– Pues… te dire. La catolica -ya que de ella hablamos- ha obtenido conquistas indiscutibles. Como inspiradora del arte, por ejemplo, desde pequena orfebreria hasta inmensas moles de piedra… Ha llegado incluso a convertir en arte montanas enteras, con monasterios o con capillas de Via Crucis. Sin hablar de la musica liturgica -el gregoriano es muy sutil- de las campanas. Ha propagado incluso magnificos olores -como el del incienso-, aunque tambien los haya creado detestables, como el de la cera.
Los chicos parecian asombrados. Entonces David volvio a reclinarse en el tronco del arbol.
– Claro, aspectos negativos los hay… -prosiguio-. Mas que positivos, supongo. El Catolicismo… Es curioso que todo sea tan complicado. Por ejemplo, si hay algo sagrado es la vida humana, ?no? Pues la Iglesia no ha dudado en atravesar a la gente con espadas si le ha parecido necesario. Ya sabeis… la Inquisicion, las Cruzadas. Todo lo cual es sorprendente si se piensa que su doctrina se basa en el amor y el perdon. Luego… hay otra cosa sagrada: cumplir una promesa. Pues bien, los Papas… Recuerdo que me impresiono mucho saber que hubo una epoca en que en Roma todos ellos tenian mujeres y que ademas… ?En fin! parece que era gente bastante animada.
– ?Es cierto que tuvieron hijos? -pregunto uno de los chicos.
– Es un hecho historico.
– De todos modos…
– Hay otro aspecto de la cuestion… -corto David- que a mi me parece mas negativo aun: el social. Parece ser que si se vendieran todos los tesoros que hay en el Vaticano, en Espana podriamos vivir varios anos sin trabajar.
Hubo otro murmullo.
– Sin contar con lo de los obispados, claro…
– Pero… la religion exalta la pobreza, ?no? -interrogo uno.
– ?Ah, desde luego! Ahi esta. Por ejemplo: enciclicas y sermones. Todos aconsejando la justicia, la caridad. En cambio, en la practica no se lo que les pasa: siempre se han colocado al lado de los… Iba a decir de los ricos; pero no; es mas preciso decir de los poderosos.
– ?Por que cree usted que lo hacen, senor maestro?
– No se… Porque son los que les pueden sostener, supongo. Aunque a mi me parece que a la larga salen perdiendo.
– ?Por que?
– Porque, aparte los ricos, todo el mundo se va inhibiendo. Y desde luego cuando hay revolucion el pueblo se levanta contra la Iglesia, ya lo veis.
El mayor de los chicos volvio a preguntar:
– ?Cree usted que si ahora hay revolucion se quemaran iglesias y se mataran sacerdotes?
David hizo un gesto de ignorancia.
– Eso no lo se. En todo caso, nosotros continuaremos cultivando nuestra huerta, ?no os parece?
Todos sonrieron, echandose para atras.
Santi inquirio:
– Senor maestro. Usted y Olga no creen en nada, ?verdad?
David contesto:
– ?No! Nosotros, no. Nunca. Hay muchas cosas que… ?en fin! que no vemos claras.
– ?Lo de los milagros?
– ?Oh! No es precisamente eso. De todos modos, que nosotros no creamos no quiere decir que no estemos equivocados…
Varios se rieron. Uno insinuo:
– ?Y de ser asi…?
– ?Que? -corto David-. ?El infierno?
– ?Uuuhhh…! -hizo Santi sorprendentemente animado.
– Basta. Nada de bromas. -David, dirigiendose al interlocutor, repuso con dignidad-: Si nos hemos equivocado, ?que se le va a hacer! Ya somos mayorcitos, ?no te parece?
Hubo un silencio.
– ?Veis? -anadio- el metodo es inteligente: «Si os equivocais, castigo eterno». No hay mujer que resista a tal argumento.
El de las pecas levanto la mano.
– ?Senor maestro! ?Me permite una cosa… que no es de la clase?
– A ver.
– ?Es cierto que el hermano de Ignacio es un santo?
La cosa cayo bien. Ignacio le miro con simpatia.
– Eres un imbecil -rio David-. Pero, en fin, estamos en familia. Ignacio pidio, dirigiendose al maestro y levantandose:
– ?Puedo yo contestar… aunque no sea de la clase?
– Desde luego.
– Pues creo que si, Rafael, que mi hermano es un santo.
David inquirio, mirando el reloj:
– ?Tal vez un poco tragico…?
– No creas… -Ignacio anadio, reflexionando-. Depende, claro…
Entonces, por la cuesta, aparecio Olga, con los menores. Cantaban algo entre los pinos; las faldas de las chicas revoloteaban.
– Basta por hoy.
– ?Ole, ole!
CAPITULO XXII
Mientras en la Colonia de San Feliu Ignacio andaba pensando en como se las arreglaria para entrar en el baile del Casino, sin
Por de pronto, los anarquistas se habian apoderado de la Piscina, ante la decepcion de Pilar y otras chicas que habian sonado en que se convertiria en un lugar mas o menos elegante. Las hijas del Responsable ocupaban practicamente el trono. Una llevaba un
Otro acontecimiento se desarrollo en el cerebro de un amigo de Matias Alvear: don Emilio Santos, Director de la Tabacalera. Don Emilio Santos estaba cansado de vivir solo. Asi como el comandante Martinez de Soria tenia dos hijos estudiando en Valladolid, el los tenia estudiando en Madrid. El mayor preparaba oposiciones a Hacienda; el menor acababa de obtener el titulo de bachiller, con mejores notas aun que Ignacio. Era de la edad de este y se llamaba Mateo. Don Emilio Santos le dijo a Matias: «Pues si. He decidido traerme a Mateo para aca. Tambien quiere estudiar abogado. Entonces alquilaremos un piso y por fin podre disfrutar tambien un poco de la vida de familia».
Don Emilio Santos era un hombre mas sentimental de lo que su aspecto elegante podia dar a entender. Carmen Elgazu le queria mucho por su correccion. La blancura de sus panuelos tenia fama. Era un gran aficionado al refranero espanol, del que decia que contenia en si todo el sentido comun acumulado por los hombres. Ahora vivia en una pension humilde, en la que nunca tuvieron un huesped de su categoria. Llevaba reloj de bolsillo con cadena de plata. Pero era hombre sencillo. De sonrisa afable y peinado algo romantico. En realidad gozaba dando buenas noticias. Queria mucho a los Alvear y estaba seguro de que su hijo Mateo seria el gran amigo que a Ignacio le faltaba.
Por ultimo, Cesar habia empezado a poner en practica sus proyectos, los faciles y los dificiles. Unas cosas le salieron a pedir de boca, otras le salieron mal. En el Museo no hubo contratiempo y mientras leia, sentado al fresco cerca de un ventanal, andaba pensando que Ignacio en San Feliu debia de pasar mucho mas calor que