tumbada desnuda sobre una alfombra persa delante de la chimenea, anadiendo que mientras escribia el mensaje tenia una botella de champan enfriandose en el congelador. Esa vezTommy se echo a reir y me llamo para contarme lo que mi novia estaba tramando. Decepcionado, aunque nada sorprendido, decidi suplantar a mi sobrino, y cuando llegue al apartamento encontre a Tara en la posicion exacta que habia descrito. Al verme se quedo sin habla, pero enseguida se repuso y fingio que, imaginandose que me disponia a visitarla, habia querido darme una sorpresa. Le dije que estaba mintiendo, que no me importaba especialmente, pero que todo habia acabado entre nosotros y que seria mejor que volvieramos a nuestra relacion profesional del pasado.
El domingo siguiente publico en un importante periodico dominical un articulo titulado «Tara dice: ?Di que no!», en el que explicaba que acababa de dejar una relacion con un actor de telenovela (no daba su nombre, pero por su descripcion era evidente a quien se referia). Afirmaba que sus relaciones sexuales habian rozado lo prohibido y que habia disfrutado al satisfacer todas las fantasias del joven y obligarlo a representar las suyas. Habia decidido poner fin a la aventura, decia, al ver que el intentaba arrastrarla a su mundo de alcohol, heroina y cocaina. «Cuando me fije en su mirada al ofrecerme la cucharilla de plata y el mechero Bunsen de la ignominia - escribio en tono histerico-, supe que nunca podria ser la mujer que el queria que fuese: una piltrafa humana como el, alguien que, con tal de conseguir la siguiente dosis, haria cualquier cosa, prostituirse, robar a ancianas, vender drogas a ninos, una mujer insignificante y despreciable. Lo mire fijamente y negue con la cabeza. 'Tara dice: Hasta aqui hemos llegado', le espete.»
El lunes siguiente por la manana, Tommy, la parte inocente de esta historia (si bien todo lo que Tara imagina de su vida privada es, sin duda, verdad), fue llamado a presencia del productor ejecutivo, quien le advirtio que si la senorita Morrison hubiese dado su nombre en el articulo habria sido despedido de inmediato. Como no lo habia hecho, y era imposible probar que se referia a el, al menos debia darse por amonestado oficialmente. Anadio que tenia una responsabilidad con sus admiradores, las jovenes que sonaban con casarse algun dia con el y los chicos que seguian con pavor la lucha que Sam Cutler libraba contra el cancer de testiculo. Aun reconociendo que era el personaje mas popular de la serie, declaro que, si reincidia, el, el productor ejecutivo, no tendria ningun escrupulo en hacer que sufriera un accidente de trafico, lo matasen o le contagiaran el sida.
– Supongo que se refiere a mi personaje -tanteo Tommy-. Haria que todo eso le pasara a Sam Cutler, ?no?
– Si, claro -murmuro el productor.
Ese incidente fue el preludio de un par de meses desastrosos en la vida de Tommy, durante los cuales los
De modo que esa noche, mientras comia pate, bebia vino y escuchaba a Wagner, no deseaba otra cosa que relajarme y olvidarme de los acontecimientos del dia. No volveria al canal en una semana, y hasta entonces tenian ordenes estrictas de no llamarme, salvo que se tratara de una verdadera emergencia. Asi que cuando sono el timbre me sobresalte, y mientras me dirigia a abrir la puerta rece en silencio para que no fuera mas que un fallo electrico y no hubiese nadie en el rellano.
Era mi sobrino, que se pasaba la mano por el oscuro pelo mientras esperaba a que le abriese la puerta.
– Tommy -dije en tono de sorpresa-. Es muy tarde. Estaba…
– Tengo que hablar contigo, tio Matt -anuncio antes de empujarme y entrar.
Cerre la puerta con un suspiro mientras el se dirigia instintivamente a la habitacion donde tengo las bebidas alcoholicas.
– ?Me dijiste que me darias el dinero! -grito; se le quebro la voz y por un instante pense que iba a llorar-. Me prometiste que…
– Sientate y calmate, por favor, Tommy -le rogue, obligandolo a acomodarse en el sofa-. Me olvide, lo siento. Quedamos en que te lo enviaria, ?verdad? Se me fue de la cabeza.
– Pero me lo daras, ?no? -suplico, levantandose y agarrandome por los hombros, de modo que me vi incapaz de empujarlo de nuevo al sofa-. Si no me lo das, tio Matt, van a…
– Te firmare un talon ahora mismo -dije al tiempo que me zafaba y me refugiaba detras de mi escritorio, en un rincon de la estancia-. Te lo aseguro; me despiste, Tommy. No tenias por que presentarte aqui a estas horas a perturbar mi paz. Bueno, ?cuanto dinero acordamos? ?Mil?
– Dos mil -contesto sin apenas respirar; observe su rostro brillante de sudor e iluminado por el resplandor del fuego-. Quedamos en dos mil libras, tio Matt. Me prometiste dos…
– Por Dios bendito, te firmare un talon por tres mil y no se hable mas. ?Que te parece? ?Te bastara con tres mil?
Asintio con la cabeza y escondio la cara entre las manos un instante antes de mirarme con una amplia sonrisa.
– Lo siento… mucho -balbucio.
– No te preocupes.
– Detesto la idea de pedirte nada… pero es que tengo muchas facturas que pagar.
– Me lo imagino; la electricidad, el gas, el impuesto municipal.
– Exacto, el impuesto municipal. -Asintio con la cabeza como si ese fuese un pretexto tan bueno como cualquier otro.
Arranque el talon y se lo di. Lo examino antes de meterlo en la cartera.
– Tranquilo -dije. Me sente frente a el, le servi una copa de vino, que acepto entusiasmado, y anadi-: Lo he firmado.
– Gracias -murmuro-. Deberia irme. Me esperan.
– Quedate un rato, hombre. -No queria saber quien lo esperaba ni para que-. Dime cuanto has gastado ya de ese dinero.
– ?Cuanto he gastado?
– Si, cuanto dinero debes a esa gente, y no me refiero a la compania telefonica ni la del gas. ?Cuanto hay que repartir apenas abran los bancos manana?
– Todo -admitio tras un titubeo-. Pero entonces ya estara. Habran acabado mis quebraderos de cabeza.
Me incline hacia el.
– ?A que te dedicas exactamente, Tommy?
– Ya lo sabes, tio Matt. Soy actor.
– No, me refiero a cuando no estas en el plato. ?En que lio te has metido?
Solto una carcajada y nego con la cabeza; ahora que habia conseguido el dinero, se lo veia ansioso por marcharse.
– No estoy metido en ningun lio. He hecho unas malas inversiones, eso es todo. Gracias a este dinero saldare las deudas y saldre adelante. Te lo devolvere.
– No, no lo haras -repuse con indiferencia-. Pero no importa, no voy a perder el sueno por tres mil libras. El que me preocupa eres tu.
– No te creo.
– Pues deberias -proteste-. Recuerda que presencie la muerte de tu padre, y tambien la de tu abuelo. -Me detuve en esa generacion.
– Mira, tio Matt, no pudiste hacer nada por salvarles la vida, y tampoco lo conseguiras conmigo. De modo que dejame tranquilo. Me las apano muy bien solo.
– No me dedico a salvar vidas, Tommy. No soy sacerdote, sino socio de un canal de television via satelite. Pero no me gusta que la gente muera tan joven. Lo encuentro sumamente ridiculo.