estaban en la verja y Barron levanto literalmente a Raymond y lo tiro por encima, y luego salto el.
– Un coche -dijo Raymond cuando Barron caia al suelo a su lado. A mas de medio kilometro unos faros doblaban la esquina y aceleraban hacia ellos.
– ?Vamos! -grito Barron, se levantaron y echaron a correr. Cruzaron la calle y subieron por la rampa que llevaba a la estacion.
Halliday los vio cruzar la calle desde lejos. A los diez segundos paro el coche y salto de el, justo cuando los otros saltaban la verja.
– ?A la estacion! -grito, y los cuatro salieron disparados hacia la rampa a la que Raymond y Barron se habian dirigido.
Empezaba a asomar la luz del dia, una franja palida por el horizonte, cuando los detectives llegaban arriba. Polchak y Halliday alcanzaron el anden por un lado, Lee y Valparaiso por el otro. No habia nadie. El anden estaba desierto.
– Demasiado tarde.
Valparaiso, empapado, en medio del viento, aterido y frustrado, miraba hacia las vias, por donde un tren de cercanias desaparecia a lo lejos.
75
Iban en el vagon detras de la locomotora con media docena de madrugadores. Uno de ellos, una mujer joven y muy embarazada, tenia aspecto de que podia ponerse a parir en cualquier momento.
De pronto Barron se dio cuenta de que tenia que atar a Raymond a algun lugar del tren para protegerse tanto el mismo como al resto de los pasajeros. Rapidamente miro por el vagon y vio un enrejado para poner maletas que estaba atornillado al suelo y al techo, cerca de la parte de delante. Si tuviera una llave podria abrir las esposas de Raymond y luego atarlo alli, pero… en aquel instante Barron se dio cuenta de que llevaba los mismos pantalones y chaqueta que la noche anterior y que sus propias esposas las llevaba en una pequena funda de piel detras del cinturon.
– ?Ven!
De pronto llevo a Raymond por entre los pasajeros y lo metio contra la reja de equipajes. Luego saco sus esposas y se las puso entre las que Raymond ya llevaba, dejandolo alli atado.
– No te muevas ni digas una sola palabra -mascullo Barron. Inmediatamente se dio la vuelta y les mostro la placa dorada de detective a los sorprendidos pasajeros.
– Soy policia -dijo-. Estoy escoltando a un prisionero. Por favor, vayan al vagon de detras de este.
La mujer embarazada desvio los ojos de Barron a Raymond:
– ?Oh, Dios mio! -exclamo, con los ojos muy abiertos y lo bastante alto para que la oyeran todos los demas-. ?Es Gatillo Ray, el asesino de la tele! ?Tiene a Gatillo!
– Por favor -les apremio Barron-, vayan al vagon de atras.
– ?Tengo que decirselo a mi marido! ?Dios mio!
– ?Vamos, senora! ?Todos fuera de aqui, al otro vagon!
Barron los llevo hacia atras, a traves de la puerta, al vestibulo que quedaba entre vagones. Espero a que se cerraran las puertas y luego cogio el movil y volvio hacia donde estaba Raymond.
– ?Que estas haciendo? -Raymond miraba el telefono mientras Barron se le acercaba.
– Tratando de alargarte la vida un poco mas.
Una ligerisima sonrisa cruzo el rostro de Raymond:
– Gracias -dijo. Volvia a asomar su arrogancia, como si estuviera convencido de que Barron todavia le temia y le protegia por este motivo.
De pronto Barron reacciono:
– Si esta gente no estuviera aqui, en el otro vagon -le susurro con mucha severidad-, te daria una paliza de la que te acordarias toda la vida. Punetazos, patadas, todo. Y me importaria una mierda que estuvieras esposado, ?lo entiendes, Raymond? Dime que si, anda.
Raymond asintio con la cabeza, lentamente.
– Lo entiendo.
– Estupendo. -Barron retrocedio, luego cogio el movil, marco un numero de la memoria y espero. Luego:
– Dan Ford.
– Soy John. Tengo a Raymond. Estamos en un Metrolink que viene del aeropuerto de Burbank, supongo que a unos veinte minutos de Union Station. Quiero que lo filtres a todos los medios que puedas lo antes posible. Que cuando bajemos del tren se de una cobertura total a la noticia: tele local, nacional, periodicos, teles extranjeras, CNN. Todos y cada uno de los medios. Que sea un puto circo.
– ?Que cono estas haciendo en el tren? ?Donde esta la brigada? ?Que…?
– Tenemos muy poco tiempo, Dan… cobertura total, ?vale? Haz todo lo que puedas. Lo mejor.
Barron corto la comunicacion, volvio a mirar a Raymond y luego miro atras, a la puerta que daba al otro vagon. Los pasajeros aplastaban sus caras contra el cristal para ver algo. En el centro de ellos estaba la embarazada, con su cara redonda, los ojos abiertos de par en par y mirando avidamente, como si estuviera en el programa concurso mas popular de la tele y quisiera entrar desesperadamente.
– Dios mio -exclamo Barron en voz alta y se dirigio rapidamente por el pasillo hacia la puerta, mientras se quitaba la chaqueta para colgarla en la ventana y que no pudieran ver nada.
Miro otra vez a Raymond esposado a la rejilla de las maletas y comprobo sus armas. El Cok tenia todavia dos cargadores y la Beretta toda una carga de quince balas. Esperaba sinceramente no tener que usar ninguna de las dos. Esperaba tambien que la brigada hubiera llegado al anden demasiado tarde para haber visto el tren que se marchaba y estuvieran todavia registrando la estacion y la zona circundante.
76
El tren empezo a aminorar la velocidad. Justo delante estaba la estacion de Burbank y luego venia Glendale. Eran paradas rapidas de cercanias con apenas cinco o seis minutos entre cada una. Barron, cuando subieron al tren, penso que llamaria a la direccion de Metrolink, se identificaria y les pediria que no se detuvieran hasta que llegaran a Union Station, pero sabia que si lo hacia, los responsables de Metrolink avisarian a seguridad y en un abrir y cerrar de ojos la brigada sabria donde estaban y exactamente en que tren.
En pocos minutos, unidades del LAPD se apostarian en Union Station y acordonarian toda la zona, y luego la