puso de pie y se acerco a la ventana-. No tengo problemas de autoestima, gracias.

– ?Te gusta vivir en California? -pregunte al cabo de un rato.

Empezaba a elaborar un plan para llevarmela lejos de alli, para apartarla de esa gente anodina que ya me tenia harto. Mirara donde mirase, a todo el mundo le obsesionaba lo mismo: la fama, las peliculas, un punado de famosos y como arrimarse a alguno de ellos en una fiesta.

– ?Por que no deberia gustarme? -contesto con indiferencia-. Tengo todo lo que necesito: amigos, una casa, a ti…

– ?Que te pareceria si hacemos un viaje? Por ejemplo, un crucero; quiza por el Caribe.

– Me encantaria. ?Podria ponerme la ropa que me apeteciera y no llevar maquillaje? ?Y dedicarme a leer en lugar de a mirar?

– Lo que quisieras. -Sonrei-. ?Que te parece? Podriamos partir manana mismo. O dentro de diez minutos.

Por un instante pense que la habia convencido, pero de pronto se le ensombrecio el rostro, hundio los hombros y supe que no iriamos a ninguna parte. Su mirada denoto una profunda decepcion.

– ?Y que hago con Amelia? No puedo dejarla.

– Es lo bastante mayor para cuidarse -proteste-. Ademas, tiene a Charlie.

– Sabes perfectamente que no es verdad, ni una cosa ni la otra -replico friamente.

– Escucha, Constance -me levante y la cogi por los hombros-, no puedes pasarte la vida preocupandote por tu hermana. Tu misma has dicho hace un momento que tienes miedo de que tus mejores anos hayan pasado ya. No dejes que eso ocurra. ?Vamos, si cuando te hiciste cargo de Amelia eras mas joven de lo que ella es ahora!

– Si, y fijate lo mal que lo he hecho. A punto de cumplir los dieciocho anos y no es mas que el juguete de una estrella de cine multimillonaria que casi le dobla la edad y que, en cuanto se canse, la dejara tirada como una colilla.

– Eso no lo sabes.

– Claro que lo se.

– Quiza la quiere de verdad.

– Quien la quiere soy yo, Matthieu, ?no lo entiendes? Y mientras no este segura de que es capaz de cuidar de si misma no pienso apartarme de ella. Puede que no falte mucho. Cuando rompa con Chaplin, lo pasara mal pero saldra fortalecida. Si sobrevive a eso, lograra sobrevivir a lo que sea. Se de que hablo, creeme.

A continuacion se produjo un silencio durante el cual sus palabras calaron poco a poco en mi mente, donde enseguida desarrollaron vida propia. Me sente lentamente mientras Constance me miraba a los ojos, intentando mantenerse entera y ocultar el miedo que le producia mi posible reaccion.

– ?Tu y Charlie…? -pregunte, negando con la cabeza. No se me habia ocurrido que pudiera haber existido algo entre ellos-. ?Cuando…? ?Cuando fue? ?Hace poco? ?Despues de conocerme?

– No, Dios mio, fue hace mucho -dijo al tiempo que se servia otra copa-. Bueno, la verdad es que solo han pasado dos anos. Lo conoci en una fiesta. Yo era una de sus admiradoras, me tenia hechizada. No me importaba que estuviera casado. Ademas, todo el mundo sabia que Charlie detestaba a Mildred. Seria una estupidez decir que el me sedujo, porque no fue asi. Nos deseabamos. Y debo reconocer que se porto muy bien conmigo. Se desvivia por mi. Como novio es maravilloso, ?sabes? Fue solo… la manera en que nos separamos lo que me dolio.

Enarque las cejas con aire burlon.

– Continua -la anime.

– Es una historia ridicula. -Solto una carcajada mientras se enjugaba una lagrima-. Y no es que salga muy bien parada, la verdad.

– Cuentamela de todas maneras -insisti.

Se encogio de hombros con expresion de cansancio, como si la historia de su idilio ya no le importara.

