– ?Tu crees que me parezco a mama?
– Fisicamente, si, desde luego, sois identicas, sobre todo cuando llevas el pelo recogido como hoy. Pero, de caracter, yo creo que no teneis nada que ver, mama era muy conservadora. Discutiais mucho por eso.
– Yo creo que mama tendia tanto a conservar sus cosas, sus ritos, sus costumbres, porque estaba muy sola y necesitaba esos puntos de referencia estables para no enloquecer.
– Mira, Elena, yo soy de clase media y no tengo acceso a reflexiones tan profundas. Mama tenia el caracter que tenia como tu tienes el tuyo y yo el mio. Llevo la vida de una mujer de su epoca y como ella hay dos millones mas.
Juan se habia vuelto a poner agresivo, de manera que desvie la conversacion hacia asuntos insustanciales y al poco nos despedimos. Me dio un beso muy carinoso al tiempo que me apretaba el hombro en un gesto que parecia una invitacion a la firmeza.
Habia pensado volver a casa, pero la idea del embarazo de mi hija no me abandonaba y temi que al encontrarme sola, entre las cuatro paredes del salon, me diera un ataque de llanto incontenible. Ademas, volvi a acordarme de que mi detective me seguia y decidi darle una satisfaccion. Cerca de mi casa hay un salon de bingo. Me dirigi alli con idea de pasar un rato y confirmar sus sospechas. Pero intentaba, sobre todo, pensar en cualquier cosa menos en mi familia, porque habia empezado a sentir un odio excesivo hacia Enrique por no haberme dicho nada del embarazo de Mercedes.
Sin embargo, cuando me asome a la sala de bingo y comprobe la cantidad de soledad acumulada en cada uno de los jugadores y jugadoras, sali corriendo de alli porque me parecio un espejo en el que resultaba insoportable mirarse. Llegue a casa en un estado de excitacion indeseable y con un malestar difuso en el vientre. La sensacion de que tenia en el intestino algo que se resistia a salir, a ser expulsado, se acentuo. Fui al vater sin ningun resultado.
Me sente en la butaca de mi madre y pense en mi hija, en mi hija embarazada. La nina que habia estado en mi vientre, en mis brazos, se disponia a prolongar la cadena, aunque yo no sabia hacia donde, hacia que. Esto es la vida, pense, esto era la vida. No es mas que esto, nacer, reproducirse y morir; a veces, tambien, crecer. Y entre una cosa y otra, un espacio vacio, un tiempo muerto, algun horror que ni siquiera recordamos.
El sentimiento de irritacion hacia Enrique y hacia Mercedes por no haberme comunicado la noticia se rebajo hasta desaparecer del todo desde esa perspectiva. En realidad me parecia una miseria que afectaba mas a la imagen de quienes la habian realizado que a la mia. Asi que cuando llego Enrique no le dije nada e incluso estuve amable con el. El asunto habia dejado de afectarme como si realmente yo fuera otra, aunque por alguna razon mantuviera la apariencia de ser la madre de mi hija.
Esta manana he recogido el informe del detective. Tiene gracia como me corrige algunas cosas; por ejemplo, es cierto que pedi whisky y no cafe. En fin, dice asi:
Elena Rincon tiene un mal que la consume. Me baso para decir esto en el hecho de que nunca presenta el mismo aspecto fisico. Unos dias esta bien y otros mal, como si padeciera de una enfermedad estable que se tomara algunas jornadas de descanso. Hoy tenia mala cara, aunque no quiero decir con eso que no estuviera atractiva; al contrario, esa alteracion de sus facciones proporciona a su rostro un halo de misterio. Llevaba el pelo recogido y parecia mas joven.
Salio de casa a las diecinueve horas y fue paseando hasta llegar a una cafeteria que tiene instalada una terraza en la calle. Se sento en una de las mesas en actitud del que espera a alguien, y en efecto, al poco llego un sujeto de unos treinta y cinco anos con quien intercambio un par de besos y que se sento a su lado. A ella le sirvieron un whisky y al otro una infusion.
Tuve que observar la escena desde lejos, pues la cafeteria no estaba excesivamente poblada y prefiero no entrar en el campo visual de Elena Rincon por razones que ya he aducido anteriormente. De todos modos, saque una foto instantanea, que adjunto, por si fuera de utilidad para mi cliente. Las figuras estan un poco lejos, pero sus rostros se distinguen gracias a la posicion de la luz.
