– Daniel, ?estas bien?

– Supongo que si -respondi pensando en la pistola de Laureano Malla y en que pudo haber sido peor.

– Queria que supieras…

– No hace falta.

– Creo que si. Siento todo lo que ha sucedido y…, bueno, no se ni como decirtelo.

– Te has enamorado de mi y necesitas tranquilizar tu conciencia -bromee sin muchas ganas.

– Desde el primer momento fuiste un angel -declaro-. La unica persona honrada de este embrollo. Te lo debia. Por eso te he llamado.

– ?Y para tranquilizar tu conciencia?

– No, eso no. No le he robado el dinero a nadie. Iban a pagar, y han pagado. Se que tu les habras llevado los negativos.

– Si, debo de ser transparente.

– Sin ti, las cosas se me habrian complicado mucho.

– ?Ya sabes que sesenta mil euros no dan para mucho?

– Son mejores que nada.

– ?Y luego que?

– No te preocupes por mi. Se caer de pie.

El tono era agradable, casi dulce. Dos amigos conversando de algo trivial. Ni el rollete que habia habido entre los dos ni los asesinatos importaban.

– No pensaba preocuparme por ti -la tranquilice.

– Escucha, quiero que sepas algo. -Hablo con un poco mas de conviccion-. Yo llevaba muy poco tiempo en la agencia, apenas tres meses, desde comienzos del verano. Todavia no tenia nada, asi que no he dejado mucho tras de mi.

Tres meses o tres anos, ?que importaba?

Nunca habia hecho el amor con alguien como ella.

– Eres inteligente -reconoci-. Siempre has estado protegiendo tus intereses por encima de todo, cubriendote por si acaso. Te llevaste las fotos de Laura y Alex para que no le relacionaran a el con ella. Te llevaste las fotos de Laura y Constantino Poncela porque, al no aparecer Alex, temiste que algo se hubiese estropeado, y con razon. Despues, al no dar con Alex, tomaste las riendas del asunto, llamaste a Agata Garrigos… -Reflexione un momento y pregunte-: ?Por que no llamaste tambien a Poncela?

– No sabia si Alex habia hecho ya la operacion. Como has dicho, fui a lo seguro.

– Y, por ultimo, me salvaste de el y de su gorila en la plaza Kennedy.

– Fue una simple precaucion. Solo te tenia a ti.

– ?Y el resto?

– ?Que resto?

– ?Es cierto que Laura pensaba dejar a Alex?

– Si. Ya estaba bastante mal, y la muerte de Elena la descompuso del todo. Le recrimino a Alex lo sucedido y discutieron. Tampoco estaba de acuerdo en que ella tuviera que utilizar su piso para las operaciones. Pensaba que un dia uno de los clientes podia hacer algo. Y queria desengancharse.

– ?A quien se le ocurrio lo de las fotografias y los clientes?

– A Alex. Lo vio en una pelicula y la idea le gusto.

De nuevo el cine. Toda la historia tenia el mismo denominador comun.

– ?Por que acepto Laura?

– Por el. Lo habria hecho todo por el. Le queria.

– ?Y tu?

– ?Yo que?

– ?Tu tambien le querias?

Se produjo una pausa.

– Si, porque lo nuestro era diferente. Iba en serio.

– Seguro.

– ?Vete a la mierda!

No fue un grito, solo una protesta, un ultimo eslabon desesperado que se desgajaba de si misma. No le gustaba oirmelo decir, y se lo habia dicho varias veces a lo largo de nuestros encuentros del dia anterior.

– Voy a colgar -anuncio, recuperada.

– No, espera.

– ?Que mas quieres?

– Esta manana, tu cambio de humor cuando me he despertado, ?formaba parte de la misma comedia?

– ?Que quieres decir?

– Anoche necesitabas que me quedara contigo, y lo conseguiste. Un diez. Esta manana te corria prisa que me fuera con la maleta llena de papeles.

– Lo siento.

– ?Y si llego a abrir el maletin?

– Mala suerte, aunque lo habria vuelto a intentar contigo. -Suspiro y agrego-: De todas formas, cuando te levantaste, el dinero ya no estaba en mi casa, y no creo que me torturases para dar con el.

Una autentica chica mala. El cine negro habia dado un monton de personajes como ella. Y solian caer bien. O morian al final, por el chico, o conseguian su objetivo y uno las aplaudia.

– No me has preguntado por Alex.

– ?Es necesario? -Su voz se revistio de cansancio-. Cuando he visto que seguia comunicando, he comprendido que tenias razon: o era el asesino de Laura, lo cual resultaba absurdo, y mas despues de lo que le hicieron al cadaver; o se habia ido con los sesenta mil euros, lo cual tambien era absurdo, porque para Alex eso era calderilla; o… estaba muerto. Y aunque me parecia tan estupido como todo lo demas, algo me gritaba que quiza no lo fuese, que era lo unico con sentido para justificar su desaparicion. Asi que a mi solo me quedaban esos sesenta mil euros y hacer lo mismo, desaparecer, por si acaso.

– Eres una buena actriz. Deberias intentarlo por ahi.

– Puede que lo haga.

– ?Como conociste a Laura y a Alex?

– A ella la conoci de casualidad, en la agencia de modelos. Me llevo a la Agencia Universal cuando le dije que estaba dispuesta a todo para ganar algo de dinero. Despues conoci a Alex y el fue a por mi. Laura me tomo cierto carino. Creo que me veia un poco como a si misma unos anos antes.

– Y Alex y tu os lo montasteis a sus espaldas.

Silencio.

– ?Donde estas? -quise saber.

– Eso es lo de menos, ?no crees? Tal vez volvamos a vernos. Como muy bien has dicho, sesenta mil no dan para mucho, aunque si para hacer ciertas cosas. ?Cuando has visto que en el maletin solo habia papeles?

– En casa de los Poncela, con el y su mujer delante.

No se si reia o no. Volvio el silencio.

– Daniel…

– ?Si?

– Tengo que irme.

Queria odiarla y no podia.

?Quien dijo «No odies a quien hayas amado»?

– ?No me preguntas por Alex?

La imagine en el aeropuerto, o en la estacion de trenes, o en casa de otra amiga. Sola. Sola con sus sesenta mil euros. Sola consigo mismo y su esplendida belleza como unico aliado.

– ?Ha muerto?

– En su casa de Pomaret, aunque lo acuchillaron en el piso de Laura.

No la oi llorar. Eso me alegro.

– ?No preguntas quien lo hizo?

– ?Lo sabes? -Recupere su voz y su atencion.

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