La mente de Joa hizo una pregunta silenciosa: «?Amina?».

No recibio ninguna respuesta.

Pasaron el resto del dia en Bandiagara, recorriendo sus calles, visitando el mercado. Preguntaron dos docenas de veces lo mismo, en frances y en ingles:

– ?Han visto a una chica parecida a mi, acompanada por un muchacho arabe?

Los comerciantes les dijeron que no. La policia local les dijo que no. En bares y hoteles les dijeron que no. Al anochecer, mas que desanimados, estaban cansados.

– Todavia no estan aqui -apunto David inseguro.

– ?Y si no han pasado por Bandiagara?

– ?Que te hace creer que han llegado? ?Y si no lo logran? ?Y si estan detenidos en una frontera, o se han quedado por el camino, victimas de algun percance?

– Amina no va a rendirse. Ya es casi como si la conociera.

– ?Que haremos entonces?

– Caminar -se rindio a la evidencia Joa.

– ?Vas a ir pueblo por pueblo, preguntando si la han visto?

– Si.

– Escucha. No es facil moverse por estas tierras -David demostro haberse leido las guias turisticas de camino en coche a Bandiagara por la manana-. Se necesitan equipos, tiendas de campana, alguna persona que te acompane. Ellos llamaran la atencion y lo sabes: una adolescente blanca y un jordano. Tu dices que ya es como si conocieras a Amina. De acuerdo, me fio. ?Pero que es lo que conoces? Estas influenciada. La ves como a una hermana pequena que te necesita. Y tu a ella. Yo en cambio la veo como una bomba en potencia. A ti te da miedo explorar tus poderes, los retienes, los bloqueas y solo aparecen si te ves en peligro. Pero ella los manifiesta libremente por lo que me has contado, tal vez llena de resentimiento.

– Si es asi, seguira dejando un rastro tras de si.

– Joa, no quiero que parezca que estoy siempre en contra o que te frene.

– Ya lo se.

– Intento ver las cosas de manera racional.

– ?Y que quieres hacer? Estamos aqui, ?no? Amina decidio venir al pais Dogon a buscar sus propias respuestas. Y el pais Dogon es esto -abarco el mundo mas alla de donde se encontraban-. Si hemos de caminar una semana por el, lo haremos. Ademas -le acaricio la mejilla con ternura-, estamos juntos, y eso tambien cuenta. Todo me parece mas facil contigo a mi lado.

– Vamos a buscar un lugar donde dormir -se rindio David.

Lo encontraron en el centro. El Kambary-Cheval Blanc. El unico hotel existente. Pequenas cabanas redondas, como huevos de tierra y piedra, repartidas entre arboles y sequedad.

Dejaron el todoterreno no lejos de la entrada y luego sus cosas en la habitacion que les asignaron. Por la manana comprarian una tienda de campana y lo necesario para vivir unos dias a la intemperie. Mientras se preparaban para ir a cenar sono el movil de David. Joa llevaba el suyo cerrado. Nadie iba a llamarla. Solo su amiga Esther, y sabiendo que estaba en cualquier parte del mundo no se arriesgaba a gastarse una fortuna en una conferencia.

No le quedaban raices.

Presto atencion al darse cuenta de que su companero hablaba de la tercera chica. Indira Pradesh.

La conversacion duro alrededor de cinco minutos. David asentia y poco mas. No hizo preguntas. El informe se lo pasaban a el. Cuando corto la comunicacion su expresion no era la mas animada del mundo.

– ?Quien era? -pregunto ella.

– Juanjo, uno de los coordinadores internacionales que teniamos.

– ?Y que te ha dicho de Indira? No pareces muy contento.