Ignoro quien podia ser ese sujeto, pero si puedo afirmar que maltrato verbalmente a Elena Rincon, ya que esta, en un momento del encuentro, no pudo reprimir las lagrimas. Tuve la sensacion de que se sentia acorralada, como si estuviera siendo sometida a un chantaje. Quiza sea asi, tal vez le esten sacando informacion sobre su marido a cambio de silenciar algo que le averguenza. Digo esto porque el tipo aquel podia ser perfectamente un policia. Vestia como un policia, hablaba como un policia y miraba a Elena, a Elena Rincon, como un policia.
Se despidieron hora y cuarto mas tarde. Los besos de despedida no eran los de un policia, pero a veces no todo encaja como uno quisiera. Pense que el mal que padece esta mujer quiza sea una obsesion, porque hay en su modo de caminar y de mover los brazos un intento de desprenderse de algo inquietante.
Tal vez por eso se dirigio al bingo, para distraerse de su obsesion primordial. O tal vez su aficion al juego la haya conducido a contraer deudas excesivas que ahora no puede saldar. Quiza por eso, en un esfuerzo de voluntad realmente notable en una adicta al juego, abandono la sala antes de llegar a ocupar siquiera una mesa.
Despues regreso andando a su casa con gesto preocupado y alternando momentos de sosiego con situaciones de excitacion nerviosa. Estos matices los percibimos los investigadores en el modo de andar, aunque pasan inadvertidos para el comun de la gente.
Cuando entro en el portal de su casa, anochecia. Eran, casi, las nueve. Desearia que en el futuro me indicara si debo hacer simples seguimientos o debo intentar grabar conversaciones como la descrita. La tarifa es distinta.
Creo que es el informe que mas me ha gustado. Tengo la impresion de que este hombre se ocuparia de mi si llegara a encontrarme en una situacion dificil. La foto instantanea que adjunta es terrible porque, en efecto, Juan podria ser un policia intentando sacarme informacion. No hay nada que pudiera identificarnos como hermanos, ni siquiera como dos personas que tuvieran un territorio de afectos comun. Que vida.
Ayer fui a ver a mi hija. Habia creido ingenuamente que seria
El que mi hija vaya a ser madre y, sobre todo, el que no me haya hecho participe de tal suceso, me coloca como fuera del mundo, en un lugar donde el grito no suena, donde las lagrimas no reblandecen nada. Aunque tambien pienso que, si mi metamorfosis se consuma, mi hija y yo quedaremos unidas por un hilo invisible, un hilo organico a partir del cual, tal vez, se empiece a construir un tejido nuevo en el que cada una de nosotras, con el transcurrir de los anos, ocupara un lugar preciso.
Bien, el caso es que sali a la calle con idea de hacer algo determinado y al poco me encontre merodeando por los alrededores de su casa. Entonces supe que no habia salido con otro proposito que el de ir a verla. Ya cerca del portal, pense si llamar por telefono para anunciar mi visita, pero temi que intentara esquivarme con alguna excusa. De manera que subi directamente.
Me abrio ella la puerta y en seguida adverti que mi presencia le resultaba incomoda. No habia nadie mas en la casa, pues su marido estaba trabajando y la asistenta se acababa de ir. Observe con discrecion su vientre, pero todavia no se le notaba nada. Estaba guapa; siempre fue mas guapa que yo, a pesar de la constitucion atletica de sus hombros, que disimula muy bien con el tipo de ropa que se pone.
Tenia encendida la television y ni siquiera bajo el sonido para que pudieramos hablar. La verdad es que cuando me vi sentada en aquel sofa, frente al televisor, y rodeada de muebles pretenciosos que reproducian un estilo de vida tan lejano a mis intereses, senti un golpe de angustia. Me parecio que todo eso ya lo habia visto en algun sitio -quiza en mi misma- y que no conducia a ningun lugar, a ningun lugar. Senti un cansancio enorme por estar viva y por tener que asistir al paso de las generaciones, a la sucesion de los anos, las estaciones y los dias. De subito, me puse muy triste y me eche a llorar.
Mercedes intento consolarme, pero dejando entrever un tono de fastidio.