Le dimos las gracias y nos fuimos.

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Profundizamos en el caso. Hurgamos en archivos de memoria defectuosos. Registramos informacion. Desentranamos nombres de pila y apellidos y apodos y nombres completos y descripciones que encajaban y otras que no. Sacamos nombres del expediente. Sacamos nombres de antiguos policias. Sacamos nombres de viejos asiduos de bares y de presidiarios. Trabajamos en el caso durante ocho meses. Cultivamos nombres y cosechamos nombres. Nos creamos un circulo concentrico de nombres en constante expansion. Nos enfrentabamos con un territorio extenso y con un plazo de tiempo muy amplio.

Insistimos.

Encontramos al ex agente Bill Vickers. Recordaba las dos investigaciones. Creian andar tras un doble asesino. Imaginaban que a la enfermera y a la muchacha del hipodromo las habia estrangulado el mismo tipo. Le pedimos nombres. No nos dio ninguno.

Encontramos a Al Manganiello. Nos proporciono los mismos nombres que Roy Dunn y Jana Outlaw. Nos hablo de una antigua camarera que atendia los coches en Pico Rivera. La encontramos. Estaba senil. No recordaba nada de finales de los anos cincuenta.

Encontramos a los hijos de Jack Lawton. Se comprometieron a buscar los cuadernos de notas de su padre. Los buscaron, pero no dieron con ellos. Suponian que debian de haberlos tirado.

Encontramos al ex capitan de la Oficina del Sheriff de Los Angeles, Vic Cavallero. Recordaba la escena del crimen de Jean Ellroy. Habia olvidado todo lo referente a la investigacion, como asi tambien el asesinato de Bobbie Long. Dijo que a finales de los anos cincuenta habia detenido a un tipo que trabajaba en el DPLA. Circulaba borracho por Garvey al doble de la velocidad permitida. Iba con el una mujer que atendia los coches en el Stan's Drive-In. La mujer declaro que el poli le habia pegado, pero se nego a presentar denuncia. El tipo era gordo y rubio. Cavallero no recordaba su nombre, pero si que era un gilipollas consumado.

Encontramos a un ex policia de El Monte, Dave Wire. Le pedimos nombres y aseguro que tenia un sospechoso. Se trataba de un ex poli de El Monte, ya fallecido, llamado Bert Beria. Era alcoholico. Estaba chiflado. Maltrataba a su mujer y conducia su coche patrulla a toda velocidad por la autopista de San Bernardino. Parecia uno de esos viejos retratos robot. Frecuentaba el Desert Inn y era capaz de violar lo que se le pusiese por delante. Wire sugirio que investigaramos a Bert. Tambien que hablaramos con la ex esposa de Keith Tedrow, Sherry, quien estaba al corriente de la movida de los bares de El Monte.

Encontramos a Sherry Tedrow. Nos dio tres nombres. Buscamos a dos camareras del Desert Inn y a un gordo llamado Joe Candy. Joe le habia prestado dinero a Doug Schoenberger para que comprase el Desert Inn.

Hicimos algunas comprobaciones en el ordenador. Joe Candy y la primera camarera habian muerto. Encontramos a la segunda camarera. No habia trabajado en el Desert Inn, sino en The Place. No sabia nada acerca de la movida de El Monte a finales de los anos cincuenta.

Hablamos con el jefe de policia de El Monte, Wayne Clayton, quien nos enseno una foto de Bert Beria tomada en 1960. No se parecia en nada al Hombre Moreno. Era demasiado viejo y demasiado calvo. Clayton dijo que habia designado a dos detectives para que investigaran al viejo Bert y nos presento al sargento Tom Armstrong y al agente John Eckler. Les explicamos nuestra situacion y les entregamos una fotocopia del Libro Azul. Repasaron los expedientes que se conservaban en la comisaria, convencidos de que darian con uno sobre Jean Ellroy preparado de forma independiente por el Departamento de Policia de El Monte.

Encontraron un numero de expediente y descubrieron que el que buscaban habia sido destruido hacia veinte anos.

Armstrong y Eckler interrogaron a la viuda y al hermano de Bert Beria. Ambos consideraban a Bert un misantropo y una verdadera mierda en todos los sentidos. Pero no creian que hubiera matado a Jean Ellroy.

Encontramos a la hija de Margie Trawick, que por esa epoca tenia catorce anos. Recordaba el caso, pero cuando le pedimos nombres no supo darnos ninguno.

Encontramos a un agente que sabia muchisimo de informatica. En su ordenador personal guardaba una base de datos sobre personas que abarcaba los cincuenta estados. Introdujo el nombre de Ruth Schienle y obtuvo una extensa lista de mujeres que se llamaban asi.

