– ?Quiere decir que yo la manipulo?

No le contesto directamente, aunque le hubiera gustado. Siempre habia existido una coexistencia mas o menos pacifica entre la ley y la prensa. Pero Mariano Zapata era otra cosa. Un sensacionalista.

– Si habla de esa chica, los responsables de lo que le ha sucedido tomaran precauciones.

– O sea, que debo callar para ayudarles a desarrollar su investigacion.

– Mas o menos.

– No puedo creerlo -se burlo el periodista antes de que cambiara de tono y dijera con enfasis-: ?La gente tiene derecho a saber lo que pasa! ?Y cuanto antes mejor!

Era la misma historia de siempre. No sabia por que discutia con el.

Inicio de nuevo su camino, sin siquiera despedirse.

– Vamos, Espinos -le acompano la voz de Zapata-. Tiene todo el dia de hoy para investigar el caso, ?que mas quiere?

Queria romperle la cara, o detenerle, pero eso hubiera sido… ?anticonstitucional?

?Quien decia que hasta las ratas tienen derechos?

19

(Blancas: Alfil f4)

Al llegar al portal del edificio, los dos aminoraron el paso de forma que se detuvieron como si se les hubiese terminado la energia. Santi, que llevaba a Cinta cogida por los hombros, fue el que se coloco delante de la chica para besarla.

Ella se dejo hacer, sin colaborar, sin reaccionar.

– ?Estas bien? -acabo preguntando el.

– Si.

– ?Seguro?

– Que si.

Santi levanto la cabeza. Miro la casa.

– No es conveniente que te quedes sola -comento.

– Ya -Cinta plego los labios.

– ?Tus padres vuelven manana?

– Ya sabes que si.

– Dejame que suba.

– No.

– Pero…

– Ahora no -quiso zanjar el tema sin conseguirlo.

– ?Por que?

– Porque acabaras como siempre, y no me apetece. Ademas, la ultima vez casi nos pillan, y jure que no volveria a ser tan imprudente.

– Oye, que es sabado por la manana. La otra vez era domingo y nos quedamos dormidos. Y ellos no van a volver el sabado por la manana, ?vale?

– Imaginate que mi madre se pone mal o que se yo.

– Escucha -trato de ser convincente, casi tanto como solia gustarle a su novia-, solo quiero echarme un rato, nada mas. Y asi nos hacemos compania. Ha sido un palo, y no quiero dejarte sola.

Se encontro con la mirada cargada de dudosos reproches de Cinta, pero nada mas.

– Ademas dije en casa que estaria fuera todo el fin de semana -continuo el-. Si aparezco a esta hora del sabado van a creer que ha pasado algo. No esperaba que ocurriera una cosa asi.

– Mucha cara tienes tu.

– Va, no seas asi.

Le dio un beso en la frente y Cinta cerro los ojos. Luego el la atrajo hacia su pecho, y ella se dejo acariciar, muy quieta.

No hizo falta volver a hablar.

Acabaron entrando en el portal en silencio, todavia abrazados, revestidos de ternura, hasta que la aparicion de una vecina en la escalera les hizo separarse.

20

(Negras: Reina a5)

Abrio la puerta con sigilo, por si tenia suerte y ellos aun dormian o por lo menos no le oian llegar, pero comprendio que no era precisamente su dia de suerte.

Su madre aparecio en el pasillo, en bata, con su habitual cara de preocupacion.

– ?Vaya horas, Maximo! -fue lo primero que le dijo.

Lo siguiente fue acercarse a el, para comprobar su estado.

– Estoy bien, mama. No he bebido.

Parecia no creerle. Se le planto delante, mirandolo de hito en hito.

No tuvo tiempo de mostrarse enfadado por la falta de fe materna, ni de protestar o tratar de capear el temporal al que, por otra parte, ya estaba habituado. Su padre aparecio por la puerta del bano a medio afeitar.

– ?Que, por que no empalmas ya, directamente? -le grito.

– Se me ha hecho tarde, caramba. No voy a estar mirando la hora…

– ?Ay, hijo, es que primero llegabas a las tres o las cuatro, luego ya fue al amanecer, y ahora…! -se puso en plan dramatico su madre.

– Oye, tengo casi diecinueve anos, ?vale?

– ?A tu madre no le contestes!, ?me oyes? ?Mira que te doy un guantazo que te pongo las orejas del reves! ?Casi diecinueve anos, casi diecinueve anos! ?Si aun te quedan siete meses, crio de mierda!

– Bueno, no discutais -trato de contemporizar la mujer.

– Tu has empezado, mama -la acuso Maximo-. He salido, se me ha hecho tarde y estoy bien, ?ves? ?Que mas quieres?

– ?Y no piensas que tu madre a veces no pega ojo en toda la noche? -continuo gritando el hombre.

– Yo no tengo la culpa de eso -se defendio el.

– Si es que cada semana se matan tantos chicos en accidentes que…

La discusion ahora ya era entre ellos dos, como habitualmente solia suceder. Dejaron de hacerle caso a ella.

– ?Y ahora a dormir hasta la hora de comer, claro! ?Eso si te levantas, porque a lo peor empalmas y hasta la noche, y vuelta a empezar! Pues ?sabes lo que te digo, eh? ?Sabes lo que te digo? ?Que se me estan empezando a hinchar las narices! ?Y a mi cuando se me hinchan las narices…!

– Vale, oye, no grites -trato de contenerle Maximo al ver que su madre iba a ponerse a llorar.

– ?Tu a callar, yo grito lo que me da la gana!

Maximo se trago su posible respuesta. Lo hizo tanto por cansancio como por su madre. El silencio los envolvio subitamente, de forma que los tres se miraron como animales acorralados.

Fue suficiente. La tension cedio de manera progresiva, como una espiral.

El hombre volvio a meterse en el cuarto de bano, dando un portazo.

Y Maximo entro en su habitacion.

En el momento de dejarse caer sobre la cama, tenia los punos apretados, pero no solo era por la discusion

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