muy por encima de lo que habriamos podido esperar de un unico comprador, sino que excedia en mucho el dinero que podriamos ganar entre los dos durante toda una vida (normal). Ademas, Miklos estaba envejeciendo y ninguno de sus hijos poseia su instinto para la hosteleria, de modo que nos parecio un buen momento para vender. Como consecuencia de ello, ahora yo era dueno no solo de las acciones y las cuentas habituales, sino de una pequena fortuna. Si queria invertirla con inteligencia, debia consultar a Denton.
Corria marzo de 1929. Al cabo de una semana Denton me habia preparado una cartera de inversiones bastante fiables, repartiendo mi dinero entre empresas consolidadas como US Steel y General Motors, companias recientes como Eastman Kodak y varias empresas innovadoras que quiza despegasen si encontraban inversores dispuestos a apostar por ellas. Denton era un hombre muy listo pero extraordinariamente impaciente, un rasgo de caracter que no compartiamos. En cuanto le informe de mi intencion de invertir una suma considerable, empezo a llamar a sus contactos para dar con las mejores opciones y las empresas mas solventes, como si el mismo fuera a disfrutar de los beneficios. Yo no podia por menos de encontrar divertido su entusiasmo; confiaba plenamente en sus habilidades y disfrutaba mucho de su compania.
En esa epoca una joven desconocida entro en mi vida. Se llamaba Annette Weathers, tenia treinta y tres anos y era empleada de correos en Milwaukee. Una tarde lluviosa de abril llamo a la puerta de mi apartamento cerca de Central Park. Llevaba a un nino de unos ocho anos de la mano, mientras con la otra asia un par de bolsas grandes. Estaba empapada, a duras penas lograba contener las lagrimas y apretaba la mano del nino con desesperacion. Estupefacto, me pregunte quien seria y que querria de mi; solo tuve que echar un vistazo al nino para averiguarlo.
– Senor Zela -dijo al tiempo que dejaba las bolsas en el suelo para tenderme la mano-, siento molestarle, le escribi varias veces a California pero nunca me respondio.
– Hace mucho tiempo que no vivo alli -aclare, todavia de pie en el umbral-. Me traslade a…
– Washington, lo se -me interrumpio-. Perdone que haya venido, pero es que no sabia que hacer. Es que estamos… estamos… -balbucio, pero la tension acabo por vencerla y se desplomo a mis pies hecha un mar de lagrimas.
El chico me miro con recelo, como si yo fuese la causa del llanto de su madre. No sabia que hacer. Mi ultima experiencia con un chico de esa edad habia sido un siglo y medio antes, con mi propio hermano Thomas. Y desde entonces me habia mantenido alejado de los ninos. Abri la puerta del todo y los hice pasar. Acompane a la joven hasta el cuarto de bano a fin de que recobrase la compostura con un poco de dignidad y sente al nino en un gran sillon, desde donde siguio mirandome con una mezcla de temor e indignacion.
Una hora despues, Annette se encontraba sentada tranquilamente ante el fuego. Se habia dado un bano y llevaba una gruesa bata de lana. Empezo a explicar el motivo de su visita y a hablarme de su vida como si pidiera perdon por ambas; pero yo ya sabia quien era.
– Se puso en contacto conmigo despues de la boda, ?recuerda? Cuando murio su pobre mujer.
– Lo recuerdo. -De pronto cai en la cuenta del tiempo que llevaba sin dedicarle un pensamiento a Constance, y me desprecie por ello.
– Mi pobre Tom tambien murio ese dia. La vida sin el no me ha resultado facil, ?sabe?
– Lo imagino. Lamento no haberle sido de ayuda.
Annette era la viuda de Tom, a quien yo apenas habia tratado antes de mi boda con Constance y que no viviria para contarlo. Lo recuerdo muy bien ese dia, todavia me parece verlo caminando entre los invitados, abordando a Charlie, Doug y Mary, a quienes habia visto en la gran pantalla y las revistas de cine. Luego, mientras intentaba congraciarse con una joven actriz que habia aparecido en unos cortos de Sennett, desgraciadamente el coche de Amelia y Constance le aterrizo encima. Al dia siguiente el nombre de mi sobrino aparecio en los periodicos. Annette no se encontraba en el lugar de los hechos: en ese momento estaba embarazada y, segun Tom, no habia querido viajar de Milwaukee a California, aunque yo sospechaba que era el quien le habia prohibido que lo acompanase. Dado el comportamiento de Tom, deduje que su matrimonio no era feliz.
