?verdad? Y no tengo paciencia para los documentales. Supongo que me pondras como presentador. Podria salir en las noticias. Dime, Matthieu, ?que me dareis? -inquirio, aferrandose a un hilo de esperanza. De pronto temi que fuera a echarse a llorar.
– Nada -intervino Polly, ahorrandome el mal trago de contestar-. No van a darte nada. Acaban de despedirte. ?Tengo razon o no, Matthieu?
Respire hondo y clave la mirada en el suelo. Aborrecia esa clase de situaciones, pero sabia que no era la primera vez, ni seria la ultima, que me tocaba vivirla.
– Si -respondi con pragmatismo-. En resumidas cuentas, es eso. Hemos decidido rescindir tu contrato, Martin.
Cualquier cerdo con un minimo de autoestima se negaria a vivir en el apartamento de mi sobrino.
Hace un par de anos, cuando encabezaba las listas de exitos y triunfaba como actor, Tommy tuvo la sensatez de invertir sus ganancias en una pequena propiedad y compro un atico de dos habitaciones. Es lo unico que posee de valor, y me sorprende que en todo este tiempo no lo haya vendido para costearse sus necesidades quimicas en lugar de pedirme prestado dinero cada dos por tres, con la consiguiente reprobacion por mi parte. Imagino que ese apartamento le proporciona el minimo de estabilidad que necesita en la vida.
El salon tiene techos altos y enormes ventanales con vistas al Tamesis que ocupan casi toda una pared. Como si fuera un nino retrocedi un paso, me incline y apoye las manos en el cristal mientras miraba hacia abajo aguardando la excitante sensacion del vertigo. La estancia estaba tan sucia que me pregunte si una ameba seria capaz de vivir alli sin correr a ducharse cada cinco minutos. A un lado habia un confortable sofa practicamente tapado por periodicos y revistas de moda; el suelo estaba cubierto de botellas vacias, latas volcadas y vasos, en general llenos de colillas de cigarrillos y porros. En un rincon, detras de un sillon con excesivo relleno, habia un condon usado. Lo mire asqueado. «Esta -me dije atonito, recorriendo con la mirada toda la porqueria que me rodeaba- es la casa de un hombre.»
Abri la puerta corredera que daba al estrecho balcon con barandilla de hierro. Un barco navegaba por el Tamesis y las parejas y las familias paseaban por la orilla. A lo lejos se divisaba la Torre de Londres y el palacio de Westminster, una vista que siempre me ha causado una gran impresion.
– Tio Matt.
Me volvi y vi a Tommy, que salia de su dormitorio poniendose por la cabeza una camiseta que acabo por cubrirle los pantalones cortos del pijama. Se habia recogido la larga cabellera en una coleta, dejando sueltas unas grenas que le caian sobre la cara. Parecia un espectro. Tenia ojeras, los parpados hinchados y enrojecidos y la nariz en un estado lamentable. Un tic nervioso delataba su reciente abuso de la cocaina. Negue con la cabeza y senti lastima. Siempre que creo que estamos estrechando nuestra relacion y que quiza Tommy conseguira sobrevivir pese a todo, ocurre algo, algo grave como en ese momento, y concluyo que no hay que hacerse ilusiones. Parecia la personificacion de la Parca.
– ?Como puedes…? -le reproche mientras miraba cenudo aquel campo de batalla.
– No empecemos, por favor -me interrumpio, irritado-. Estoy hecho polvo y solo me faltan tus broncas. Ayer tuve una fiestecita y me acoste a las tantas.
– Bueno, me alegro de que esto no sea lo normal, porque si asi fuera acabarias pillando la peste negra. He visto sus efectos en las personas y te aseguro que dista de ser agradable.
Hizo un poco de sitio en el sofa y el sillon y me sente en el primero mientras el se colocaba en la posicion de loto en el segundo, tirando de los pies para darse calor. Iba a cerrar la ventana pero cambie de opinion; mejor respirar aire fresco. Mientras miraba a Tommy, vi de nuevo el preservativo que yacia tristemente marchito en el suelo, no muy lejos de el. Cuando se dio cuenta, cogio un periodico y lo tiro encima, ocultandolo de la vista. Sonrio bobaliconamente. Me pregunte cuanto tiempo seguiria alli aquel condon, reproduciendose con el papel de periodico, creando quien sabe que mundos bacterianos en el seno de la alfombra.
