—De momento —prosiguio el traductor—, Dios no nos ha premiado con el exito. El, en su infinita sabiduria, sabra por que. Quiza algun dia...

—Si llega la expulsion —aprovecho entonces don Pedro—, o cualquier otra medida drastica, debemos vivir y permanecer en Espana. Nuestra semilla debe estar siempre aqui, en estas tierras que son nuestras. Una simiente siempre en disposicion de crecer, multiplicarse y recuperar al-Andalus para el islam.

Lo penso durante unos instantes. Toda una vida de entrega y sufrimiento paso por delante de el. ?A que tantas desgracias? Tenia cincuenta y cuatro anos y se sintio viejo, tremendamente viejo. Sin embargo, sus hijos...

—?Como me librariais de la expulsion? —pregunto debilmente.

—Un pleito de hidalguia —contesto don Pedro.

No pudo reprimir el replicarle con una cinica carcajada.

—?Hidalgo yo? ?Un morisco de Juviles? ?El hijo de una condenada por la Inquisicion?

—Tenemos muchos amigos, Hernando —insistio el noble—. Hoy en dia se puede comprar todo, hasta la hidalguia. Se falsifican declaraciones de pueblos enteros. Tu tienes unos excelentes antecedentes en la Iglesia de Granada. Has colaborado con ella. ?Salvaste a cristianos en la guerra de las Alpujarras! Eso es publico y notorio.

—?No eres hijo de un sacerdote? —intervino Castillo, a sabiendas de que era un tema delicado—. La hidalguia se transmite por linea paterna, nunca materna.

Hernando resoplo y nego con la cabeza. ?Solo faltaba que aquel perro sacerdote que habia violado a su madre, fuera ahora la causa de su salvacion y la de su familia!

—Hay muchas limpiezas de sangre que son falsas —trato de convencerle Luna—. Todo el mundo sabe que el abuelo de Teresa de Jesus, la fundadora de las carmelitas descalzas, era judio. ?Y pretenden beatificarla! Como ella los hay a cientos, a miles. Cristianos de toda condicion pretenden que se les conceda la hidalguia para evitar el pago de impuestos y ahora, muchos moriscos han acudido a esos pleitos para evitar la expulsion; mientras se tramitan los procedimientos, no les molestaran, y el proceso puede demorarse durante anos.

—?Y si al final los pierden? —inquirio Hernando.

—Los tiempos habran cambiado —contesto Castillo.

—Confia en nosotros —insistio don Pedro—. Nos ocuparemos de todo.

Antes de partir de Granada, Hernando otorgo poderes a un procurador para litigar en la Sala de Hidalgos.

Sin embargo, los acontecimientos se precipitaron. Los moriscos, desesperados ante los rumores de expulsion, acudieron en solicitud de ayuda al rey de Marruecos, Muley Zaidan. Una embajada de cincuenta hombres se desplazo hasta Berberia y le propuso invadir Espana con la ayuda de los holandeses, ya comprometidos a aportar los suficientes barcos como para tender un puente sobre el estrecho. La oferta era similar a todas las que proponian: Muley Zaidan solo tenia que apoderarse de una ciudad costera con puerto, aportar veinte mil soldados y ellos levantarian a otros doscientos mil para hacerse con unos reinos debilitados.

El marroqui, pese a ser acerrimo enemigo de Espana, se rio

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