– Fue en casa de Doug y Mary. Celebraban una fiesta de cumpleanos. Me quede en un rincon hablando con un actor de poca monta de los estudios Essanay que segun creo habia tenido algun papel en Charlot en el banco y Charlot en el teatro. Charlie se habia enfadado con el (Dios sabra por que, alguna tonteria, seguramente) y no se lo llevo a Mutual cuando cambio de estudio. En resumen, el chico lo habia pasado mal desde entonces y me estaba pidiendo que intercediera por el ante Charlie, que lo ayudara a congraciarse con el; mientras tanto, yo solo pensaba como quitarmelo de encima, pues si habia algo que no soportaba era la gente que, por el hecho de que Charlie y yo fueramos pareja, me creia capaz de conseguirle un papel en sus peliculas. Resolvi que iriamos a buscar a Charlie para que hablaran y se arreglaran entre ellos mientras yo me escabullia y me centraba en alguien mas interesante. Encontre a Charlie junto a la piscina hablando con Leopold Godowsky, el concertista de piano a quien tanto admiraba, y volvi a presentarle al chico, al que saludo con un caluroso apreton de manos y permitio que se incorporara a la conversacion como si tal cosa. Parecia encantado de volver a verlo. Anuncie que volvia adentro y Godowsky dijo que me acompanaba. No le di mas vueltas al asunto y al entrar hablamos unos minutos. Le conte que en una ocasion lo habia oido tocar, en Boston, cuando era nina; mi padre habia sido un admirador incondicional de el. Se sintio halagado de que recordara aquel concierto y me conto una historia que me hizo reir sobre una soprano gorda que bebia zumo de serpiente para mejorar su voz. Y que yo sepa no ocurrio nada mas. Mas tarde, cuando volviamos a casa en coche, Charlie no me dirigio la palabra. Adverti que estaba enfadado, pero me sentia agotada y no tenia ganas de darle cuerda preguntandole que le pasaba, de modo que me hice la dormida y cuando llegamos a casa fui directa a la cama. No queria volver a casa con Amelia esa noche, pues esperaba que a la manana siguiente la tormenta hubiera pasado.

Constance evitaba mirarme y no podia dejar de temblar; me habria gustado abrazarla, pero decidi permanecer donde estaba para no interrumpir su relato. Intui que no le habia contado esa historia a nadie, ni siquiera a Amelia.

– En fin -continuo-, me meti en la cama e intente conciliar el sueno, mientras esperaba a Charlie, que por fin, unos quince minutos mas tarde, aparecio.

»-Levantate -ordeno con voz firme, cerrando de un portazo la puerta de la habitacion-. Levantate y vete de aqui.

»-?Que? -pregunte, fingiendo que me habia despertado-. ?Que ocurre, Charlie?

»Se inclino sobre la cama, me apreto los hombros con las manos hasta dejarme marcas y repitio con voz clara, pronunciando cada palabra con exactitud:

»-Levantate. Vistete. Largate.

»Cuando le pregunte por que, que habia hecho mal, empezo a meter mis cosas en una maleta, maldiciendome por haberle llevado el chico mientras hablaba con Godowsky junto a la piscina.

»-Ese hombre es quiza el mejor pianista del mundo -gruno agitando los brazos histrionicamente-, y tu vas y me impones la presencia de un actor en paro para llevartelo y poder flirtear con el en otra habitacion. No soy suficiente para ti, ?eh?

»-Yo nunca… -intente explicarme, pero no me dejo acabar.

»Estaba rojo de furia, como si yo lo hubiese tramado todo, cuando lo unico que habia hecho era intentar quitarme a un pelmazo de encima y no interferir en los asuntos de Charlie. Bueno, la bronca fue a peor y a las cuatro de la manana me encontre en la calle buscando un taxi. No me hablo en meses, pero yo lo llamaba continuamente. Estaba enamorada, ?sabes? Le escribia cartas, me presentaba en el estudio, le enviaba telegramas, pero no me hizo el menor caso. Mi desesperacion era absoluta. Luego, una tarde, mientras almorzaba con Amelia en la ciudad, lo vi entrar en el restaurante con un par de amigotes. Al reconocerme palidecio un poco e intento irse antes de que me percatara de su presencia, pues siempre ha odiado las escenas en publico y temia que le montara una. Decidi no acercarme. Entonces reparo en mi hermana, que lo miraba boquiabierta, y en pocos minutos el restaurante y el mundo entero se me vinieron encima. Se sento a comer a nuestra mesa, paso el dia con nosotras y no hizo la menor alusion a lo que habia ocurrido entre los dos meses atras. Se comporto en todo momento como si solo fueramos buenos amigos que disfrutabamos de la mutua compania de vez en cuando mientras nos poniamos al dia de los ultimos chismorreos de sociedad. Cuando la relacion entre el y Amelia fue mas en serio, me negue a desaparecer. Era mi manera de estar cerca de Charlie, ?entiendes? El hecho, Matthieu, es que he sido muy poco sincera contigo desde el principio.

Asenti. La cabeza me daba vueltas. ?Acaso habia estado enganandome todo ese tiempo? Me senti ultrajado. Hasta ese momento creia que estaba enamorada de mi.

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