de ninguna parte. Al menos asi es como se sentia. Demasiado joven para ser mujer, demasiado mujer para ser joven.
Todas las sensaciones volvieron a ella.
En bloque, sepultandola bajo su peso.
Cuando se dejo caer sobre la taza del inodoro, para sentarse, al flaquear sus piernas, comenzo a llorar en silencio, con la cabeza echada hacia atras y apoyada en la pared, con los ojos cerrados.
– ?Por que? -gimio-. ?Por que?
Fue lo unico que pudo decir, una y otra vez, mientras pensaba en su hermana.
74
Eloy entro en la zona de lavabos del Popes. Primero vio un pasillo que conducia a una especie de distribuidor. En el, la puerta de la derecha mostraba el acceso para los chicos y la de la izquierda para las chicas. No habia nadie en el distribuidor, asi que se metio en el lavabo masculino. Salvo un par de meones no encontro nada, pero se aseguro. Abrio todas las puertas de los inodoros; cinco en total.
Salio fuera y entonces, por la puerta frontal, la de las chicas, vio aparecer a dos morenitas muy pintadas, clonicas, piernas desnudas, ombligo desnudo, brazos desnudos.
– ?Dos mil quinientas! ?Como se pasa!, ?no?
– Tia, seran buenas.
– Ya, pero…
Las vio alejarse por el pasillo. Y volvio a mirar hacia la puerta del lavabo femenino.
Zona prohibida, a no ser que…
Espero unos segundos, solo para sentirse mas tranquilo. Luego empujo la puerta unos centimetros, dispuesto a hacerse el despistado o el borracho si aparecia alguna chica. Dentro no vio a nadie, por extrano que le pareciera. Siempre habia creido que los lavabos femeninos estaban llenos a rebosar, con una abigarrada fila de cuerpos delante de los espejos. Ademas, ellas iban de dos en dos, algo que tampoco habia entendido jamas. Tal vez, penso, todo aquello fuese un mito alimentado por el cine y la tele. El caso es que, por la hora o por lo que fuese, no habia nadie a la vista.
Salvo en uno de los reticulos privados para hacer necesidades mayores.
Primero fueron sus voces, quedas.
Despues su realidad.
– Vamos, decidete.
– ?Es todo lo que tengo, y he de volver a casa!
– Pues yo me largo ya. Me buscas manana.
– ?Jo!
Eloy cerro la puerta del lavabo sin entrar. Oyo voces a su espalda, por el pasillo. Se apoyo en la pared fingiendo descansar despues de la movida y espero. Aparecieron dos chicos y una chica. Cada cual se metio en su lugar.
Ni siquiera sabia si aquel camello era el que buscaba, y, por lo tanto, si lo que vendia era lo que necesitaba.
Se sintio nervioso. Si se iba a buscar a los otros, el camello podria escaparsele. Si se quedaba, tal vez tardara en irse o en cambiarse de lugar.
El tiempo empezo a transcurrir muy despacio.
La clienta del camello salio al cabo de un minuto. Tenia alrededor de quince anos, era sexy y atrevida. La nueva chica que habia entrado salio a los tres minutos, aun retocandose el pelo. Los dos chicos aparecieron casi inmediatamente.
Y entonces, de pronto, la puerta del lavabo femenino se abrio y por ella asomo un hombre, treinta anos, nariz aguilena.
Sus ojos se encontraron con los de Eloy.
Apenas un segundo.
El aparecido salio del lavabo y echo a andar por el pasillo, en direccion a la discoteca.
75
La sirena ya hacia unos minutos que habia enmudecido. El automovil rodaba ahora a velocidad moderada, porque el Popes se hallaba a la vista. Lorenzo Roca se preocupaba mas de buscar un lugar donde aparcar que de otra cosa.
– Esto esta lleno -rezongo.
– Pues me gustaria aparcar cerca de la entrada, para poder vigilar la puerta sin tener que bajar del coche - repuso Vicente Espinos.
– Ya.
Solo le falto agregar: «?y que mas?».
Rodeo una parada de autobus en la que ya hacian cola un punado de chicos y chicas, muy vistosos. Les echaron una ojeada distraida y el inspector volvio a pensar en su padre, en lo que le decia cuando el iba de hippy, o lo pretendia, con el cabello largo y las ropas psicodelicas. Fue un pensamiento fugaz.
– Claro, ahi no vamos a poder entrar -manifesto Roca mirando la discoteca-. Cantariamos como una almeja.
– Ya sabes que el noventa por ciento del trabajo policial consiste en perder el tiempo, pero el diez por ciento restante depende casi siempre del noventa por ciento primero.
– Todos esos coches no pueden ser de los que estan ahi dentro, ?verdad?
– No, porque son menores, pero las motocicletas si -le senalo un pequeno bosque lleno de vehiculos de dos ruedas.
– Bueno, ?que hago?
– Roca, ?quiere que piense yo en todo?
– Para algo es el jefe, ?no?
A veces le hacia sonreir, aunque no tuviera ganas, como en ese momento.
– ?Y si llamamos por radio a la grua para que se lleve uno de estos coches? -propuso Lorenzo Roca.
76
Poli Garcia salio de los lavabos y se encamino al bar de la discoteca para tomarse algo antes de largarse. No le gustaba vender dentro. Demasiado arriesgado. Y menos hacerlo en los lavabos. Y menos aun en el de las mujeres. Pero habia sido necesario, y discreto. Dadas las circunstancias, no se fiaba ya de nada ni de nadie. Tambien habia una diferencia: aquellos crios preferian no comprar fuera, por si alguien los veia. Tenian tanto miedo que mas de uno se lo haria encima en una situacion extrema. Por eso los lavabos eran el mejor sitio. Se corria la voz, y acudian como moscas.
Todavia le quedaban demasiadas pastillas, y alli ya habia vendido todo lo que tenia que vender. Lo que podia
