– ?El mar?
– Si, el mar. ?Por que te extrana que lo pregunte? ?Lo has visto o no?
– Claro que lo he visto. Primero navegamos de Francia a Inglaterra y despues vivimos un ano en Dover, ?no te acuerdas de que te lo conte?
Suspiro al recordar las historias que le habia explicado sobre mi vida en Paris y mis primeros meses en Inglaterra.
– Ya. Es que nunca he visto el mar, aunque he oido hablar de el muchas veces. ?El mar, las playas…! Tampoco se nadar.
Me encogi de hombros. Yo tampoco sabia mucho.
– Me encantaria ver el mar -concluyo.
Bebi otro largo sorbo y mire a la lejania. Los terrenos de Cageley House se extendian ante nosotros; no habia nada bajo el sol excepto hierba humeda y brillante. Oi los relinchos de los caballos en sus potreros y alguna que otra carcajada procedente de la parte trasera de la casa, donde los criados sacudian las alfombras en el aire estival. Me inundo una sensacion de felicidad y calidez tal que estuve a punto de echarme a llorar. Mire a mi amigo, que apoyaba la cabeza contra el tronco. Con una mano se aparto el dorado cabello de la frente y permanecio con los ojos cerrados y moviendo los labios en silencio.
– Solo un par de meses mas, Mattie -dijo al fin, arrancandome de mi ensueno-. Dentro de un par de meses ya no me vereis el pelo por aqui.
Lo mire sorprendido.
– ?Que quieres decir?
Se irguio y miro alrededor para asegurarse de que nadie nos oia.
– ?Sabes guardar un secreto?
Asenti.
– Bueno, supongo que sabes que tengo un dinero ahorrado.
– Claro -repuse. Jack hablaba mucho sobre ese asunto.
– Pues he conseguido una bonita suma. Si quieres que te diga la verdad, empece a ahorrar a los quince anos. Dentro de un par de meses tendre todo lo que necesito. Me ire a Londres y me instalare alli para siempre. Jack Holby no volvera a limpiar mierda de caballo en su vida, te lo aseguro.
Me entristecio que fuera a marcharse tan pronto, y no pude evitar pensar que, aunque me gustaba vivir en Cageley, un dia no muy lejano tendriamos que marcharnos tambien.
– ?Y que haras?
– Se leer y escribir. Antes de entrar aqui fui a la escuela unos anos. Podria trabajar como escribano en un despacho. Desearia entrar en algun negocio que me permitiera estudiar un poco mas. Quiza en la abogacia, o en contabilidad. No me importa, con tal de que sea estable y regular. He ahorrado suficiente para comprar acciones de alguna empresa, y asi me mantendre. Alquilare unas habitaciones y tendre la vida resuelta. -Le brillaban los ojos de entusiasmo.
– Pero ?no echaras de menos tu vida de aqui? -pregunte.
Solto una ruidosa carcajada.
– Llevas poco tiempo en esta casa, Mattie -dijo-. Todavia aprecias la estabilidad que te ofrece, pues era algo desconocido para ti. Yo, en cambio, llevo toda la vida aqui. Creci en esta propiedad, he visto como los tipos como Nat Pepys se dan la gran vida despilfarrando dinero a espuertas y robando a la gente, y no dejo de preguntarme por que no puedo hacer lo mismo. La diferencia entre el y yo es que yo me lo he ganado, he trabajado de firme para conseguirlo. Y no pasara mucho tiempo antes de que ese cabron me llame «senor».
Nunca me habia parecido tan evidente la antipatia que sentian el uno por el otro, aunque hay que decir que en el caso de Jack era mucho mas intensa. Y no solo porque Nat se hubiese portado mal con Elsie ni por el modo en que nos daba ordenes todo el tiempo. Se trataba de algo mucho mas profundo. El caso era que Jack no soportaba que alguien se creyese con autoridad sobre el. La idea misma lo horrorizaba. Llevaba sirviendo practicamente toda la vida, y repudiaba su condicion de criado. Era un revolucionario nato, pero no tenia un caracter impulsivo: jamas se habria marchado de Cageley obedeciendo a un arrebato, sino que esperaba al momento en que pudiera valerse por si mismo.
