despierto? La duda duro poco. A los tres cuartos de hora segun su reloj abrio los parpados despacio. Aunque le apetecia darse la vuelta en la cama, esta vez se contuvo. Y de esta manera consiguio que la falsa habitacion siguiera en su cabeza en una atmosfera nublada. En ella todo estaba invertido igual que si la estuviera viendo en un espejo. La butaca de la derecha estaba en la izquierda y la comoda de la izquierda en la derecha. Repaso los detalles del sueno con los ojos entornados. No necesitaba anotarlos, no habia en ellos nada relevante, salvo el hecho curioso de que mientras sonaba la habitacion le parecio normal hasta el punto de que podria haberse pasado la vida desnudandose, durmiendo y vistiendose alli y no habria encontrado nada raro. Ahora, en comparacion con la real, tenia un aspecto demasiado sombrio. Asi que era de suponer que Julia desde hacia seis dias deambularia por paisajes sombrios para ella normales, aunque vistos desde fuera serian absurdos. Cerro los ojos para recrearse en el sueno de nuevo. Mientras se encontraba en esa habitacion irreal el mundo no parecia que pudiera ser de otro modo.
?Se tardaria el mismo tiempo en ver una habitacion imaginada o sonada que en ver una habitacion de verdad? No era capaz de calcular cuanto habia tardado el en contemplar la del sueno, podria haber sido una hora o un segundo. ?Viviria Julia mas deprisa que el? Lo cierto era que durante los minutos que el tardaba en ir del bano a la cocina, el tiempo del pensamiento permitia andar kilometros. Espero tumbado en la cama. Eran las tres de la tarde, y no sabia que hacer. Podria quedarse aqui leyendo bajo los dibujos que los claroscuros formaban en el techo. O podria leer en el borde de la piscina y darse un chapuzon, aunque tal vez hiciese demasiado calor para Tito incluso debajo de una palmera. Lo que si hizo fue traerselo a la cama. Se estaba mejor aqui dentro, protegidos del resplandor apabullante de fuera. Le puso encima unos munecos de goma y el sonajero para que jugara a su manera. Los cogia con los pies y las manos hasta que se le caian o los lanzaba con toda la fuerza que podia. Puede que en lugar de jugar estuviera luchando por dominar aquellos cacharros que se le escurrian.
– Tito -dijo Felix poniendo cara de alegria-, esta tarde vas a ver a mama. Mama te quiere mucho y seguro que esta pensando en ti todo el tiempo.
Aunque estas palabras ahora no pudiera comprenderlas, cuando pudiese ya estarian ahi, circulando por la materia gris como la sangre por las venas. Estaba aburrido de tratar con clientes que no sabian ni les preocupaba lo que tenian en la cabeza cuando eso era precisamente lo que les impulsaba a hacer lo que hacian. A veces le contaban mil cosas que les habian sucedido en la vida, pero eran las que no recordaban, las que no controlaban las que mas importancia tenian. Felix no era psiquiatra ni psicologo, se basaba en la pura observacion, en los movimientos del cuerpo y de la cara, de los ojos, de los labios, el entrecejo. En cada gesto se ponian en funcionamiento cientos de musculos, que revelaban mas de lo que se decia, pensamientos semienterrados entre otros pensamientos que se abrian paso por pliegues minusculos y contracciones veloces. En el caso de la diadema de la novia supo que el novio no era culpable porque ademas de que perdia mas que ganaba, su voz monotona al responder a las preguntas revelaba objetividad, indiferencia y falta de compromiso personal en el asunto del robo.
Julia
Segun iba ascendiendo por aquellas curvas cerradas camino de la casa del acantilado se maravillo de que la noche anterior las hubiese recorrido a pie en tan poco tiempo. Por lo menos habia ocho kilometros, eso si, ayer cuesta abajo, hoy cuesta arriba por suerte en coche. De todos modos, aun sentia las piernas duras como piedras.
Le fue facil dar con la casa. A la luz del sol resultaba fastuosa. Era blanca, enorme y con distintas alturas. Parecia que levitaba sobre el mar y tambien parecia un transatlantico. Al llegar al final del camino de tierra, giro y dejo el coche mirando hacia abajo, hacia el camino de vuelta. No sabia que podria pasar y era mejor tener ya hecha esta maniobra. Al pulsar el timbre con la mano vendada, casi no le dolio. Por entre el enrejado salian oleadas de verde, oleadas de olor a tierra mojada y el lejano chapoteo de la piscina. En un buzon senorial, negro y dorado, ponia Alberto y Sasa Cortes. Un perro llego hasta alli ladrando como un loco. ?Un perro? Por la noche afortunadamente no hubo perro. El video que habia en la puerta se activo.
