llame a la policia. ?Y si Laura tenia las llaves de aquel piso, lo sabias y te metiste en el para confundirme? ?Me tocaba a mi llamar a la pasma y hundirme en el problema? ?Crees que naci ayer?
Tenia su logica. Lo reconoci.
Y hablaba como una experta.
– De acuerdo, esta bien -intente calmarla-. Los dos desconfiamos, y es logico, pero ahora es distinto.
– ?Por que es distinto?
– Yo no estaria aqui si la hubiese matado, y tu…, bueno, no se quien eres, aun no tengo ni idea de que papel tienes en todo este lio. Para empezar, no eres la prima de Laura.
– Te dije lo primero que se me ocurrio.
– ?Y lo de no llamar a la policia?
– ?Tu excusa es mejor que la mia? A ti te ha dado por salir a investigar, y a mi esa gente no me gusta. Hacen preguntas, te marean, y a la que pueden te cargan todos los mochuelos. No he querido problemas, y mas despues de verla a ella…
Recordarla la hizo palidecer. Se sirvio otra generosa racion de whisky que desaparecio con tanta rapidez como la primera.
– ?Por que no te gusta la policia?
– Eso es asunto mio.
– ?Antecedentes?
No me contesto. Me lanzo una de sus miradas atravesadas, llenas de animadversion personal. Con unos ojos como los suyos, eran mortales.
La sostuve y volvio a relajarse un poco.
– ?Por que te interesa saber quien la mato?
– Te lo he dicho.
– ?Vas a escribir un reportaje?
– Tal vez. Depende de lo que encuentre.
– Te gustaba Laura, ?eh?
– Si -reconoci.
– No hiciste nada en vida, y ahora quieres hacerlo cuando ha muerto.
– Julia…
– No se quien la mato.
– Lo imagino. Pero sabras cosas.
– No, no creo.
– Escucha. -Me estaba hartando de dar vueltas en circulos, asi que lance una andanada, como quien dispara con una escopeta de perdigones a una bandada de patos esperando darle a uno-. Quiero saber que relacion habia entre Laura y tu, y entre Laura y Elena Malla, lo que paso ayer en el entierro, por que Laura lo pago todo teniendo Elena un padre, que papel tiene Alex en todo esto, por que fuiste a verle hace un rato, y que por que te entrevistaste con Agata Garrigos, cerca de su casa, despues de que ella estuviese en el piso de Laura y le dejase una misteriosa nota bajo la puerta.
Logre impresionarla.
– ?Como cono sabes tu todo eso?
– Te dije que iba a investigar.
– Pues te has movido mucho -advirtio-. O tienes una varita magica o te cunde el tiempo.
– No ha sido tanto como parece. Solo tengo un monton de datos sin sentido. ?Vas a ayudarme?
– Te las apanas muy bien solo.
– Julia… -repeti hastiado.
– ?Te crees que se de que va esto?
– Algo mas que yo si sabras. Espero que te interese saber quien le hizo todo eso a tu amiga.
– Tuvo que odiarla mucho -musito.
Se sirvio el tercer whisky. Tenia aguante. Yo apure mi vaso de agua. Sentado delante de ella y con la falda tan corta, le veia la ropa interior, de color negro brillante. No era lo que se dice recatada. Pasaba mucho. Y de mi, mas. Tal vez me provocase jugando con sus armas. Sabia que las tenia. Debia de saberlo desde que tenia doce o trece anos, y vivia con ello a cuestas. Su desparpajo era el de alguien que tiene seguridad en si misma y domina las debilidades de los hombres.
– ?Como has sabido mis senas?
– Te he seguido desde casa de Alex.
– ?Que hacias alli?
– Lo mismo que tu. No contesta al telefono.
– ?Y como has dado con el?
– La agenda de Laura. -La saque del bolsillo y se la mostre. Eso debio de ser el golpe definitivo.
– Escucha… Lo siento. -Se llevo una mano a la cabeza-. Estoy tan desconcertada como tu, ?vale? Tengo su imagen aqui y aun no se… ?Que clase de hijo de puta le hace eso a alguien? ?Puedes decirmelo?
Empezabamos a entendernos.
XVII
– Laura y yo no eramos las mejores amigas del mundo, intimas ni nada parecido -empezo a hablar-. Pero si nos teniamos la suficiente confianza como para comentar algunas de nuestras cosas y todo eso. Habiamos coincidido en pases de modelo, sesiones fotograficas… Hasta nos pareciamos un poco, fisicamente. Ella era mayor que yo, y pense que siempre podia aprender algo de su experiencia.
– ?Eres modelo?
– Si. Bueno… No soy una
– ?Y Elena Malla? ?Tambien era modelo?
– Lo mismo, si. A ella la conocia menos. Elena si era amiga de Laura. Muy buena amiga. Yo apareci despues.
– ?Como supiste que Elena habia muerto?
– Anteayer por la noche. Me llamo Laura, muy afectada, no te lo puedes imaginar. Necesitaba un poco de consuelo moral, porque estaba deshecha.
– ?Por que se hizo cargo Laura de todos los gastos del entierro de Elena?
– Por amistad. ?Por que otra cosa?
– Elena tenia un padre.
– Un padre con el que no se hablaba. Laura prefirio ocuparse de todo y pasar de el.
– Sin embargo, ese hombre fue al entierro.
– Es lo menos, ?no? Era su hija. Laura le llamo y le dio la noticia.
– ?Estabas delante cuando lo hizo?
– Si.
– ?Y?
– Nada. Un tremendo silencio al otro lado. Luego un «?Dios mio!» y la pregunta ritual, el como. Laura se lo dijo de la mejor forma posible, con tacto. El tipo volvio a repetir lo de «?Dios mio!» y colgo.
– ?No pregunto nada?
– No.
– ?Sabes por que se suicido Elena?
– No, ya te he dicho que la conocia a traves de Laura. Oye -fruncio el ceno intrigada-, ?por que te interesa tanto la muerte de Elena? ?Que tiene que ver con lo de Laura?
– Puede que nada -reconoci-. Pero me dejo llevar por el instinto y se por experiencia que la muerte llama a la muerte. Las casualidades no abundan. Lo de Elena tal vez fuera lo unico relevante que sucedio antes de que mataran a Laura. Una muerte siempre afecta a las vidas de quienes rodean a la victima. Es el detonante de muchos sentimientos.