que acababa de tener.

Seguia pensando en Luciana, y en Raul, y en…

21

(Blancas: Alfil d2)

Aparecieron los dos, y, al entrar en la sala, Mariano Zapata se levanto. Fue el quien les tendio la mano en primer lugar.

– ?Senores Salas?

Primero se la estrecho a ella, haciendo una leve inclinacion. Despues a el. Acto seguido les mostro su credencial de prensa.

Esther Salas lo miro sin acabar de comprender.

– ?Como esta su hija Luciana? -se intereso el periodista.

– En… coma -articulo Luis Salas.

– Si, lo se. Me referia a si habia habido algun cambio -aclaro Mariano Zapata.

– No, dicen que aun es… pronto.

– Creanme que lo siento. Estas cosas le revuelven a uno el estomago.

– ?Va a escribir algo sobre nuestra hija? -vacilo el padre de Luciana.

– Debo hacerlo.

– ?Porque es noticia?

– Es algo mas que eso, senor Salas -trato de mostrarse lo mas sincero posible, y en el fondo lo era-. Cuando estas cosas pasan la desgracia de una persona suele ser la salvacion de otras.

– No le entiendo -musito la mujer.

– Un caso como el de Luciana alerta a los demas, a posibles victimas y a sus padres -le aclaro su marido.

– Asi es -corroboro el periodista-. De ahi que quiera hablar con ustedes, saber algo mas de su hija, pedirles que me cuenten como era, que me den alguna fotografia.

– Senor…

– Zapata, Mariano Zapata -les recordo.

– Senor Zapata -continuo Luis Salas-. Ahora mismo no estamos para otra cosa que no sea para estar a su lado, ?entiende? Tal vez manana, o pasado… no se…

– Esta noche cientos de chicos y chicas tomaran la misma porqueria que ha llevado a Luciana a ese estado, senor Salas -insistio el.

– Todo esto acaba de ocurrir. Todavia… -balbuceo Esther Salas.

– Se lo ruego, senor Zapata -pidio Luis Salas.

– ?Podria hacerle una fotografia a Luciana?

– ?No!

Fue casi un grito. Los dos hombres la miraron.

– Senora, esa imagen…

– ?No quiero que nadie la vea asi, por Dios!

Todo el horror del mundo tintaba sus facciones. El periodista supo ver en ellas una negativa cerrada.

– De acuerdo, senora -se resigno-. Lo siento.

Y volvio a tenderles la mano dispuesto a marcharse.

22

(Negras: Reina c7)

Cinta sintio la mano de Santi en su muslo desnudo, y rapidamente movio la suya para detener su avance.

– Ya vale -dijo con escueta sequedad.

Santi no le hizo caso. Siguio recorriendo su piel, en sentido ascendente, tratando de vencer la oposicion de la mano de ella.

– ?Estate quieto!, ?quieres? -acabo gritando Cinta mientras se daba la vuelta en la cama, furiosa.

– Mujer… -se defendio el.

– ?Has dicho que solo querias echarte un rato!

– Es que al verte asi…

– ?Pues cierra los ojos, o date la vuelta!

– Ya.

Cinta se acodo con un brazo y le miro presa de una fuerte rabia.

– ?Serias capaz de hacerlo, ahora? -le pregunto.

– ?Por que no?

– ?Con Luciana en el hospital, en coma?

– Precisamente por eso necesito…

– Eres un cerdo -le espeto su novia.

– No soy un cerdo.

Cinta volvio a darle la espalda. Hizo algo mas: se aparto de el, colocandose practicamente en el filo de la cama. A traves de la penumbra Santi vio sus formas suaves, su belleza juvenil, todo cuanto encerraba en su cuerpo.

Tan cerca, y, de pronto, tan lejos.

– Vale, perdona -dijo. No hubo respuesta. -He dicho que lo siento.

El mismo silencio.

Roto apenas unos segundos despues por el ahogado llanto de ella.

Aunque sabia que no era por el.

Era como si Luciana estuviese alli, entre ellos, y tambien en sus mentes.

23

(Blancas: 0-0-0)

Al principio, precisamente, la que le habia gustado era Luciana. Las conocio a las dos al mismo tiempo, inseparables, sin olvidar a Loreto, que iba mas a su bola y aparecio despues. Las llamo las destroyers, porque arrasaban. Tenian toda la marcha del mundo, eran fans de casi todos los grupos de guaperas habidos y por haber. Pero en sus rostros y en sus cuerpos anidaba un angel, algo especial.

Cuando comprendio que Luciana era diferente, mas inaccesible, y que ademas se inclinaba por Eloy, entonces se fijo en Cinta, y ella en el. Desde ese momento todo fue muy rapido.

Enamorados como tontos.

Jamas penso que pudiera liarse tan pronto, pero con Cinta habia encontrado algo que no conocia: la paz. Por otra parte, primero todo fue un juego adolescente. Despues ya no.

Ahora Cinta no era fan de ningun grupo de guaperas. Era una mujer.

Una mujer de dieciocho anos.

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