– Espero volver a verte -le dijo Sasa sonriente-. Ya sabes donde esta la salida.

Llego a la verja seguida por Krus. Ya casi se habian acostumbrado el uno al otro. El aire era caliente y las sombras pesadas. Habia un denso olor a pinos. La vida mareaba. Cuando abrio la verja, Krus se sento con la lengua fuera.

– Adios -le dijo Julia.

Por fin se encontraba en la calle. Al comprobar que el coche seguia donde lo habia dejado sintio una gran alegria, a su pesar porque hasta que no encontrara a Felix y a Tito no queria experimentar ningun instante de felicidad. Por eso le parecia justo y reconfortante que tras unas horas de placer en la cama de Marcus, lo que siguio en la discoteca fuese tan desagradable y que no tuviera ninguna nostalgia de esa horrible persona, sino todo lo contrario.

Busco en la guantera algo con que ajustarse el anillo. Se enrollo un poco de papel y metio la llave en el contacto. El coche arranco. Ahora sabia que podria estar peor de lo que estaba. Podria no tener el coche, ni el anillo, ni ningun espiritu o angel que velara por ella y la guiara. Echaba de menos que los espiritus le hablasen, que la tocaran, que le dijeran cosas que a veces no comprendia.

Antes de llegar a la primera curva asomo el morro un coche, que le hizo una senal con las luces. Era Oscar. Practicamente se le atraveso. Julia se detuvo y Oscar salio. Asomo la cabeza por la ventanilla de Julia.

– He pedido una hora libre para hablar contigo. ?Me dejas entrar?

Julia no contesto. No le apetecia que se sentara de nuevo en el coche. Salio y se apoyo en la carroceria, pero estaba tan caliente que se separo un poco de ella.

Agradecio que Oscar llevara puesto el uniforme del supermercado y el pelo menos repeinado y con menos gomina.

– Aqui fuera nos vamos a asar -dijo Oscar.

La verdad era que entre el olor de los pinos, de los matorrales, de la tierra y el calor casi no se podia respirar. Decidieron verse en el bar de un restaurante que habia bajando a la derecha y que se llamaba Chez Mari Luz. Llegaron cada uno en su coche y se sentaron en una terraza cubierta por un toldo. Julia se pidio una coca- cola que no pensaba pagar. Y Oscar un cafe. Oscar dijo con cara de asco que acababa de reponer quinientas coca-colas en las estanterias y que no podia ni verlas.

– Se lo del anillo. Me lo ha dicho Sasa por telefono. Tambien le has dicho que eres mi novia.

– Seria muy largo de explicar, pero te he hecho un favor, creeme. Te lo he hecho despues de que me abandonaras con Marcus en esa casa, que encima no es su casa.

Oscar la miraba a la espera de que ella dijera algo mas.

– ?Y que pasa con la diadema? ?De donde la sacaste? Sasa me la ha ensenado.

Oscar tuvo que hacer memoria.

– ?Una de perlas, brillantes y oro blanco? Marcus me pidio que la vendiese por el.

La cara de Oscar era sombria pero no amenazante. Miro el reloj y luego junto las manos y se entrelazo los dedos nervioso.

– ?Te conto como la habia conseguido?

– Como el lo consigue todo, ?que quieres que te diga? -contesto Oscar-. Creo que fue en Madrid. Yo no tuve nada que ver con eso, solo le busque un cliente.

Julia iba a anadir que Marcus se llevo el coche y la dejo alli tirada, pero algo la detuvo. Era Felix en su cabeza pidiendole que no diera mas informacion de la estrictamente necesaria.

– ?Es ese el famoso anillo? -pregunto Oscar sin interesarle y sin esperar contestacion-. ?Sabes? Me ha sorprendido verte con el coche. Marcus me dijo que se lo habia llevado el.

El primer impulso de Julia fue llamarles hijos de puta, lo que no ayudaria absolutamente nada a aclarar la situacion.

– Pues no es asi. Me lo lleve yo.

– No te creo. Nada mas habia un coche en la casa en ese momento y Marcus tuvo que regresar de alguna manera. Yo me lleve el suyo.

– Deje a Marcus en La Felicidad.

– ?Lo dejaste y te fuiste?

– Si, ni siquiera sali del coche.

