Por primera vez desde que fui destinado para el mando de esta comandancia fuerza de la misma destinada al fin primordial que nos encomendo la superioridad de persecucion y exterminio de huidos, ha tenido ante una partida una actuacion cobarde, precedida de entrega de armamento, municiones, correajes, uniformes y el tricornio que tanto nos caracteriza, manteniendose desarmados en su destacamento, carentes de valor para iniciar la persecucion de aquellos que tanto mancillo [sic] un honor, con la agravante de que un companero, herido mortalmente por su heroismo, pedia auxilio en estado preagonico. Hecho tan bochornoso […] merecen [sic] mi repulsa, pues abrigaba la confianza de que mandaba fuerza que en todo momento responderia sin regatear sacrificios en defensa de los intereses patrios, prestigio del uniforme que llevamos por fama. Como el delito cometido por estos ex benemeritos tiene marcada taxativamente pena en el Codigo de Justicia Militar, con ejemplar castigo en el acto, a dicho Texto legal me ajuste y ante todas las fuerzas formadas en el lugar se consumaron los hechos y bajo mi mando director y personal, hube de cumplir con rigor los mandatos de dicho Codigo para castigo de los culpables y ejemplo de las fuerzas que lo presenciaban en formacion propia del caso […]. Para borrar esta mancha que sobre la comandancia pesa, exhorto a todos en general y dispongo que sin reparar fatigas [sic] y sacrificios, con exposicion de la vida en cuantas ocasiones se presenten, se emprenda una campana eficaz, que permita en corto espacio de tiempo aminorar y exterminar en todo caso a los guerrilleros que merodeen por la provincia o acampen por la misma. En cuantos casos de negligencia se sucedan faltas que menoscaben nuestro honor, tened presente que aplicare a los culpables el maximo castigo para el que estoy autorizado, proponiendo en todo hecho aun siendo falta leve, el traslado de comandancia para el corregido […], pues no tienen cabida en mi comandancia los que olviden el concepto del deber, demuestren tibieza en el servicio o negligencia de cualquier clase, que rapidamente sancionare.

Persecucion y exterminio, para el enemigo, y exigencia a los guardias de exponer la vida «en cuantas ocasiones se les presenten», firmada y rubricada por un jefe que sabe que no seran escasas y que a el no se le ha de presentar ninguna. Huelgan los comentarios sobre el tipo de jefatura y la filosofia que representaba este hombre, pero para completar el cuadro habra que consignar que, procesado Gomez Cantos, por la insistencia del obispo de la diocesis, a quien enfurecio la ejecucion de tres catolicos sin darles capilla ni cristiana sepultura, el Tribunal Supremo de Justicia Militar, que debia sancionar ademas la omision de todas las formalidades legales para imponer la pena de muerte (entre ellas, el consejo de guerra con derecho a defensa), condeno al teniente coronel a un muy benevolo ano de prision, apreciando la atenuante de que el imputado habia obrado «impulsado por poderosos motivos de indole moral y patriotica». Para que esa circunstancia se tuviera en cuenta fueron decisivos los oficios de Alonso Vega, que protegiendo a un homicida de su propia gente, y destinandolo luego nada menos que al Centro de Instruccion de la Direccion General, para que pudiera adoctrinar a otros oficiales, consumo el mas insigne desatino que quepa atribuirle al frente del instituto benemerito.

En lo que toca al fenomeno del maquis, condensarlo en unas pocas paginas, como esta obra exige, es tarea francamente dificil. Para su conocimiento detallado, que sin duda merece la pena, por lo que nos ensena del pais y el tiempo en que se desarrollo, forzoso es remitir a las obras de quienes lo estudiaron en profundidad. Como estudios clasicos, y de muy diversa orientacion, cabe citar, por un lado, los de los miembros del cuerpo Aguado Sanchez y Limia Perez (este ultimo basandose en su experiencia en la persecucion y neutralizacion final de los guerrilleros); y por otro, el del conocido dirigente comunista, y responsable desde el exilio de la oposicion interior al regimen, Enrique Lister. Entre los mas recientes, los trabajos de Hartmut Heine sobre la guerrilla gallega y de Secundino Serrano sobre el conjunto del fenomeno, del que ofrece una valiosa panoramica general.

A efectos de nuestro relato, diremos que el maquis o guerrilla presento perfiles dispares, tanto por la procedencia de sus miembros como por su distribucion geografica, asi como en funcion del momento temporal en que desarrollaron sus acciones o de la orientacion ideologica que las presidia. Comenzando por este ultimo extremo, la inmensa mayoria de ellos se sujetaba a las directrices del partido comunista, que si ya en la Guerra Civil descollo por su capacidad organizadora y la disciplina en el combate contra las tropas nacionales, no fue menos sobresaliente en la posguerra en cuanto a su empeno en erosionar desde dentro el regimen. Pero tambien es destacable la actuacion de los anarquistas, que extendieron sus operaciones, principalmente, al territorio que habia sido durante decadas su feudo tradicional, Cataluna, con audaces golpes de mano que alcanzaron gran repercusion. En su instruccion y organizacion tuvo un papel decisivo un viejo conocido del lector, Pedro Mateu Cosido, uno de los artifices del atentado contra Eduardo Dato, a quien encomendaron la tarea los dirigentes de la CNT, Esgleas, Santamaria y Federica Montseny. Para ello, Mateu se sirvio de un selecto grupo de militantes, entre los que cabe mencionar nombres legendarios como los de Quico, Facerias, Caraquemada y Wences, o como los integrantes de la llamada Seccion de Defensa, encabezada por Joaquin Llopis y Francisco Arago. Todos estos activistas se especializaron en atracos y robos de coches, que perpetraban con gran desfachatez aprovechandose de los pocos medios con que entonces contaban las fuerzas del orden, asi como de los puntos flacos de su despliegue. Apostados en Castelldefels y el Garraf, se convirtieron en el terror de los automovilistas, a los que desvalijaban con la ventaja que les daba saber que por la zona solo habia guardias a pie.

Tambien se distinguieron por los atracos a bancos, y por acciones tan audaces como el asalto al Hotel Pedralbes en compania de varias prostitutas (utilizando luego a los huespedes como escudos frente a la policia). O como el saqueo del conocido meuble llamado La Casita Blanca, donde cazaron en plena refriega amorosa clandestina a un buen punado de indefensos burgueses de la ciudad. El mas contumaz y peligroso de los combatientes anarquistas fue Francisco Sabater Llopart, alias Quico, que llegaria a ser considerado enemigo numero uno del regimen. Natural de L?Hospitalet de Llobregat, tuvo una infancia conflictiva, que lo llevo a diversos reformatorios y una trayectoria turbulenta tanto en tiempos de la Republica como durante la Guerra Civil, en la que acabo perseguido por la policia republicana por zanjar sus disputas con un comisario politico en el frente de Teruel matandolo de un tiro. Sabater fue la pesadilla de las fuerzas del orden durante casi dos decadas. Tras organizar multiples partidas y participar en decenas de acciones, cruzando y descruzando la frontera una y otra vez, y habiendo sido confinado en repelidas ocasiones por las autoridades francesas, entro por ultima vez en Espana en enero de 1960. El mitico guerrillero anarquista acabo cayendo en Sant Celoni, adonde llego en busca de ayuda medica despues de resultar gravemente herido en el tiroteo con una seccion del cuerpo, no sin matar antes de una rafaga de metralleta a su jefe, el teniente Fuentes. A Quico, que habia enfrentado una y otra vez a policias y guardias, lo abatio el subcabo del Somaten (cuerpo de seguridad formado por voluntarios civiles y reinstaurado por Franco en 1945) Abel Rocha Sanz. La escena fue digna de un westem, con los dos hombres situados a cincuenta metros, frente a frente. Sabater acerto al somatenista en una pierna, pero este (que, dicho sea de paso, era hijo de un miembro de la Guardia Civil) tuvo mejor punteria.

No fue, empero el Quico el ultimo de los guerrilleros anarquistas en caer. Ese honor le corresponde a Ramon Vila, Caraquemada, muerto el 6 de agosto de 1963 en enfrentamiento con guardias de Manresa.

Pero volviendo a nuestra exposicion, el grueso de la guerrilla antifranquista tuvo inspiracion y direccion comunista. Y como tambien apuntamos, presento rasgos diversos segun sus zonas de actuacion. Mas aislada en Galicia, Asturias, Extremadura, Andalucia occidental o la cordillera Central, donde la combatio con eficacia, desde Miraflores de la Sierra, el comandante Enrique Sierra Algarra, de quien paginas atras referimos su laureada intervencion en la guerra al frente de una compania de la Legion. Y mas organizada y temible en las zonas de la cordillera Iberica, con la accion del AGLA (Agrupacion Guerrillera de Levante y Aragon) y en Andalucia oriental, donde iba a brillar de forma especial el habil y astuto dirigente Jose Munoz Lozano, alias Roberto; probablemente el mas preparado y carismatico de los jefes del maquis, que logro alzar un peligroso ejercito de mas de doscientos activistas con el que asolo las provincias de Granada y Malaga.

Del AGLA se ocupo el ya citado general Manuel Pizarro Cenjor, que movilizo un dispositivo excepcional para acabar con aquellos bien organizados guerrilleros, responsables de decenas de muertes de guardias civiles y de paisanos y de acciones que habian producido al regimen tanta conmocion como el descarrilamiento en febrero de 1949 del tren Madrid-Barcelona a la altura del barranco Ull de Asma, causando 40 muertos y 130 heridos. Segun el relato de Enrique Lister, Pizarro no dudo en emplear «toda clase de fuerzas y armas, desde los pistoleros falangistas hasta la aviacion; desde divisiones del Ejercito a la organizacion de contrapartidas guerrilleras, poniendo en juego criminales recursos de provocacion sobre todo en el campo; la aviacion de reconocimiento y bombardeo fue empleada en muchas zonas guerrilleras, contra las que se sostuvo una feroz guerra de tierra

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