alejada de la suya y el no recordaba haberlos oido nunca jodiendo en la habitacion de su madre. ?Como podia su padre joder con una mujer repugnante?
Solo oia el llanto incesante de su madre. Pero el llanto de su madre no solo se producia luego de joder. Tambien antes de joder. Y seguramente mientras jodian. Los llantos empezaban muy temprano. Arreciaban poco a poco. Su madre se despertaba llorando. Berreando. Con unas lloreras tremendas. Gritaba. Eran unos gritos espantosos seguidos de portazos que sacudian las tazas y los vasos del aparador.
Luego empezaba la trifulca en torno al panuelo.
Su padre se levantaba. Venia al cuarto de bano para afeitarse. Y ella tambien se levantaba y acudia al mismo cuarto de bano para insultarle.
Juan se levantaba y tambien se metia en el mismo cuarto de bano porque no habia otro donde cagar si es que podia cagar.
Y de pronto ella empujaba la puerta y le preguntaba a el por que se la metia por detras. Por que era tan cochino su marido y se la metia por detras. Por que se empenaba en metersela siempre por detras el santo marido de comunion diaria.
?Por que? ?Me puedes decir por que?
Y el contestaba que se callara o se iba a arrepentir. Primero se lo decia bajito para que los vecinos no lo oyeran porque el cuarto de bano daba al patio interior al que tambien daban todas las ventanas de los cuartos de bano de los vecinos. Por alli se oia todo. Se oia cuando un vecino hacia de vientre y tiraba de la cadena. Se oia cuando una vecina se duchaba. Cuando los ninos de los vecinos se banaban al volver del colegio. Cuando un vecino escupia. Cuando un vecino orinaba sin cerrar la ventana se oia el chorro de la orina de ese vecino. Se oia absolutamente todo. Se oia cantar a los vecinos cuando estaban alegres. Y se oian quejidos cuando estaban enfermos.
Pero a su madre le traia sin cuidado que los vecinos supieran que su marido se la metia por detras. Sujetando la puerta del cuarto de bano con una mano le miraba con ojos brillantes y preguntaba por que se la metia por detras un cochino de comunion diaria.
Su padre tenia entonces la cara completamente cubierta de jabon de afeitar y movia la cabeza para darle a entender a su mujer que fuera con mucho cuidado y que midiera sus palabras porque eso no se lo iba a tolerar.
Pero se lo toleraba.
Entonces ella repetia lo mismo con mas fuerza. Con mas gritos.
?Eres un cochino de comunion diaria que me la metes por detras! ?Cochino asqueroso!
Su padre se afeitaba con navaja. Llevaba puestos los pantalones y la camiseta. Afilaba la navaja pasandola varias veces por un pedazo de cuero desgastado sujeto a un mango de madera que apoyaba en el borde del lavabo. Se enjabonaba varias veces la cara. Como si quisiera desaparecer detras de la espuma de afeitar. Se ponia demasiada espuma alrededor de los ojos. De la nariz. De la boca. Parecia que fuera a comerse la espuma. Y se acercaba mucho al espejo. Cuando oia los pasos de su mujer por el pasillo cerraba apresuradamente la ventana que daba al patio interior. Se rasuraba perfectamente. Se pasaba la navaja una y otra vez. Era una exageracion. Apuraba tanto que a partir de un momento le salia sangre por todos los poros. Sacaba una botella de Floid de un armario y se ponia unas gotas en la cara. Eso escocia. Aspiraba apretando los dientes. Al terminar de afeitarse la cara de su padre estaba salpicada de algodoncitos secandose sobre los cortes que se habia hecho y esos pedazos de algodon iban cayendose poco a poco de su cara igual que el panuelo en los azulejos de la pared.
Pero ella no se daba por vencida. No estaba dispuesta a que el cerrara la ventana y todo quedara dentro de casa. Esto lo tenian que saber los vecinos. Asi que abria la ventana y llamaba a los vecinos uno a uno para gritarles que su marido se la metia por detras antes de irse a la parroquia a misa y a comulgar.
Llamaba por su nombre a la viuda del segundo piso. Llamaba al dentista del tercero. Llamaba al notario del cuarto y al escultor fallero del atico que pintaba acuarelas de barracas valencianas.
