– Y que lo digas.

– ?Lo han detenido?

– Si. Ahora mismo esta entre rejas. Tengo que dejarte. El funeral empieza dentro de una hora y voy a llegar tarde.

No me gusta aprovecharme de la desgracia ajena, pero mas tarde pense que Annette era la persona idonea para ocupar el puesto dejado vacante por la secretaria. Habia trabajado varios anos como empleada de correos, por lo que debia de estar familiarizada con las tareas administrativas. Ademas, era inteligente, amable y atenta, la tipica persona insustituible en cualquier empresa. Llevaba conmigo un par de semanas y habia conseguido un trabajo de camarera mientras Tommy estaba en el colegio. Cobraba una miseria, y aun asi insistio en darme parte de su sueldo en concepto de mantenimiento. Trate por todos los medios de disuadirla, en vano.

– No lo necesito, Annette, creeme. Mas bien tendria que ser yo quien te diera dinero.

– Pero si ya lo haces, Matthieu, permitiendo que vivamos en tu casa sin pagar alquiler. Por favor, aceptalo. Me sentire mejor.

Aunque no me gustaba que me diese dinero, comprendia lo importante que era para ella sentir que contribuia a los gastos de la casa. Desde el nacimiento de su hijo habia sido autosuficiente; habia cuidado y educado al nino ella sola, y con buenos resultados. Aunque silencioso, era un chico inteligente y agradable. Cuando nos conocimos un poco mas, me tomo confianza, como yo a el. Descubri que me gustaba volver al apartamento por la noche y encontrarmelos alli, Annette preparando la cena para los tres y Tommy leyendo tranquilamente un libro. Nuestra vida domestica pronto se asento en una rutina sencilla y relajada; me parecia que los dos habian estado siempre alli. En cuanto a mi relacion con Annette, aunque la encontraba muy atractiva no podia verla sino como una sobrina, y nos tratabamos con cordialidad y franqueza.

Cuando Denton acepto entrevistarla como posible secretaria, ella se puso contentisima, pues para entonces ya habia descubierto que el trabajo de camarera no era ninguna maravilla. El encuentro entre los dos debio de ser un exito, pues obtuvo el puesto. Annette me agradecio efusivamente mi ayuda y cuando cobro su primer sueldo semanal me compro una pipa.

– Queria regalarte algo que te gustara mucho y, aunque creo que deberias dejar de fumar, te he comprado una pipa para engrosar tu coleccion. ?Puedo preguntarte cuantos anos hace que fumas?

– Demasiados -conteste, recordando la ocasion en que Jack Holby me habia iniciado en los placeres de la pipa-. Hace muchos, muchisimos anos. Pero mirame: sigo vivo.

En esa epoca estaba al corriente de las fluctuaciones de la economia. Atento a mis inversiones, me pasaba la mayor parte del tiempo leyendo la prensa financiera y escuchando a los especialistas. Tenia mucho dinero invertido en varias empresas, y aunque Denton me asesoraba muy bien, siempre he pensado que nadie cuida mejor lo que le pertenece que uno mismo. Una tarde asisti a una conferencia organizada por la Asociacion Nacional de Credito en la sala de actos de TriBeCa. El orador lanzo una advertencia respecto al estado de las finanzas publicas, afirmando que el credito a las inversiones estaba en el nivel mas alto de la historia de Estados Unidos. Aconsejaba actuar con pies de plomo, no solo a los hombres de negocios como yo sino a las instituciones bancarias, pues un alza subita del credito podria traer consecuencias devastadoras.

– No te preocupes -dijo Denton-. Es verdad que el nivel de credito esta demasiado alto, pero eso no conducira a la bancarrota al pais, tranquilo. Mira a Herb, por el amor de Dios. Tiene tan agarrado por los cojones el sistema de la Reserva Federal que se necesitarian diez toneladas de dinamita para arrancarselo.

– Me interesaria liquidar algunas acciones -repuse, divertido por su peculiar forma de hablar-. Solo unas pocas aqui y alla. Ultimamente cuentan unas historias que no me gustan. Por ejemplo, el asunto ese de Florida…

Denton se echo a reir y propino un golpe tan fuerte a la mesa que di un brinco y Annette aparecio corriendo desde recepcion para ver que habia ocurrido.

– No pasa nada, cielo -se apresuro a decir Denton con una calida sonrisa-. Ya sabes que a veces me comporto como un energumeno para resultar mas convincente.

Annette rio y lo senalo con un lapiz antes de abandonar la estancia.

– Si no va con cuidado, el dia menos pensado sufrira un ataque de corazon -dijo en tono jocoso, dio media vuelta y cerro la puerta tras de si. Mire a Denton, intrigado por la intimidad que delataba aquel breve intercambio de palabras, y adverti que se habia quedado contemplando la puerta, embobado.

– Denton -dije con cautela, tratando de atraer de nuevo su atencion-, estabamos hablando de Florida, ?recuerdas?

Me miro como si no me reconociera y no supiese que hacia en su despacho. Por fin, sacudio la cabeza igual que un perro mojado por la lluvia y continuo hablando.

– Florida, Florida, Florida -repitio ensimismado como si intentara recordar el significado de esa palabra, y de repente grito-: ?Florida! Ya te he dicho que no te preocupes por Florida. Lo que ha ocurrido alli es la quiebra financiera mas grande de la historia del sur del pais. ?Sabes a quien le importa eso aqui, en Nueva York, donde esta el dinero de verdad?

– ?A quien? -inquiri, aunque conocia perfectamente la respuesta.

– Pues a nadie.

– No estoy tan seguro -repuse, frunciendo el entrecejo-. He oido decir que aqui podria suceder lo mismo. -No iba a dejarlo estar asi como asi cuando se hallaba en juego mi estabilidad financiera.

– Escucha, Matthieu -murmuro con voz pausada, como si hablara con un nino. Una de las cosas que me gustaba de Denton era su absoluta confianza en si mismo y la arrogancia con que rebatia los argumentos de cualquiera que lo cuestionase-. ?Quieres saber lo que ocurrio en Florida? Pues te lo dire. Desconozco cuales son tus fuentes ni de donde sacas la informacion, pero te aseguro que no tienen ni puta idea. En los ultimos anos Florida ha experimentado un incremento espectacular de demanda de parcelas que recuerda la fiebre de tierras que hubo en Oklahoma a finales del siglo pasado. Cualquiera que tuviese diez centavos compro un terreno. -Hizo una pausa-. Te voy a contar algo, pero, ojo, no lo divulgues, pues me lo explico un conocido mio de Washington, ya sabes a quien me refiero, asi que, por favor, que no salga de estas cuatro paredes. El hecho es que en los ultimos anos los promotores han delimitado mas solares para viviendas en Florida que el numero de familias que hay en todo Estados Unidos. ?Que te parece?

– Bromeas -dije entre risas. Jamas habia oido nada parecido, y no me convencia en absoluto.

– Hablo en serio, amigo mio. Florida es uno de los estados mas atrasados de la Union, y solo hace diez anos que la gente ha empezado a percatarse de esa realidad. Aun asi vendieron, vendieron, vendieron y vendieron, hasta que no les quedo un palmo de tierra por vender. Entonces, ?sabes que hicieron? Volvieron a venderlo todo. Se han vendido millones y millones de solares sin suficiente espacio para construir ni una vivienda. Y no solo eso, sino que ni siquiera con toda la poblacion de este maldito pais se ocuparian todas esas parcelas, en el caso improbable de que toda la gente se trasladara a Florida. -Resoplo y dio un bote en su asiento-. ?Sabes lo que pasaria si todos los hombres, mujeres y ninos viajaran de pronto a Florida? Te lo dire: el planeta se desequilibraria e iriamos a la deriva por el espacio.

– Vale, Denton -repuse, poniendo los ojos en blanco-. No lo sabia.

– ?Y…! ?Y…! -vocifero, golpeando la mesa otra vez presa de la excitacion-. Te dire algo mas. Si toda la poblacion de China diera un salto a la vez, ocurriria lo mismo. El eje de la Tierra, o lo que sea, se iria a hacer punetas, no habria gravedad y saldriamos disparados hacia Marte. ?Sabes lo que pienso? Que China podria ser el pais mas poderoso del planeta si cayera en la cuenta de esa posibilidad. Solo tendrian que amenazar con dar un bote de pocos centimetros para poner al mundo entre la espada y la pared. ?Piensalo!

Lo pense y rogue que hubiera terminado con ese asunto.

– Todo lo que me explicas es muy interesante, Denton -dije con firmeza para dejar claro que daba por zanjado el tema de las estrategias chinas de dominacion mundial-; pero me parece que nos estamos alejando del asunto. Desearia liquidar algunas acciones. Lo siento, es lo que me dice el corazon.

– Muy bien, al fin y al cabo se trata de tu dinero -repuso sonriendo-. Tus deseos son ordenes para mi, amigo mio -anadio con elegancia.

– Bien -dije, y no pude evitar soltar una carcajada-. Averigua que puede hacerse. Un poco aqui, otro poco alla… Tampoco te pases. Ya me diras que se te ocurre.

– De acuerdo -repuso.

Me levante y, tras estrecharnos la mano, me dispuse a marchar, cuando anadio:

Вы читаете El ladron de tiempo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату