?Por que habia tenido que meter la pata?

La oyo llorar mas y mas, hasta que el viento huracanado de ese sentimiento menguo y ceso. Tuvo deseos de cogerla, abrazarla, ya sin deseo sexual, solo porque ella lo necesitaba, pero no se atrevio siquiera a tocarla. Cinta tenia caracter.

Mucho caracter.

Cerro los ojos, y, entonces, se vio a si mismo, y a los demas, la pasada noche, bailando.

Luciana, Maximo, Cinta, Raul, Ana, Paco, el… Oia sus voces.

– Vamos, total… a ver que pasa.

– Oye, esto no sera muy fuerte, ?verdad?

– A mi me da por reirme.

– ?Ya, que te voy a creer!

– En serio.

– Mirad que como manana me despierte en una cama ajena y no recuerde nada… Os mato, ?vale?

– Todo depende de como sea el.

– ?Pero si no es mas fuerte que una anfeta, cagada!

– Por eso vale dos mil cucas, ?no?

– ?Como te enrollas!

– Venga, tia, va.

– Que no, en serio.

– Seras…

– ?Vas a ser la unica que pase?

– En fin… pero no se lo digais a Eloy.

– A ver si es que vas a tener que pedirle permiso para todo, tu.

– Venga, venga, que vamos a arrasar.

– ?Habeis oido hablar del Special K ?

– No, ?que es?

– ?Huy, lo mas fuerte! ?Y lo ultimo!

– No tomeis alcohol con esto, ?eh? Te deshidratas. Y bebed agua cada hora, pero sin pasarse.

– Muy enterado estas tu.

– Hombre, hay que saber de que va la pelicula.

– ?Que tal? ?Flipa o no flipa?

– Yo no siento nada.

– ?Venga, vamos a bailar! ?Que circule!

Santi volvio a abrir los ojos.

Jadeaba, y el corazon le latia con mucha fuerza en el pecho. No era Cinta, sino el, quien necesitaba que le abrazaran ahora.

– Cinta… -susurro.

No hubo respuesta.

24

(Negras: Caballo gf6)

Cinta miraba las rendijas de la persiana, los segmentos horizontales por los cuales se filtraba la luz del sol. No tenia sueno, ni pizca de sueno, aunque agradecia el hecho de poder estar tumbada, en silencio. Lo unico malo del silencio era oir el eco de sus propios pensamientos. Un eco cargado de reverberaciones que la aturdian.

Y no podia escapar de las mismas. Eran como ondas que se dilataban y se contraian en la superficie quieta de un lago.

Ella y Luciana habian sido las mas reacias a tomar la pastilla. Una cosa eran las anfetas o alguna bebida fuerte, y otra muy distinta una pastilla de extasis. Raul, y Maximo, y tambien Santi en el fondo, incluso la misma Ana, fueron los motores. Raul y Maximo estaban habituados. En realidad, ni Ana ni Paco formaban parte del grupo, pero los conocian. Ella parecia estar de vuelta de todo. Demasiado.

Una simple pastilla blanca, redonda, del tamano de una una, o tal vez mas pequena.

?Como era posible que…?

– Oye, ?no dices que quieres probar nuevas experiencias, y que le has dicho a Eloy que vas a tomartelo con calma? Pues empieza.

– Creo que soy idiota.

– Bueno, manana le llamas y le dices que eres idiota. Pero esta noche vamos a soltarnos el pelo.

– La verdad es que pagar dos mil del ala por esto…

– A mi no me ira mal dejar de pensar un rato. Tengo los examenes metidos en el tarro.

– Seguro que me mareo y vomito.

– ?Jo, que moral, tia! ?Tomatela ya y calla de una vez!

Ojala hubiera vomitado. Cuando la vio caer al suelo, y se dio cuenta de lo mal que estaba… Y todo lo que ocurrio despues, cuando la sacaron fuera, y empezaron los gritos, y la espera de la ambulancia, y todo lo demas…

Santi tal vez tuviera razon: necesitaba un poco de carino, amor, ternura, tal vez sexo. Pero no se movio.

Recordaba cuando se conocieron. Hacian cola para comprar dos entradas del concierto de su grupo preferido, y de pronto cerraron la taquilla y anunciaron que se habian agotado. Luciana se echo a llorar, y ella empezo a gritar, dispuesta a saltar sobre la taquilla y abrirla a golpes. Sin saber como, se vieron una junto a la otra, llorando desconsoladas, y abrazandose. No sabian nada la una de la otra, pero compartian su amor infinito por ellos, los cinco chicos mas guapos de la creacion, los que mejor cantaban, los que mejor bailaban, los que mejor se movian…

No pudieron ir a ese concierto, pero desde entonces fueron como hermanas. Luego, Luciana le presento a Loreto. Eran intimas, pero a Loreto la musica le importaba menos, asi que Luciana y ella tenian muchas mas cosas en comun.

Incluso tenian planes. Se querian ir a vivir juntas. Y solas.

De pronto todo parecia increible, lejano, y sobre todo, ?tan absurdo!

Una simple noche, una simple pastilla que se suponia iba a disparar…

Si, disparar era la palabra exacta.

Como todas las armas, el disparo podia llegar a ser mortal.

25

(Blancas: Reina e2)

Maximo tampoco podia dormir.

La pelea entre sus padres a causa de el habia cesado hacia rato, y ahora la casa estaba en silencio, pero su mente era un hervidero. Creia que un descanso, atemperar los nervios, le vendria bien, y descubria que no, que la soledad era peor. El silencio se convertia en un caos.

Cinta y Santi estaban juntos, pero el no tenia a nadie.

Nunca habia tenido a nadie. El loco de Maximo.

Loco o no, ahora no podia eludir su responsabilidad. Eloy tenia razon. La culpa era suya, no toda, pero si gran parte. Fue el quien llevo las malditas pastillas a Luciana, Cinta y Santi. El y, por supuesto, Raul.

Aun mas condenadamente loco.

– ?Vamos, tio, si compramos un punado nos las rebaja!

Вы читаете Campos de fresas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату