actitud de indiferencia hacia los demas. Sin duda, demostraria una actitud manifiestamente ruda en el trato con la gente.
El agresor tomaba bebidas alcoholicas y, quiza, consumia drogas, pero no hasta el punto de quedar incapacitado por ello. No existen indicios de que cometiese el crimen bajo los efectos del alcohol o las drogas, aunque es posible que empleara una o varias de tales sustancias como modo de desinhibirse.
Es probable que el agresor poseyera un vehiculo bien cuidado, motivo por el cual encajaria con la posicion economica de los individuos con que solian salir las victimas. Al agresor le gustaba conducir y no debia de tener reparos en buscar diversion lejos de la zona en que residia.
No creemos que el agresor tuviera un historial delictivo extenso. Sin embargo, cabe la posibilidad de que fuera detenido por altercados domesticos o por agresiones.
Las armas preferidas por este individuo serian, segun los indicios, objetos que tuviese a mano; una herramienta en forma de media luna que muy probablemente guardaba en el coche, un pedazo de cuerda y las medias de nailon de las victimas. Esto, unido al hecho de que golpease en la cabeza repetidamente a cada victima como medio de controlarla, demuestra que, probablemente, el agresor no planeo los asesinatos hasta muy poco antes de que fueran cometidos.
CONDUCTA POSTERIOR AL DELITO
En vista del lapso transcurrido entre la comision de los crimenes, en este caso la conducta del agresor tras el delito, que muchas veces es el elemento mas revelador del analisis, tendra una significacion mucho menor. Esta seccion se dedicara concretamente a analizar la situacion que debio de producirse inmediatamente despues de que fuesen cometidos los crimenes.
Tras estos, es probable que el agresor se marchara directamente a su casa o a algun otro lugar seguro. Es posible tambien que se ensuciara la ropa y manchase el vehiculo como consecuencia de los golpes brutales propinados a ambas victimas y de la sangre menstrual de la victima Ellroy. Tras cometer en ambos casos lo que seguramente consideraba un asesinato sin testigos, el agresor no debio de sentirse preocupado o nervioso por mucho tiempo. Quizas, en un intento de aislarse, fingiese alguna enfermedad; puede que al dia siguiente avisara de que no acudiria al trabajo, si tenia previsto hacerlo. Salvo este retroceso inicial, la rutina diaria del agresor no se modificaria de forma significativa.
Evitaria aquellos lugares en que lo hubiesen visto con cada una de las victimas poco antes de la muerte de estas. Entre estos lugares debian de estar el Desert Inn, el Stan's Drive-In y el restaurante mexicano donde probablemente estuvo con la victima Long la noche en que esta fue asesinada.
Tal vez mostrase interes por los comentarios hechos en los telediarios acerca de los crimenes, pero sin intencion de interferir en las investigaciones policiales. Es poco probable que formulara teorias acerca de lo sucedido, y casi seguro que declarase tener un conocimiento meramente indirecto de los asesinatos, obtenido a traves de amigos o de los medios de comunicacion.
Una vez que las investigaciones empezaron a perder intensidad, el agresor se habria tranquilizado, convencido de que nadie lo habia visto con las victimas y de que no era sospechoso. No debia de sentir la menor culpabilidad ni remordimiento alguno por lo que habia hecho. En su opinion, esas mujeres eran cosas de usar y tirar y se justificaria a si mismo diciendose que ellas mismas eran responsables, de algun modo, de obligarlo a hacerles aquello. Solo debia de preocuparle el mismo y el efecto que pudieran tener los crimenes en su vida. A esas alturas, es probable que ya hubiese olvidado la mayor parte de los detalles relacionados con aquellos.
A menos que el agresor fuese detenido y encarcelado durante un periodo de tiempo prolongado, cabe suponer que continuase matando. Si no en este estado, en otros.
Carlos Avila
Consultor para la elaboracion
de perfiles criminologicos
Avila creia que nos hallabamos ante un asesino en serie. En su opinion mi madre habia consentido en follar con el Hombre Moreno. Lo decia con ligeros rodeos:
«Parece que la victima habia aceptado mantener relaciones sexuales…»
«Fueran cuales fueren las circunstancias que provocaron la furia del agresor, se produjeron despues de la que la victima se introdujera otra vez el tampon.»
