, se subio de nuevo a su pescante y se marcho.

Darcy dio media vuelta y vio a su primo mirandolo con total incredulidad. Le puso una mano en el hombro y dijo:

– Ven, ya he encontrado a Wickham y necesito tu ayuda. ?Donde podemos hablar?

Minutos despues, estaban en el umbral de una taberna frecuentada por un gran numero de oficiales de su majestad, la mayoria de los cuales miraron con curiosidad a Darcy, despues de hacerse a un lado y saludar a su acompanante.

– No hay muchos civiles lo suficientemente valientes como para atreverse a cruzar el «Mar Rojo» -explico Richard, escoltando a su primo hasta una comoda mesa en el rincon-. Se estan preguntando quien eres tu. Ahora, ?dime como demonios has hecho para encontrar a ese bellaco sarnoso antes que yo!

Darcy sacudio la cabeza.

– En otra ocasion, tal vez. Necesito tu ayuda en algo en lo que tu eres particularmente experto. -Richard le sonrio con picardia-. ?Que? ?No! Me refiero a tus conocimientos militares, mi querido primo.

Richard se recosto contra la silla, con actitud de suficiencia.

– ?Habla! ?Que quieres saber?

– ?Cuanto cuesta un cargo de teniente?

– ?Un cargo de teniente? Depende de la unidad y del lugar donde este destacada. Esta entre las quinientas y las novecientas libras. -Fruncio el entrecejo-. ?Por que…? ?Espera un minuto! -El coronel se inclino hacia delante y clavo una mirada horrorizada en Darcy-. ?No estaras pensando en Wickham!

– ?En un segundo! -Darcy sonrio al ver la expresion de su primo-. ?Nunca entendere por que D'Arcy dice que eres lento!

– ?Porque es un idiota! Pero eso no viene al caso. -Richard entrecerro los ojos y golpeo la mesa con un dedo-. Quieres comprarle un cargo de teniente a Wickham. Wickham, el canalla que casi arruino… -Se detuvo y se mordio el labio, luego continuo-: Que te ha arrojado a la cara todo lo bueno que has hecho por el, que le debe dinero a todos los comerciantes y una disculpa al padre de todas las jovencitas que hay desde aqui hasta Derbyshire. -Richard se iba poniendo cada vez mas rojo con cada acusacion-. ?Que ha hecho para que abandone su regimiento en la milicia y tu lo recompenses con una carrera en el ejercito regular? ?Teniente! -exclamo Richard resoplando-. ?Dejalo empezar desde abajo y aprender disciplina y respeto, si tiene tantas ganas de entrar en el ejercito!

– No te lo puedo decir; no tengo derecho a revelar los detalles -le recordo Darcy a su primo, que se recosto contra la silla y comenzo a sacudir la cabeza lleno de frustracion. Luego cedio un poco-. Debes saber que no hago esto con el objeto de asegurar el bienestar de Wickham. El ha… -Darcy se quedo callado un momento y fruncio el ceno-. ?Maldicion! Ha enganado a otra jovencita, pero esta vez se trata de una muchacha de una familia a la que conozco, respetable pero modesta. Lo unico que hay que hacer es obligarlos a casarse y tu sabes tan bien como yo que George no esta en condiciones de mantener a una esposa. Hago esto por la jovencita y su familia. -Darcy repaso con el dedo uno de los circulos oscuros que habian dejado en la mesa innumerables vasos a lo largo de los anos-. Tal vez, si hubiese sido menos orgulloso, habria tenido algo de exito en hacerles ver la verdadera naturaleza de Wickham, antes de que pusiera en peligro a una de sus hijas.

Richard observo a su primo fijamente, mientras se acariciaba la barbilla. Darcy sabia que estaba buscando cualquier resquicio de debilidad que pudiera aprovechar.

– ?Muy bien, muy bien! -Se rindio finalmente y levanto las manos-. Estas decidido a hacer esto, en lo cual hay mucho mas de lo que se ve a simple vista, y no hay manera de hacerte cambiar de parecer. ?Que quieres que haga yo?

– Encuentra un puesto de teniente en una unidad destacada aqui en Inglaterra, pero en un lugar recondito, preferiblemente donde haya pocas tentaciones para ir por el mal camino.

Richard enarco las cejas.

– ?Quieres enterrarlo! -Resoplo-. Bueno, debo decir que tu idea suena mejor ahora que al principio. No debe de ser dificil encontrar oficiales que quieran vender un cargo sin muchas posibilidades de ascenso en medio de la nada. Tal vez tenga suerte y pueda encontrar un acantonamiento con un comandante autoritario, que crea devotamente en los beneficios de atormentar a sus subalternos para convertirlos en hombres de verdad. -Se rio con malicia-. Te enviare una lista a Erewile House.

– La necesito lo mas pronto posible. -Darcy se puso en pie, al igual que su primo.

– ?Si, senor! -respondio Richard enseguida, luego se inclino para susurrarle al oido-: Pero si se llega a saber que yo tuve algo que ver con la entrada al ejercito de ese miserable, no tendre compasion contigo, primo.

Esa misma noche, Witcher dejo sobre el escritorio de Darcy un sobre con la letra inconfundible de Richard.

– Una comunicacion del coronel Fitzwilliam, senor -anuncio Witcher desde la puerta y luego atraveso el salon, cuando Darcy lo autorizo.

– Gracias, Witcher. Eso sera todo. -Tomo el sobre y comenzo a romper el sello.

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