– Krus, callate, no alborotes -era la voz de Sasa. Tenia que gritar para hacerse oir-. ?La manda la agencia?
Julia penso que lo importante era entrar y una vez dentro ya veria. Asi que contesto afirmativamente. Se oyo el chasquido de la verja al abrirse.
– Adelante. No tenga miedo, no hace nada, solo es jugueton. Krus, ?quieto, Krus! -dijo la voz por el interfono.
El perro le enseno los dientes. Julia confiaba en Sasa, en que estaria vigilando aquel encuentro.
– Hola, guapo -dijo Julia, poniendo los pies en un hermoso sendero hecho con traviesas de madera que no habia visto con claridad por la noche.
Habia mas arboles de los que creia, con intensos ramajes verdes, lo que hacia mas soportable el calor, y el calor hacia muy agradables las sombras. Fuera quedaba un mundo mas salvaje y menos organizado que este jardin. El perro iba ladrandole y grunendole, a veces se le adelantaba y otras, la vigilaba desde atras. Julia penso que lo que debia hacer era no salirse de las traviesas y no andar demasiado deprisa, fingir toda la naturalidad posible. Respiro cuando vio a aquella dama desnuda bajo una tunica blanca transparente. Habia que mirarla todo el rato a los ojos para no mirarle nada mas. Acaricio la cabeza de Krus.
– Pero que pesado eres -le dijo su ama, y Krus se callo, de lo que se deducia que este animal iba mas alla de cualquier ser humano y leia el pensamiento de su ama y que por tanto poseia poderes sobrenaturales-. Pasa, voy a ensenarte la casa. No tengo ganas de buscar mas. Me caes bien -le cogio un mechon de pelo con la mano-. ?Que pelo tan bonito! ?Es natural?
Sin darse cuenta Julia, habian empezado a subir la escalera de caracol. Con luz natural, que entraba a raudales, todo era mas fastuoso.
– Como veras -dijo Sasa-, es muy grande, pero no tienes por que preocuparte porque solo usamos una parte.
Al pasar por la habitacion malva, la abrio.
– Mi hija ya es mayor y viene de pascuas a ramos. Por eso nosotros hemos decidido no estar aqui todo el tiempo y ver mundo.
Aun estaba revuelta la colcha sobre la cama tal como Julia la habia dejado.
– ?Como se llama su hija?
A todas las madres les encanta hablar de sus hijos. Julia de buena gana tambien le diria algo de Tito, de lo despierto que era y que tenia una carita que daban ganas de comersela.
– Se llama Rosana. Se caso hace unos dos anos, pero si te digo la verdad… no la entiendo. Estos chicos de ahora no saben nada, no aguantan nada. Me preocupa mas que cuando vivia en casa.
Rosana… ?Donde habia oido ese nombre ultimamente?
Por fin quedaba definitivamente descartado Marcus como hijo de la pareja, por lo que su presencia en la casa formaba parte de un engano urdido ?para robarle el coche? Desde luego se habian tomado muchas molestias por un coche que tampoco era nada del otro mundo. Con esas estrategias podian haber conseguido algo mejor.
– Yo tambien tengo un hijo -dijo sin poder reprimirse-, aun no anda… Soy madre soltera.
Sasa se detuvo. La tunica se le pego al cuerpo, principalmente a los muslos. ?Podria ser que el que esta chica fuese madre supusiera un inconveniente para desempenar su trabajo en la casa?
– No se preocupe -se anticipo a decir Julia-. No me envia ninguna agencia. He venido por otra cosa.
Sasa la miro con una nueva mirada, como si acabaran de verse y saludarse.
– ?Como es eso?
Julia estaba recordando que casualmente tambien la chica de Rubens de Las Adelfas II se llamaba Rosana, lo que sin tener ninguna importancia la reconforto. El poder relacionar una cosa con otra aunque solo fuese un nombre le proporcionaba al cerebro la satisfaccion del trabajo bien hecho.
– Siento no haberselo dicho, pero todo ha pasado tan rapido desde que llame al timbre. Soy la novia de Oscar y anoche estuvimos aqui un rato.
– Vaya, ?y cuanto tiempo estuvisteis?
– Unas dos horas. Si le digo la verdad creia que el vivia aqui. Aun estoy despertando.
– Ese Oscar… -dijo Sasa, sin saber que pensar de Julia.
Julia se apoyo en la delicada barandilla de hierro, tenia ganas de llorar. Necesitaba que Sasa se compadeciera de ella.