– Tendras que pensarlo -me aconsejo al cabo de un rato-. No puedes quedarte aqui toda la vida. Eres joven, deberias comenzar a ahorrar…
– Debo pensar en Tomas… -lo interrumpi- y en Dominique. No puedo largarme sin mas a donde me de la gana; tengo responsabilidades.
– Pero ?no lo cuidan los Amberton?
– No me iria sin el -repuse con firmeza-. Es mi hermano. No nos separaremos. Y ademas esta Dominique.
Jack solto un bufido.
– ?Que? -pregunte, mirandolo a los ojos-. ?Que quieres decir?
Se encogio de hombros y se mostro reacio a contestar.
– Es que… -titubeo, como si estuviera midiendo las palabras-. No se hasta que punto te necesita, la verdad. Parece capaz de cuidarse por si misma.
– No la conoces.
– Se que no es tu hermana -declaro, pronunciando las palabras con tal claridad que al principio fui incapaz de asimilarlas-. No soy ciego, Mattie.
Note que palidecia.
– ?Como…? -balbuci-. ?Como te has enterado?
– Es evidente por el modo en que la miras. Me he fijado. Y por el modo en que ella te mira a veces. Si quieres saber mi opinion, te dire que nunca he visto a dos hermanos comportarse asi. Quiza haya pasado la mayor parte de mi vida encerrado en esta jaula, pero no soy tan tonto.
Me apoye contra el arbol y me pregunte por que nunca le liabia contado a Jack la verdad. Por que Dominique y yo no le habiamos explicado a nadie lo ocurrido entre nosotros. Quiza porque al principio habiamos temido tanto que nos separasen que inventamos una mentira, y despues nos acostumbramos a ella sin que se presentara la oportunidad de aclarar el engano.
– ?Lo sabe alguien mas? -pregunte.
Jack nego con la cabeza.
– No, que yo sepa. Pero la cuestion es que, independientemente de lo que sientas por ella, debes llevar las riendas de tu propia vida.
Nos iremos algun dia, cuando estemos preparados.
– Entonces, ?la quieres? -me pregunto, y adverti furioso que me sonrojaba.
Aunque en los ultimos dos anos el deseo me consumia de la manana a la noche tanto si la veia como si no, nunca se me habia ocurrido contarselo a nadie, y tanto me extrano que de pronto alguien me lo preguntara que me quede sin palabras.
– Si -dije finalmente-. La quiero. Asi de sencillo.
– ?Y crees que ella te quiere?
– Por supuesto -respondi sin titubear, aunque estaba menos convencido que antes-. ?Con lo guapo que soy! - anadi con una sonrisa para aligerar la tension.
– No se… -musito Jack, pensativo, y no supe si dudaba que yo fuese guapo o que Dominique me quisiera.
– Lo que ocurre -prosegui, sin hacer caso de sus posibles dudas, ya que en ese momento solo me interesaba reafirmar los sentimientos de Dominique hacia mi- es que me ve como su… -Me interrumpi, preguntandome que imagen tendria de mi-. Como su… como… -Ignoro por que era incapaz de concluir la frase.
Jack se limito a asentir con la cabeza y, tras acabarse la cerveza, se puso de pie y se desperezo.
– Ya veo -dijo-. Dominique se la cree… me refiero a la mentira. Ha conseguido convencerse de que es verdad.
Lo mire de reojo.
– Quiero decir eso de que sois hermanos -aclaro-. Ha acabado sintiendo que esa es la relacion natural entre tu y ella.
– ?Que va! Lo que pasa es que oculta sus sentimientos. No la conoces como yo.