Elena y lo que estaba haciendo con Laura?
– Ellas eran dos imbeciles.
– Y tu no. Ademas de este cuerpo tienes un coeficiente intelectual de 200, ya. ?Te compartia con Laura con el consentimiento de ella? ?Lo sabia? Contestame una pregunta. Si Alex te quiere tanto, ?por que estas en la Agencia Universal?
– Me gusta el dinero, y se gana bastante siendo senorita de compania.
– Puta de altos vuelos.
– Me aburres, Daniel.
– ?Te habia pedido ya Alex que tomaras parte en un chantaje?
– Para eso tenia a Laura. Yo estaba al margen. El nunca…
– ?Y me has llamado imbecil a mi varias veces? Despierta, nena. Lo tuyo con Alex no era distinto. Baja de las nubes. No puedo creer que te aferres a ese cuento de hadas.
– Yo nunca he hecho chantajes con Alex -repitio mas crispada-, y te lo repito otra vez: no soy una drogata.
– Con Alex no, pero estabas dispuesta a hacerlo por tu cuenta -recorde algo-: Cuando hable con Constantino Poncela por telefono, me dijo: «No se deje ninguno. Los quiero todos». Asi que el se referia a los negativos. Dijo «ninguno» y «los», no «ninguna» y «las». Y si los negativos eran para el, las fotos debian de ser para su mujer. Joder! -Me admiro su tactica-. Laura muerta y tu disparada. Es alucinante.
– Si, Laura muerta y Alex volatilizado. ?Que querias que hiciese?
– Entonces aparezco yo, en tu casa. Y piensas que soy el unico que puede llevarte a alguna parte. Por eso me seguiste.
– Nunca te crei del todo -se sincero.
– Ahi si dices la verdad, igual que yo tampoco te crei del todo. Lo malo es que nunca has creido a nadie. Ese es tu problema. Si te hicieron dano de nina o adolescente, lo estas pagando con el mundo entero. Te sientes victima, y crees que eso te justifica para ser una depredadora. Lo has pasado mal y ahora vas a por todo.
– No seas moralista, por Dios. No te va.
– No sabes de que te estoy hablando, ?verdad?
– Miralo por el lado bueno: te has acostado conmigo.
– ?Eres el premio gordo?
– De sobra sabes que si. Ahora mismo darias lo que fuera por que todo esto no estuviese pasando. Para poder volver a verme.
– ?Tan segura estas?
– Oh, si, pequeno. Tan segura estoy. Anoche pudiste comprobarlo.
Me senti furioso. Era buena en la cama. Mas que buena: era excepcional. Yo la habia vencido en la guerra, pero aquella batalla era suya. Y por ahi me podia. Al fin y al cabo, el sexo era su arma.
– ?Sabes? -pregunte a medida que recuperaba el cansancio-, tengo unas ganas tremendas de conocer a Alex. Es un personaje fascinante. La pena es que para que el exista, tambien tienen que existir ingenuas como Elena, Laura o tu. Guapas y sin cerebro, aunque os creais muy listas porque los tios babean con vosotras. Un mierda para tres diosas con pies de barro.
– Sigues celoso y nada mas.
– Si, cierto, ya lo he reconocido -convine-. Y es una lastima que me quede con las ganas de verme cara a cara con ese chico maravillas.
La estaba dejando recuperarse. En cualquier momento podia volver a las andadas. Necesitaba irme de alli, respirar aire fresco, reordenar mis ideas. Y, sobre todo, entrar en casa de Alex.
Seguia habiendo tres teorias.
– Alex no ha matado a Laura. -Julia recupero el hilo de mis pensamientos-. Nunca lo habria hecho. Ni tenia necesidad.
– Era su gallina de los huevos de oro, de acuerdo, pero a lo mejor, tras la muerte de Elena, ella le dijo que queria dejarlo. Puede que por eso te pidiera que fueras a su casa. ?Voy bien? -Otra vez continue por encima de su silencio-. Pero si no es el asesino, y el se habria llevado las fotos como hiciste tu y los negativos de Poncela, su desaparicion solo se explica de una manera.
– No se habria ido sin mi, y tu teoria de que esta muerto no tiene ningun fundamento.
– ?Me he equivocado en lo de que Laura queria dejarlo?
– No.
– ?Para hacer una cura de desintoxicacion?
– Si.
– ?Lo sabia Alex?
– Alex sabia que ella estaba al limite. Por eso iba a liquidar el negocio igualmente. El dinero de Poncela era nuestro retiro. Pensaba dejar a Laura y que nos marcharamos los dos juntos. Todo estaba ya preparado. Nada de lo que hay aqui es mio. El piso es de una amiga que esta lucra.
– ?Asi de facil? ?Una luna de miel?
– ?Me quiere! -grito de aquella forma que mas parecia escupirte cada palabra a la cara-. ?Poncela ha sido el pez mas gordo que ha tenido!
Trate de imaginarme al redimido Alex y no pude. A pesar de todo, senti lastima por Julia. Lastima de su ingenuidad casi infantil.
– ?Sabia Laura algo de lo vuestro?
– No.
– ?Estas segura? Una mujer intuye esas cosas.
– No quieras cargarme el muerto -me advirtio-. Yo tampoco la mate. Ni le hubiera hecho lo que le hicieron. Esta claro que un cliente se vengo y se paso. Lo del cava… Ella siempre bebia cava, les rociaba con el y… Tambien era muy buena con el vibrador. -Se descompuso un poco al recordar-. Y luego estan las paredes pintadas con su sangre y todo eso de «CERDOS».
«CERDOS.» En plural.
Y quien se estremecio entonces fui yo.
La respuesta habia estado ahi desde el comienzo: Laura y Alex.
Tenia su logica.
Y le daba la razon a mi instinto con aquella idea que llevaba colgada desde hacia rato sin saber por que, sin ningun fundamento a pesar de la suma de evidencias.
Alex.
Fui a por el maletin. Lo cogi de nuevo y mire a Julia por ultima vez… de momento. En ella todo era sorprendente.
– Adios, carino -le desee como si fuera un marido ejemplar.
Seguia como la habia dejado, sentada, con la camisa abierta y los senos al aire. Es curioso, ya no sentia nada especial. No se los habia vuelto a mirar con fijeza desde hacia rato. Era la viva imagen del deseo, pero yo acababa de curarme.
Del todo.
Aunque nunca iba a olvidarla.
– Cuidate, Julia -me despedi.
– Vete a la mierda -me deseo ella.
La deje igual que se deja una isla perdida en mitad del ojo del huracan.
XXX
El Audi blanco de Constantino Poncela lucia una hermosa multa en el parabrisas. Y menos mal que no se lo habia llevado una grua celosa de su deber. La recogi y se la puse en la guantera, con la pistola, para que fuera un buen ciudadano y la pagara. Deje el maletin en el asiento contiguo y pense en mi Mini, aparcado en lo alto de la calle Balmes y sin cerrar con llave, aunque no crei que nadie fuera a robarmelo ni siquiera por el