– A Alex.
Que curioso. Seguia sin saber su maldito apellido.
– Me da lo mismo. Dejeme en paz.
– Tenemos que hablar, senor Malla. El juego ha terminado.
Me extrano verle sonreir. Era lo que menos esperaba en ese momento. Su media luna invertida se expandio ligeramente. No mejoro su aspecto. Mas bien fue una mueca agria.
– ?Usted lo llama juego? -manifesto.
– ?Por que no?
– Mi hija esta muerta. No es un juego. -Recupero su gravedad-. ?Es que no va a respetar el dolor de un padre?
– Laura Torras tambien tenia unos padres. Yo los conoci ayer. Buena gente. Todavia no saben que su hija ha muerto.
Era como una estatua de sal.
– Voy a entrar -le anuncie.
– No -se envaro.
– Preferiria hacerlo antes de avisar a la policia. Quiero escuchar lo que me tenga que decir, y que sepa cual fue su error.
– Usted esta loco.
– Hoy ya me han llamado loco una vez, pero la que me lo ha dicho tal vez tenga razon. No es su caso. En cambio, usted si lo esta. Matar a dos personas es grave, pero la parafernalia y el atrezo de complemento…
– Yo no he matado a nadie.
– ?Como lo llama? ?Ajusticiamiento? No deja de tener sentido.
Me estaba hartando de aquella conversacion repetitiva en el rellano. Iba a cargar contra la puerta cuando el la abrio del todo. Las arrugas de su cara se le hundieron mas, y su intensidad fue casi la del Gran Canon. El agitado viento de su respiracion me demostro que estaba en la recta final.
Me dejo pasar y lo hice.
Cerro la puerta una vez estuve dentro, y me precedio con paso cansino por aquel pasillo lleno de recuerdos. Nuevos posteres de peliculas,
Laureano Malla se sento detras de la mesa de su despacho. Yo lo hice delante. Los dos estabamos cansados.
Cansados aunque dispuestos para el minuto final.
– ?Y bien? -me pregunto.
– ?Por donde quiere que empiece?
– Usted ha hablado de un error.
– ?Asi que es eso? -Me dio la impresion de que estaba mas lucido de lo que aparentaba. Sus ojos eran como punales y me miraban fijamente-. ?No creyo que pudiera cometerlo?
– Usted no sabe nada -me espeto-. Ha venido dando palos de ciego, con las manos vacias, sin ninguna prueba.
– No la tenia ayer. Hoy si. Fue precisamente mi visita la que le hizo reaccionar, y esa reaccion le ha traicionado.
– ?De que esta hablando?
– De Alex, por supuesto -dije-. Usted le creia muerto donde lo dejo: en el recibidor del piso de Laura. Pero yo le dije que habian matado a Laura y que Alex habia desaparecido. Eso lo puso en alerta. Si el no estaba alli, ?donde estaba? Algo no encajaba. Por eso fue a su casa, para asegurarse.
– No sea idiota.
– Ayer vi a mucha gente, senor Malla, pero solo a una persona le dije que Laura Torras estaba muerta: a usted.
Apreto las mandibulas.
Y se quedo muy quieto.
– El montaje estuvo bien -aproveche para continuar-. Un tanto melodramatico… pero efectivo. Laura destripada a lo Sharon Tate, incluida la pintada con su sangre, el «CERDOS» marca de la casa de Charles Manson. Lo del vibrador a lo Ramon Novarro, lo de la botella de cava a lo Fatty Roscoe Arbuckle, las fotografias a modo de sudario con las que se han inmolado tantas actrices y actores, la tapa de inodoro a modo de collar estilo Judy Garland… ?Quiere que siga?
– ?Le gusta el cine?
– Mucho.
– Es bueno -reconocio.
– Gracias, pero dejeme decirle que ese toque de color resulto excesivo.
– Yo diria que es genial -dijo de pronto.
Con orgullo.
– ?Asi que ya no lo niega?
– ?Que mas sabe? -obvio mi pregunta.
– Todo.
– ?Por ese simple… error?
– No ha sido tan dificil una vez las piezas han encajado. Curioso, si, pero no dificil. Bastaba con reunir esas piezas. Y cuando he dado con el cuerpo de Alex… Maldito cabron -suspire-. Sin embargo, para alguien que ama el cine tanto como usted, le ha hecho un flaco favor al Septimo Arte. Ha aportado un poco de mierda a la leyenda negra y nada mas, aunque se crea un genio, como todos los locos. No tenia por que hacerle todo lo que le hizo a Laura.
– ?Esta seguro? -me reto-. Puede que la cruz que le grabe en su condenado cuerpo le evite ir al infierno, despues de todo.
– Entonces no la encontrara, porque usted si va a pudrirse en el -le dije sintiendo ira.
No le afecto mi conato de furia, al contrario, se relajo y perdio la ultima de sus caretas: la de padre compungido y victima social. El ramalazo de orgullo de su profunda mirada se hizo poder. Todo artista desea reconocimiento. Yo acababa de convertirme en su publico.
– El mundo necesita paz.
– ?Y es usted el flagelo vengador?
– Cuando toda la mala hierba haya sido arrancada…
– Espere, espere -le detuve-. ?Va a seguir dedicandose a esto?
– Solo digo que mi ejemplo…
– ?Por Dios! -le mire mas y mas alucinado-. ?Habla en serio? ?De verdad se cree usted la Mano Derecha de Dios?
– ?Justifica usted lo que hacian ese chulo y su prostituta?
– ?No somos jueces, y mucho menos verdugos! -grite-. De ser asi, ?por que no mato tambien a su hija antes de que ella misma decidiera acabar con todo?
Mentarle a Elena le hizo reaccionar.
– ?No me hable de ella! -me ordeno.
– ?Por que? ?No le gusta? ?Elena no era mejor que Laura Torras! ?Estaba embrutecida igual, por las drogas, por lo que le obligaba a hacer su chulo! ?Segun sus teorias, ya no era una criatura de su Dios!