Era una joven de aspecto dulce, de cabello rubio, rizado y corto y mejillas palidas, la clase de chica a la que unos viejos malvados atarian a la via del tren en las peliculas de aquel tiempo. Tenia los ojos muy grandes, pero el resto de sus facciones eran suaves y poco llamativas, y poseia la piel mas impoluta que yo habia visto en todo un siglo. En cuanto la vi desperto en mi un deseo instintivo de protegerla, no solo a causa de su hijo o por los lazos que me habian unido a su difunto marido, sino por ella misma. Durante ocho anos Annette no habia cedido a la tentacion de comunicarse conmigo, aunque sabia que yo tenia dinero, asi que imagine que su visita no obedecia a la codicia sino a la necesidad y la desesperacion.
– Lo lamento muchisimo -dije levantando las manos en gesto de consternacion-. Deberia haber mantenido el contacto contigo, aunque solo fuera porque el nino es mi sobrino. Por cierto, ?como estas, Thomas?
– Lo llamamos Tommy… Pero ?como ha sabido su nombre? -Annette parecio repasar toda la conversacion para descubrir si habia mencionado el nombre de su hijo en algun momento.
Me encogi de hombros y sonrei.
– Pura casualidad -repuse, y al advertir que el nino permanecia en silencio, anadi-: Es un chico de pocas palabras, ?eh?
– Esta cansado. Le iria bien descansar un rato. ?Tiene una cama de sobra?
Me levante de un brinco.
– Claro. Ven conmigo, Tommy.
El chico se inclino hacia su madre con cara de espanto. Mire a Annette sin saber que hacer.
– Si no le importa, yo misma lo acompanare. -Se puso en pie y levanto a su hijo del suelo con facilidad, aunque era un nino de estatura normal para su edad y no necesitaba que nadie lo cogiera en brazos para llevarlo a la cama-. Los desconocidos le ponen nervioso.
Lo entendia perfectamente. Le mostre la habitacion y se quedo con el un cuarto de hora, hasta que el nino se durmio.
Cuando volvio le ofreci un brandy y la invite a pasar la noche en el apartamento.
– No quisiera molestarle -dijo, y vi que se le llenaban los ojos de lagrimas otra vez-. Pero se lo agradezco mucho. Voy a serle sincera, senor Zela…
– Matthieu, por favor.
Annette sonrio.
– Voy a serte sincera, Matthieu. He venido a verte porque eres mi ultimo recurso. Llevo mucho tiempo sin conseguir trabajo. Hace un ano despidieron a algunos empleados y desde entonces he sobrevivido con mis ahorros. Me atrase en el pago del piso y nos echaron. Mi madre murio el ano pasado. Esperaba heredar algo, pero la casa estaba hipotecada y el banco se la quedo, ademas de todo el dinero. No tengo mas familia. Se que no deberia haber venido, pero Tommy… -Miro hacia la puerta, se llevo una mano a los labios y se sorbio la nariz.
– Es natural que el nino necesite una casa -dije-. Escucha, Annette. No debes preocuparte. Deberias haber venido a verme mucho antes, o yo deberia haberme puesto en contacto contigo, da igual. En cualquier caso, Tommy es mi sobrino y tu, en cierto modo, tambien eres mi sobrina, de modo que estare encantado de ayudaros. -Titubee-. Lo que quiero decir -anadi como si fuera necesaria una aclaracion- es que hare lo que pueda por vosotros.
Me miro en silencio, como si mi respuesta fuese mucho mas generosa de lo que se habia atrevido a imaginar, coloco su vaso sobre la mesa y me abrazo.
– Gracias… -musito e, incapaz de seguir conteniendo las lagrimas, se abandono al llanto.
El destino logra unir a las personas mas insospechadas. Concerte una cita con Denton para plantearle ciertas cuestiones referentes a mis inversiones, pero unas horas antes me llamo para cancelar la reunion porque tenia que asistir a un funeral.
– El de mi secretaria -me conto por telefono-. Resulta que la han asesinado. ?Puedes creerlo?
– ?Que dices? ?Asesinada? ?Que ha pasado? -Recorde a la mujer de las ocasiones que habia ido al despacho de Denton: era una joven poco agraciada que siempre olia a crema hidratante.
– Bueno, todavia no es seguro. Al parecer se habia ido a vivir con un tipo, un aspirante a actor, con el que pensaba casarse. Una noche llego a casa rabioso porque no lo habian elegido en una prueba para actuar en Broadway y se le fue la mano con la pobre mujer. Despues de eso, ella ya no desperto.
– ?Que horror! -murmure con un escalofrio.