Lee y Valparaiso que se les acercaban. Berettas en mano, los dos detectives avanzaban a tres metros el uno del otro y miraban hacia el interior del vagon. Barron no tenia ni idea de donde se encontraban Halliday y Polchak. Lo mas probable era que estuvieran en algun lugar, a oscuras, esperando y vigilando.

Lo que si resultaba claro era que Lee y Valparaiso suponian que Barron y Raymond seguian dentro del vagon. Seguian acercandose. Cinco pasos mas. Seis. Siete. Ahora los detectives estaban en mitad del vagon y solo se les veian las piernas, de rodilla para abajo. Barron casi podia alargar el brazo y tocar los enormes zapatos de Lee.

– Ahora -susurro Barron, y el y Raymond salieron rodando de debajo del vagon por el lado opuesto al de los detectives. En un segundo se pusieron de pie y se echaron a correr en busca de la proteccion de los vagones de mercancias que habia en el siguiente ramal, a unos siete metros de la otra via.

Halliday los vio al pasar por delante de la locomotora. Saco el revolver para disparar pero lo hizo demasiado tarde y erro el tiro; se le escabulleron por el manto oscuro, bajo un vagon de mercancias de la Southern Pacific, el cuarto vagon de una hilera de seis.

Barron vio como Halliday empezaba a acercarse hacia ellos desde la locomotora; luego vio a Lee que saltaba por encima del amarre entre el vagon Metrolink y la locomotora. Una decima de segundo mas tarde Valparaiso aparecio por el fondo del vagon. Iban separados unos doce metros y se les estaban acercando. Barron vio como Lee levantaba la radio.

– Te has equivocado de compinches, John -dijo la voz de Lee por la radio de Barron.

– Ahora estamos solos -dijo Valparaiso por su radio, a medida que se les acercaba, con la mirada fija en el espacio oscuro bajo el vagon por el que se habian colado Barron y Raymond-. El exterior esta acordonado. Ya no tienes ninguna posibilidad, John -prosiguio Valparaiso, con la voz crujiendo por la radio de Barron-. Ni siquiera para ti. Tenemos que proteger la brigada.

Raymond, de pronto, miro a Barron:

– Dame un revolver -le susurro-. Si no lo haces nos moriremos los dos.

– Retrocede por las vias -le dijo Barron, en voz baja-. Metete debajo del vagon de detras.

Raymond miro hacia atras, y luego hacia delante. Se veia a Halliday yendo hacia la izquierda y luego desaparecer. Valparaiso y Lee permanecieron donde estaban.

– Dame un arma-insistio Raymond.

– Haz lo que te digo. -La mirada de Barron se desvio hacia Raymond-. ?Ahora!

– Estoy aqui, Marty. -La voz de Polchak salto de pronto por la radio de Barron. Barron miro a su alrededor. Polchak. ?Donde estaba? ?Donde habia ido?

– John. -Ahora era la voz de Valparaiso la que sonaba por la radio-. Len tiene una sorpresa. Una especie de regalo de despedida.

Un fuerte ruido retrono detras de ellos. Barron se volvio para ver la puerta de arriba, la del almacen numero 19, abrirse de golpe. Entonces Polchak salio a la luz. En una mano llevaba la monstruosa metralleta antidisturbios Striker 12. En la otra llevaba a Rebecca.

– Len, ?que cojones estas haciendo? -La voz atonita de Halliday sono por las radios.

– ?Sueltala! -De pronto, Barron salio de debajo del vagon, se encaramo al anden y se puso a avanzar hacia Polchak, que estaba delante de el.

– ?Sueltala! ?He dicho que la sueltes!

Barron tenia los ojos clavados en los de Polchak y apretaba la Beretta con la mano:

– ?Sueltala! -volvio a gritar.

De pronto Valparaiso aparecio corriendo por la izquierda detras de el, y Barron oyo como Raymond le gritaba una advertencia. Al mismo tiempo, Lee salio de la sombra al fondo del vagon de mercancias y se puso a andar hacia el, con la Beretta lista para disparar.

Barron lo vio y salto a la izquierda, disparando tres rafagas al mismo tiempo que Lee disparaba su arma. El enorme detective se detuvo en seco, trato de recuperar el equilibrio y luego cayo de bruces a la gravilla, con su Beretta deslizandose hacia delante.

Barron se quedo quieto y luego miro hacia atras, a Polchak. Rebecca estaba petrificada a su lado, confundida y aterrorizada.

– ?A tu derecha! -grito Raymond.

Barron se dio la vuelta.

Valparaiso estaba a pocos metros, con el percutor a punto de golpear su arma.

?Pum! ?Pum! ?Pum! ?Pum!

Las armas de los dos detectives descargaron a la vez.

Barron sintio algo que impactaba en su muslo y lo tiraba hacia atras. Al mismo tiempo vio que Valparaiso se sujetaba la garganta y empezaba a caer al suelo. Entonces Barron reboto con fuerza contra el vagon y cayo, y su propia Beretta salio volando. Sintio que iba a desmayarse pero lucho por recuperar el sentido. Al mismo tiempo veia a Rebecca mirandolo aterrada, tratando de liberarse de la mano de Polchak. Polchak tiro de ella y levanto la Striker 12. Barron intentaba levantarse pero no podia. De pronto, Raymond salto encima de el y le quito el Colt del cinturon.

Barron empezo a gritarle pero Raymond ya tenia a Polchak apuntado con el Colt.

Al mismo tiempo, Polchak solto una rafaga con el Striker 12. El sonido de mil martillazos lleno todo el aire. Por una decima de segundo una expresion de incredulidad cruzo el rostro de Raymond; luego se estampo contra el vagon y cayo al suelo, al borde del anden.

Barron lo vio cubierto de sangre, tratando de levantarse, luego perdio el equilibrio y cayo hacia atras. Por un instante su mirada se clavo en los ojos de Barron, luego rodo a un lado y desaparecio de la vista, hacia las vias.

Barron se volvio. Polchak avanzaba hacia el y le apuntaba al pecho con la Striker 12. Detras de el, Barron podia ver a Rebecca, con las manos en los oidos, presa del panico.

Barron busco con los ojos su Beretta, en el suelo del anden, a tres o cuatro metros de el, y luego el Colt, a la mitad de esa distancia, donde Raymond lo habia dejado caer.

Podia ver a Polchak sonriendo a medida que se le acercaba. Se oyo un fuerte clone de acero mientras montaba la Striker. Luego, con el rabillo del ojo, vio acercarse a Halliday, con la Beretta levantada, dispuesto a acabar con el si no lo hacia la Striker.

– Dios mio, Jimmy -mascullo Barron.

– ?Por Red, hijo de puta! -grito de pronto Polchak, disponiendose a apretar el gatillo de la Striker.

Fue entonces cuando Rebecca se puso a gritar. Con los ojos llenos de terror y abiertos de par en par, grito y grito y grito. Despues de anos de silencio, aquel fue un grito contenido, primitivo. El horror, el terror y el panico surgiendo y brotando al unisono. Ninguno de ellos habia oido nunca un grito igual, y ella no cesaba de gritar. O no podia hacerlo. El sonido duraba una eternidad. Resonaba por los edificios, por las vias, por todos lados.

Polchak apreto los ojos, como si le costara pensar; aquel grito le estaba robando todo el equilibrio mental. Lentamente, se volvio y empezo a avanzar hacia ella, con los ojos abiertos como platos y las pupilas contraidas al maximo. La Striker seguia entre sus manos.

– ?Baaaaasta! -grito el, con el rostro de puro alabastro, la voz aguda y extrana, con un grito que era mas animal que humano-. ?Basta! ?Basta! ?Para!

Rebecca no callaba. Seguia gritando, aullando. Desesperado, Barron intento alcanzar la Beretta, pero solo podia empujar con una pierna. En la otra no tenia sensacion.

– ?Para! ?Para!

Polchak avanzaba hacia Rebecca, que seguia gritando con aquel sonido espantoso e inhumano, y la apuntaba directamente con la Striker. Pero la tension hacia que le temblaran las manos y le flaqueara el objetivo.

– ?Len! ?No lo hagas! ?Nooo! -Barron estaba ahora boca abajo, avanzando con su pierna buena hacia la Beretta.

Un paso mas y Polchak habia llegado. Ahora la metralleta estaba en plena cara de Rebecca.

– ?Len!

Esta vez el grito no venia de Barron, sino de Halliday. Al oirlo, Polchak se detuvo. Barron vio como respiraba agriadamente y entonces Polchak volvio a girarse, esta vez apuntando la Striker hacia Halliday.

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