– Tenemos un problema -dije.
Tommy bostezo.
– Lo se. Yo tambien he recibido una carta.
– ?De Hocknell?
– El mismo.
– ?Con el guion?
– Lo envio, pero aun no he tenido tiempo de leerlo. He estado ocupado con la fiesta, y ademas la semana pasada trabaje dieciocho horas diarias. Pero lei el resumen. Esta bastante claro lo que pretende.
– Yo si he leido el guion.
– ?Y?
– Es bazofia. -Me eche a reir a mi pesar-. No vale nada, es impensable producir algo tan malo. La idea es buena, supongo, pero el tratamiento es… -Negue con la cabeza, disgustado-, Hay partes de dialogo infumables.
Se abrio la puerta de uno de los dormitorios y aparecio una joven en bragas y camiseta. No parecia embarazada, de modo que no era Andrea. Pero me resultaba familiar. Quiza fuera una actriz o una cantante de esas que salen en los diarios sensacionalistas o la prensa rosa, su verdadero medio. Al vernos, solto un gemido y volvio a la habitacion. Tommy la contemplo marcharse y cogio un paquete de cigarrillos. Al encender uno y llenarse los pulmones con la primera nicotina del dia, pestaneo ligeramente.
– Es Mercedes -dijo, senalando con la cabeza hacia la puerta cerrada.
– ?Mercedes que?
– Simplemente Mercedes. -Se encogio de hombros-. Jamas usa su apellido. Como Cher o Madonna. Seguro que la conoces. Aunque no lo parezca, ha sacado el disco de baile mas vendido de este ano. Esta en la habitacion con Carl y Tina, que trabajan en la serie. Los tres se enrollaron anoche. El muy cabron.
– Bien -dije tras guardar el silencio pertinente, poco dispuesto a verme involucrado en las piruetas sexuales de los jovenes actuales-. Volvamos a Lee Hocknell…
– ?Que se joda! -exclamo haciendo un ademan de indiferencia-. Dile que su guion es una mierda y que no pensamos ni tocarlo. ?Que hara? ?Ir a la policia?
– Es una posibilidad.
– ?Con que? No puede probar nada. Recuerda; no mataste a su padre, y yo tampoco. Solo arreglamos el desaguisado, nada mas.
– Pero de forma ilegal -senale-. Mira, Tommy, no me preocupa lo que vaya a hacer, he conocido a tipos mucho mas duros en mi vida, creeme, y he pasado por situaciones mucho peores que esta. Pero no me gusta que me chantajeen, y quiero olvidarme de el de una vez por todas. No me gustan… las complicaciones. Ya me ocupare de esto, no te preocupes, solo queria ponerte al corriente.
– Muy bien, gracias -dijo, y guardo silencio.
Me levante para marcharme.
– ?Como se encuentra Andrea? -inquiri, pues nunca me interesaba por su salud.
– Estupendamente. -Se le ilumino el rostro-. Casi esta de seis meses, y se le nota bastante. Se levantara dentro de un rato. Si quieres puedes quedarte, y asi la conoces.
– No, no -rehuse, y di un paso hacia la puerta esperando abrirme camino entre la cienaga de basura que me separaba de ella-. No es necesario. Os invitare a cenar a casa algun dia.
– Estaremos encantados.
– Te llamare -dije antes de cerrar la puerta y asomarme a la atmosfera relativamente esteril del rellano.
Una vez fuera, respire hondo, desterre el asunto de Lee Hocknell de ini mente para el resto de la tarde y baje corriendo las escaleras a fin de salir cuanto antes a la luz del dia y el aire libre.
– ?Como fue? ?Rindio las armas con dignidad o presento batalla?
Suspire, aparte las notas que estaba preparando para una reunion y levante la vista. Aunque por lo general dejaba la puerta abierta, Caroline era la unica empleada de la emisora que ni siquiera hacia el gesto de llamar antes de entrar. Sencillamente cruzaba el umbral, no sin antes olvidar los modales y el respeto en el otro lado.