Bill y yo nos pusimos en contacto con diecinueve de ellas. Ninguna era la nuestra. Seguirle el rastro a una mujer resultaba dificil. Se casaban, se divorciaban y con los cambios de apellido su nombre se perdia.

Volvimos al Libro Azul del caso Ellroy. Seleccionamos cuatro nombres. Por un lado estaban Tom Baker, Tom Downey y Salvador Quiroz Serena. Los tres habian quedado exonerados de toda sospecha. Serena trabajaba en Airtek. Se habia ufanado de que «podria haberse» liado con mi madre. Tambien encontramos el nombre de Grant Surface. El 25/6/59 y el 1/7/59 habia sido sometido al detector de mentiras con resultados no concluyentes debido a ciertas «dificultades psicologicas». Buscamos a Baker, Downey, Serena y Surface en el libro inverso y en los ordenadores de los departamentos de Vehiculos a Motor y de Justicia. No obtuvimos datos de Surface ni de Serena. En cambio, recibimos muchisimos de tipos llamados Baker y Downey. Los llamamos a todos. No encontramos a los nuestros.

Bill llamo a Rick Jackson, de la Brigada de Homicidios del DPLA.

Jackson repaso los casos de violacion y estrangulamiento y de muertes a golpes en la epoca comprendida entre los asesinatos de Ellroy y de Long. Encontro dos en los archivos. Ambos estaban resueltos y adjudicados a los verdaderos autores.

La victima numero uno se llamaba Edith Lucille O'Brien. Habia sido asesinada el 18/2/59. Tenia cuarenta y tres anos y, tras matarla a golpes, habian abandonado el cuerpo en una zona despoblada de Tujunga. Llevaba los pantalones puestos del reves y tenia el sujetador por encima de los pechos. La muerte parecia producto de una agresion sexual frenetica.

Edith O'Brien frecuentaba los bares de Burbank y Glendale. Escogia hombres para llevarselos a la cama. La habian visto por ultima vez en el Bamboo Hut, en la carretera de San Fernando. Se habia marchado con un tipo que conducia un Oldsmobile del 53. Mas tarde, el hombre volvio al Bamboo Hut sin la chica. Hablo con otro parroquiano y le comento que Edith estaba fuera, en el coche. Se le habia caido un plato de espaguetis en el asiento delantero. Los hombres cuchichearon por lo bajo. El del coche se quedo en el bar. El otro salio del local.

De acuerdo con el informe del forense, el asesino habia atado con fuerza a la victima por las munecas, y luego, probablemente, la habia golpeado con una llave inglesa.

El DPLA detuvo a un tal Walter Edward Briley, quien fue juzgado y condenado. Tenia veintiun anos. Era alto y corpulento. Sentenciado a cadena perpetua, habia salido de prision en libertad condicional en 1978.

Un hombre llamado Donald Koinman violo y estrangulo a dos mujeres, Ferne Wessel y Mary Louise Tardy, el 6/4/58 y el 22/11/59 respectivamente. Kinman conocio a la victima numero uno en un bar, alquilo una habitacion de hotel y la mato alli. A la victima numero dos tambien la conocio en un bar; acabo con ella en una caravana estacionada en el camping de su padre. Habia dejado huellas dactilares en ambas escenas del crimen. Kinman se entrego voluntariamente y confeso. Era un hombre corpulento y de cabellos rizados. Fue declarado culpable de dos asesinatos y paso veintiun anos en prision.

Kinman me intrigo. Se trataba, al parecer, de un asesino que solo habia matado en dos ocasiones. Era mas veleidoso que el Hombre Moreno, y extraordinariamente autodestructivo. Comprendi que el motivo de sus reacciones violentas era el alcohol. La ingestion de licores perfecta y la mujer perfecta se habian cruzado en su camino por dos veces. «No se que me sucedio, pero lo percibi como algo que tenia que hacer», fue su comentario.

Bill y yo discutimos sobre si el Hombre Moreno era un asesino en serie. Bill decia que si. Yo, que no. Tratamos la cuestion cien mil veces. En opinion de Bill nos convenia hablar con un especialista en perfiles psicologicos.

Carlos Avila trabajaba para el Departamento de Justicia del Estado. Era instructor de elaboracion de perfiles criminologicos. Daba seminarios. Llevaba nueve anos en la Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff y conocia nuestro escenario geografico.

Teniamos que encargar un perfil sobre los casos Ellroy y Long. Bill telefoneo a Carlos Avila. Le prestamos

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