Julia se alarmo ante la sospecha de que Marcus de un momento a otro apareciese por alli y entre los dos le robasen todo lo que tenia. Reacciono como pudo.

– Marcus te engana, no te ha dicho la verdad ni jamas te la dira.

– Marcus no puede decir ya ni pio -dijo O scar con las mandibulas desencajadas y los ojos cansados como tras una larga noche sin dormir.

Julia pego un largo sorbo a la coca-cola, que ya habia perdido el frescor. No se habia dado cuenta de que llevaba todo el rato asida fuertemente a la botella, por lo que la mano estaba fresca y el grueso cristal caliente.

– ?Por que dices eso? -pregunto con cautela.

Felix

Llego al hospital antes de que saliera su suegra. Le habia cambiado el panal y la camiseta a Tito, le puso una azul claro, la primera que encontro a mano sobre un monton de ropa lavada y doblada. Tambien Angelita se encargaba de que todos ellos llevasen ropa limpia. Le dejo los mismos pantaloncitos rojos y le paso la esponja por la cara, la cabeza y las manos. Habia llenado dos biberones de zumo y agua. Y habia puesto musica en el coche. Tito parecia muy contento. En la 407 Angelita dormitaba en el sillon con las piernas estiradas sobre una silla. En cuanto a Julia, Felix diria que estaba pasando por una fase REM. Movia los ojos muy rapido y nada el resto del cuerpo. Seguramente su gran agitacion interior se llevaba toda la fuerza. De pronto Felix noto que echaba de menos algo. Repaso lo que se veia de Julia, lo que no estaba tapado por la sabana y vio que faltaba el anillo. El anillo, puede que todo su nerviosismo se debiera a que estaba angustiada por la perdida del anillo, quiza lo estaria buscando en el sueno como una desesperada, Julia era muy obsesiva para esas cosas.

Busco en el bano entre las mediciones de orina y luego por la habitacion cada vez mas inquieto, como si tambien estuviese en la fase de sueno de Julia. Por fin lo descubrio sobre el armario metalico. Brillaba con la luz de las seis de la tarde y al ponerselo a Julia en el dedo le dio un aspecto muy bello. Solo le quedaba la goma del suero y tenia una canula puesta por si habia que medicarla, pero las cosas que le hacian se habian reducido a lo basico: alimento, limpieza y observarla mediante analiticas, tension.

El doctor podria tener razon con lo de Tucson, la situacion no parecia tener otra salida.

Luego coloco a Tito al lado de su madre, su cara junto a la de ella, pero enseguida le llamaron la atencion aquellos bucles rojizos y empezo a enredarlos con sus pequenos y agiles dedos. Hubo que retirarlo, y entonces Tito empezo a gimotear. Tal vez ya tenia recuerdos y sabia lo agradable que era el calor y el olor de su madre aunque estuviera cruzado por la mezcla de antibiotico y desinfectante del hospital.

Abel entro dando las buenas tardes, y Angelita se incorporo del sillon bostezando para coger a Tito en brazos, pero entonces vio a Julia y se paralizo.

– ?Julia! -exclamo.

Abel se callo en seco.

Julia tenia los ojos abiertos y los miraba. En ese instante todos ellos rodeaban la cama.

Felix se acerco y se inclino sobre ella. Le paso la mano por la frente.

– ?Como te encuentras? -le pregunto tratando de controlar la emocion.

– ?Hija mia! -dijo Angelita casi con un grito, pero los ojos de Julia se fueron cerrando mientras observaba a Tito.

Angelita fue hacia ella y le puso de nuevo a su hijo al lado. Su carita llena de lagrimas junto a la suya, mientras la llamaba. Felix se acerco mas llamandola tambien sin cesar. Angelita cogio la esponja, la mojo con agua fria y se la paso por la cara, por los brazos, pero Julia se limito a respirar pausadamente y muy lejos de ellos. Habia vuelto a su mundo.

– Ha abierto los ojos por lo menos un minuto -dijo Abel con una seriedad autentica, una seriedad surgida de una gran intensidad y concentracion.

Felix salio con Tito al pasillo, no queria dejarse llevar por la emocion. Suponia que el doctor Romano diria que era un acto reflejo, porque no querria alimentarles falsas esperanzas. Sin embargo, tenia que contarselo

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