– En este caso lo fue. El entierro resulto de todo menos placido.
– ?Que sucedio?
– El padre de Elena se puso como loco. Es mas, yo creo que lo esta. ?Dios…! -se estremecio-. Con su hija de cuerpo presente empezo a gritar igual que un iluminado, llorando, montando un numero espantoso… Dijo que Dios la habia castigado, pronuncio no se cuantas frases biblicas y luego, ya en plan mas realista, le juro a Laura que le devolveria todo el dinero del entierro. A Laura solo le faltaba eso.
– ?Se puso violento?
– No, eso no. Gritos y cara de iluminado, ya sabes.
– ?Quien asistio al entierro de Elena?
– No demasiada gente, la verdad, y yo apenas si conocia a nadie. Tampoco hice preguntas. ?Que mas me daba?
– Elena Malla estuvo hospitalizada hace poco.
– ?Ah, si? No lo sabia.
Era lo menos convincente que me habia dicho hasta ese momento, pero no quise forzarla. No era importante. Ahora reinaba la paz entre los dos.
– ?Que hizo Laura despues del entierro?
– Se fue a su casa.
– ?Sola?
– No, yo la acompane. Fue cuando me pidio que pasara unos dias con ella.
– ?Tenia miedo?
– ?Por que iba a tener miedo? Simplemente estaba muy afectada. Es algo de lo mas natural.
– Laura debia de saber por que se suicido Elena.
– Es posible. Puede que me lo hubiese contado si yo hubiera estado con ella.
– ?Por que no fuiste ayer mismo, por la noche?
– Laura queria hablar primero con Alex, a solas, y no me preguntes por que, puesto que tampoco lo se. Me dio unas llaves para que pudiera entrar sin problemas en caso de que ella no estuviese al llegar yo, o por si la pillaba dormida, ya que si lo esta no oye el timbre de la puerta. Yo no sabia a que hora estaria ahi.
Por fin salia el nombre.
– ?Quien es Alex?
– El novio de Laura.
– ?Novio?
– Si, novio. -Hizo un gesto tajante.
– ?Por que no viven juntos?
– ?Y yo que se, tio?
– ?Y por que no se quedo el con ella?
– Lo mismo: ni idea. Pero a veces hay cosas que es mejor compartir entre chicas, ?vale? -Me lanzo una de sus miradas cargadas de dudas-. ?Y tu vives en el piso de enfrente de Laura? ?Joder! Pues no te enteras de la misa la mitad. ?Nunca viste a Alex?
– Ni a el ni a nadie. -Pense en lo de la Agencia Universal-. Mis horarios son muy anarquicos. Supongo que como los de ella. Nos cruzabamos a veces, pocas, y, que yo recuerde, nunca la vi acompanada. En segun que escaleras, nadie sabe nada de sus vecinos. Luego te sorprendes cuando lees que tenias a unos etarras arriba. - Recorde algo y agregue-: De todas formas, Alex tenia que estar por alli a menudo. Habia un recado para el en el contestador automatico de Laura esta manana.
– ?Que decia? -Julia se envaro aunque lo disimulo.
– Oh, nada. -Fingi indiferencia-. Lo de volvere a llamar y todo eso.
No insistio.
– ?Sabes algo de las actividades de tu amiga?
– No demasiado, salvo que era muy guapa, un pedazo de mujer, y una buena modelo y actriz.
– ?Algo acerca de con quien se relacionaba?
– No, ni idea. No vamos por ahi contando con quien salimos.
Quiza mas tarde llegase la hora de los truenos. De momento echaba balones fuera. Segui con mi linea blanda.
– La segunda vez que estaba en el piso, aparecio Agata Garrigos.
– Ah.
– Dejo una nota por debajo de la puerta. Una nota muy extrana.
– ?Puedo verla?
– Si, claro. -La saque del bolsillo y se la pase.
Julia la leyo en voz alta aunque para si misma: «He cambiado de idea. Estoy dispuesta a negociar con usted. Es urgente. Pongase en contacto conmigo hoy mismo». Levanto los ojos, plego los labios en un claro gesto de incomprension y me la devolvio.
– ?Sabes algo de esto?
– Supongo que si -admitio, consciente de que yo la habia seguido.
– ?Quien es Agata Garrigos?
– Una que tiene mucho dinero -dijo con admiracion y pesar.
– ?Que relacion tenia con Laura? ?O contigo ahora?
– Conmigo, ninguna. Yo solo hacia de intermediaria. Laura tuvo un lio con su marido, Constantino Poncela. El tio supo enrollarsela bien, primero sin decirle que estaba casado, y luego… En fin, no se exactamente como se lo montaron ni que viento se traian. Duro lo que tardo Alex en volver, un par de meses.
– ?Alex estaba fuera?
– Si, haciendo una pelicula barata. A Laura se le cruzaron los cables, pero ella estaba colada por el. Alex chasqueaba los dedos y Laura saltaba. Asi son las cosas.
– ?Dejo al tal Poncela?
– Laura siempre ha necesitado un hombre cerca. Me lo dijo ella misma. Era muy fuerte de caracter pero al mismo tiempo… Supongo que se sentia sola, celosa, porque Alex atrae a todas las mujeres como un iman. Penso que se lo estaba montando con otras y lo suyo con Poncela fue mas alla de lo normal. Se sintio impresionada por lo que tenia y por lo que seguramente le dijo que le daria. El mundo a sus pies.
– ?Igual que Andres Valcarcel?
– ?Quien es ese?
– El que le compro a Laura el piso de Juan Sebastian Bach.
– No lo sabia. Nunca he oido hablar de el.
– ?Se entero la mujer de Poncela del lio de su marido?
– Si, y metio baza. Toda una dama, ?sabes? Fue a ver a Laura y esta, que ya habia recuperado a Alex, le aseguro que no volveria a suceder nada. Lo malo es que el tipo estaba colgado por Laura e insistio. Llamadas y todo eso. Se puso pesado.
– Esa nota habla de un chantaje.
– ?Que dices, hombre?
– «Estoy dispuesta a negociar con usted.» -Eso puede significar cualquier cosa.
– ?Por que has ido a hablar con Agata Garrigos?
Esperaba la pregunta, y ya tenia la respuesta preparada.
– Laura estaba harta de Constantino Poncela y de su mujer. Me pidio que fuese a verla, antes de que la mataran. Me lo dijo despues del entierro de Elena. Asi que yo habia quedado con esa mujer para explicarle la verdad, es decir, que vigilara a su marido, porque de Laura ya no tenia de que preocuparse.
– ?Y has ido a pesar de que Laura habia muerto?
– Si, he ido. Es lo menos que podia hacer, ?no?
– ?Es lo que le has dicho?
– Si.
No se correspondia en nada con la escena que yo habia visto en las escalinatas de la iglesia. Ni por los gestos ni por las reacciones de una y otra.
– Me ha parecido ver que la senora Poncela se echaba a llorar.