Bill y yo discutimos acerca del informe en general y sobre el aspecto concreto de si habia habido sexo consentido o violacion. Estuvimos de acuerdo en el enfoque de Avila sobre el perfil psicologico del asesino. Bill coincidia con su conclusion de que se trataba de un asesino en serie. Yo discuti tal extremo. Solo acepte un punto: que mi madre tal vez hubiese sido la primera victima de la cadena de muertes de un asesino en serie. Carlos Avila era un criminologo experto y reconocido. Yo, no. Desconfiaba de su conclusion porque se basaba en un conocimiento acumulado de casos criminales parecidos y de sus fundamentos patologicos comunes. Desconfiaba de las rigideces logicas y del conocimiento acotado que lo llevaba a sacar determinadas conclusiones. La conclusion subvertia la, para mi, ley fundamental del asesinato, segun la cual la pasion criminal derivaba de temores reprimidos durante largo tiempo y devueltos momentaneamente a la consciencia por la alquimia unica del asesino y la victima. Dos estados inconscientes encajan y crean un punto de fusion que explica los hechos. El asesino lo sabe. El asesino sigue adelante: «Sentia que era lo que tenia que hacer.» La victima proporciona el conocimiento. Las victimas femeninas son como semaforos que emiten senales de caracter sexual. Ahi esta el esmalte de unas desconchado. Y que sordido se vuelve hacer el amor dos segundos despues de que uno se ha corrido. El semaforo sexual es un subtexto misogino. Todos los hombres odian a las mujeres por razones probadas que comparten entre ellos mediante chistes y bromas. Ahora, uno lo sabe. Sabe que la mitad del mundo perdonara lo que se dispone a hacer. Observa las bolsas bajo los ojos de la pelirroja. Observa las arrugas. La mujer esta poniendose otra vez ese tapaconos. Esta manchandote de sangre la funda del asiento… El la mato esa noche. No podria haber matado a ninguna otra mujer. No buscaba ninguna mujer a la que matar, esa noche. Y ella no podria haber impulsado a ningun otro hombre a tal punto de fusion que explicase los hechos. La alquimia entre ambos era vinculante y mutuamente exclusiva.
Bill lo considero violacion. Yo, tambien. Bill dijo que debiamos permanecer atentos. Yo acepte la teoria del asesino en serie, por el momento. Pregunte a Bill si podiamos acceder a archivos estatales o federales y catalogar los asesinatos por estrangulamiento hasta la epoca que nos interesaba. Bill respondio que la mayor parte de los archivos no estaban computerizados y que muchos de ellos, cumplimentados a mano, ya habian sido destruidos. No habia manera de acceder a la informacion de forma sistematica. El gran ordenador del FBI no almacenaba datos tan antiguos. Nuestra mejor alternativa seguia siendo la publicidad. El articulo en
Dejamos a un lado el perfil psicologico. Rastreamos otros nombres.
Encontramos a un anciano medico que tenia su consulta cerca del Desert Inn. El hombre nos sugirio que hablaramos con Harry Bullard, el propietario del Coconino. Tambien menciono a los hermanos Pitkin, que tenian un par de estaciones de servicio cerca de Five Points.
Encontramos a los hermanos. No nos dieron ningun nombre. Y nos dijeron que Harry Bullard habia muerto.
Queriamos desatar una avalancha de nombres. Estabamos hambrientos de nombres y fanaticamente dispuestos a conseguirlos. La investigacion duraba ya tres meses y medio.
Helen vino por Navidad. Pasamos la Nochebuena con Bill y con Anne Stoner. Bill y yo tratamos el caso junto al arbol iluminado. No preste atencion a los chismorreos de las vacaciones. Helen conocia el caso perfectamente. Durante mas de tres meses habiamos hablado de el cada noche. Ella me habia enviado a perseguir un fantasma pelirrojo. No trataba al fantasma como si se tratase de una rival o de una amenaza. Seguia su evolucion a traves de mis pensamientos y discutia la teoria y la reconstruccion del asesinato con la misma precision que Bill y yo. Helen era la abogada y la destructora de Geneva. Me advertia que no la juzgase ni idealizara. Se burlaba de los apetitos de Geneva, la comparaba con politicos del momento y se ganaba algunas merecidas risas. Bill Clinton