– No hay rastro de ella -fue directo-. El guardian que cuido de su madre apenas si la controlo. Era una nina muy introvertida, inteligente, como tu y como Amina, extremadamente bella. Ahora ya es una mujer. Crecio en un hogar paria, la ultima clase social del pais, y tras la desaparicion de su madre entro en el circulo vicioso de cualquier nina india. Iban a casarla con un hombre mediante la clasica boda concertada y se escapo. Reaparecio el ano pasado pero volvio a irse mas o menos cuando tu y yo estabamos en Yucatan. Se cree que esta en las montanas, cerca de la frontera nepali. Han corrido leyendas sobre lo que hace y ninguna es muy fidedigna. La India es demasiado grande, Joa. Resulta ideal para desaparecer, aunque seas una mujer sola. Con la inteligencia que teneis las tres, la facilidad para los idiomas, la buena salud, esa memoria fotografica… Todo es posible.

«Todo es posible». Esa frase solia decirla su autor favorito.

– Yo la encontrare -asintio ella. David no dijo nada.

Se ducharon y salieron a cenar. El hotelito disponia de cocina internacional, pero la base era la dieta local, mijo o arroz y pollo en salsa de cacahuete. Lo probaron y mantuvieron un discreto silencio envueltos por pequenos grupos de turistas. Uno era espanol. Hablaban a gritos, a veces criticando cosas o burlandose de algo. Por la ventana no se veia gran cosa: una calle abigarrada, con un par de luces de neon preteritas y una multinacional de la alimentacion global implantada ya alli. Algunos jovenes caminaban descalzos o con chanclas llevando camisetas tan tipicas como las de cualquier ciudad del mundo, regalo probable de algun turista.

El nino aparecio en la ventana ya en el postre. Agito la mano.

– Hola -lo saludo Joa con una sonrisa.

El nino no se fue. Le hizo una sena.

– ?Quiere que salgamos? -vacilo David.

Le dijeron que no con la cabeza y se encontraron con su insistencia. A pesar del cristal, escucharon su voz con relativa claridad. Hablaba en frances.

– ?Yo se! -les dijo.

Joa fruncio el ceno.

– ?Buscas chica! -le grito el aparecido aplicando sus labios al maximo a la ventana-. ?Yo conozco! ?Ven, sal!

Intercambiaron una rapida mirada. No hubo mas. Joa fue la primera en levantarse. David lo hizo a continuacion. Tuvo que firmar la nota de la cena para que la incorporaran a la cuenta de la habitacion. Ella, impaciente, estuvo a punto de no esperarle. Fue la primera en salir al exterior. El nino los aguardaba en la esquina de la calle, agitando otra vez sus brazos.

Tendria unos doce o trece anos, piel muy negra, alto, ojos vivos y cabello apenas intuido. Estaba muy delgado y vestia unas zapatillas deportivas viejas y gastadas, lo mismo que los pantalones vaqueros de talle bajo y una camiseta con un lema en ingles. Cuando llegaron hasta el les hizo una sena para que le siguieran.

– Espera, no corras tanto -lo detuvo David, aunque lo dijo en espanol.

– Venid, ?venid! -les insistio el muchacho.

– ?Como sabes que buscamos a una chica? -le correspondio Joa en frances.

– Te he visto preguntar en el mercado. Ella se parece a ti.

Debio de quedarse palida. Iba a traducirselo a David pero no fue necesario.

– Lo he pillado. Dice que os pareceis.

– ?Donde esta? -quiso saber.

– Cerca.

– ?Aqui, en Bandiagara?

– Si, muy cerca. Yo os llevo.

Hizo ademan de echar a andar. David detuvo a Joa.

– No me fio.

– ?David!

– ?No te parece sospechoso? Hemos llegado hoy y resulta que este conoce a Amina y sabe donde esta. Y ni siquiera nos pide una propina.

– ?No tenemos nada mas!

– Es de noche. ?Por que no esperamos a manana por la manana?

El nino habia cogido de la mano a Joa. Tiraba de ella.

– ?Como se que hablas de la misma persona? -consiguio detenerle.

– Una joven blanca -hizo un gesto de lo mas evidente, como queriendo decir «?cuantas jovenes blancas puede

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