?Que haceis escondidos? ?No os quereis enterar de las cochinadas que me hace este cochino? ?Sois todos como el?
Despues daba unas vueltas por el pasillo como para tomar brio y arrancaba de cuajo el hilo del telefono que arrojaba por el hueco de la escalera.
El portero se asomaba desde el infierno de su porteria.
?Otra vez? ?Pero que pasa ahi? ?Es que esto no va a acabar nunca?
Su padre terminaba de afeitarse. Se ponia el cuello duro. Se hacia el nudo de la corbata. Luego se ponia el sombrero de fieltro gris. Y se dirigia hacia la puerta. Pero ella le esperaba al otro extremo del pasillo. Le volaba el sombrero de un bufido. Preguntaba enfurecida que podia tirarle hoy al craneo a este imbecil.
?La plancha?
?Una bandeja?
?La sopera?
?Una botella de Tio Pepe?
?Una botella de Lacrima Christi?
?Una botella de Cinzano?
Siempre tenia a mano un arsenal de botellas.
Entonces era el momento en que su padre se daba prisas para ponerse a salvo. Dejaba la puerta abierta. Desde el rellano de la escalera la amenazaba con encerrarla en el manicomio.
?Te metere en el manicomio! ?No saldras en una buena temporada del manicomio! ?Tendrias que estar toda tu vida en el manicomio! ?Si sigues por ahi acabaras en el manicomio! ?Cuidado que esta vez te llevaran a la fuerza al manicomio! ?No olvides que soy abogado del manicomio!
Esta era la letania que el padre de Juan recitaba desde el rellano de la escalera hasta el portal de la casa. Solo dejaba de repetir la palabra manicomio cuando estaba en la calle.
Pero aquel dia ella no le dejo siquiera empezar la letania del manicomio. No le dio tiempo a salir al rellano de la escalera. Pregunto como otras veces a ver que puedo tirarle a este cretino a la cabeza y le basto abrir la boca. De su boca extrajo la dentadura postiza. La llevaba desde muy joven. Sabia manejarla. Apunto a la cabeza de su esposo. Y lanzo la dentadura como si fuera un misil.
El padre de Juan fue alcanzado de espaldas al final del pasillo y en mitad del craneo.
Solto un grito. Despues una jaculatoria al Sagrado Corazon y otra a la Virgen de los Desamparados tambien llamada
?Sangre! ?Me has hecho sangre!
Sangraba por la coronilla.
?Salvaje! ?Por fin me has herido!
?Sangre? ?Te hice sangre? ?Imposible! ?Como vas a tener sangre en la cabeza? ?Tu no tienes mas que corcho en la cabeza!
Y reventaba de risa. Nunca habia visto a su madre reirse tanto. Ni siquiera le importaba recuperar su dentadura postiza. Sin dentadura postiza parecia una autentica lagartija. La nariz le rozaba los labios. Las encias eran vias muertas de ferrocarril. La expresion de su rostro era repulsiva y comica.
De un puntapie el padre de Juan le acerco una pieza de la dentadura postiza sin dejar de limpiarse con el panuelo la sangre de la coronilla.
Juan temblaba. Veia la otra pieza de la dentadura de su madre detras del radiador. La recogio. No se atrevia a entregarsela a su madre, le temblaban tanto las manos que la pieza volvio a caerle al suelo. La recogio otra vez. Temblaba con tanta fuerza que llego a pensar que ese temblor iba a durarle toda la vida. Que nunca iba a desaparecer. Que cuando acabara esta pelea y su madre se encerrara en su habitacion a romper cosas y a llorar el seguiria temblando y temblando cada vez mas. Eso iba a ocurrir. Tenia mucho miedo de que eso ocurriera. Era la primera vez que lo notaba. En ese momento no era mas que en un monton desatado de nervios que temblaban sin control. Las manos. Los brazos. La cabeza. Todas las partes del cuerpo le temblaban de una manera terrible.
?Que le pasa a este muchacho que tiembla tanto? Este nino tiembla mucho. Lo llevaremos al medico. Coge un vaso y el agua le cae. Abre un libro y parece que vaya a tocar el acordeon. Coge un papel y el papel se mueve tanto en sus manos que se diria que esta vivo. Alarmante. ?Tendra el baile de San Vito? A lo mejor tiene el baile