informarles de lo ocurrido y pedirles que extremen la vigilancia, les indica: «Caso de existir choque o tener que realizar accion contra cualquier elemento subversivo o alterador del orden, debera actuarse energicamente, sin restringir ni lo mas minimo el empleo de sus armas». El espiritu expeditivo de Alonso Vega resurge con todo su brio, en un momento y un pais donde es muy otra la respuesta que demandan las circunstancias. Tanto es asi que el ministro de la Gobernacion, Carlos Arias, que no es precisamente un blando (basta con preguntarlo a los supervivientes de sus diligencias por la Costa del Sol durante la guerra, que le valieran el sobrenombre de Carnicerito de Malaga), lo llama a su presencia y lo obliga a revocar la orden y a indicar a los guardias civiles que se pongan a las ordenes de los gobernadores civiles. Lo que en ese momento no sabe Iniesta es que el coronel Jose Antonio Saenz de Santamaria, a la sazon jefe del Estado Mayor del cuerpo, ha demorado, con buen criterio y en tanto se calman los animos, cursar el primer telegrama, por lo que las unidades reciben ya directamente el segundo.

Esta actuacion (considerada por algunos historiadores como un amago de golpe por el titular de la direccion general) y su postura de responder con firmeza, le valdran a Iniesta una gran popularidad entre los sectores mas ultras del regimen, que en el sepelio del almirante llegan a lanzar gritos de «?Iniesta al poder!» El nombrado al frente de la presidencia del gobierno, sin embargo, seria el propio Arias Navarro, bajo cuyo mandato se iba a desatar la gran ofensiva de ETA, con la cooperacion del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriotico), un grupo marxista-leninista de accion directa fundado en los sesenta por el comunista Julio Alvarez del Vayo, que procedia de la militancia socialista y que en la II Republica habia llegado a ser ministro de Estado (Asuntos Exteriores) del gobierno de Juan Negrin.

Son meses en los que los atentados se suceden con una frecuencia desasosegante. El regimen parece desbordado. El punto culminante lo marca el atentado de la cafeteria Rolando, en la calle Correo de Madrid, justo enfrente de la Direccion General de Seguridad, el 13 de septiembre de 1974. Con 13 muertos, es la primera gran masacre de ETA. Como respuesta, se potencia el SIGC y se lanzan los GOSI (Grupos Operativos del servicio de Informacion, antecedentes de los GAO, o Grupos Antiterroristas Operativos, que luego canalizaran el grueso del trabajo de informacion en la lucha contra ETA, con reiterada eficacia). Un operativo de estos, dirigido por los capitanes Martinez Herrera y Sanchez Valiente, junto al SIGC de Madrid del capitan Pinto Vila y los servicios de informacion de la Policia encabezados por el comisario Conesa, logra desmantelar la base logistica utilizada en los atentados contra Carrero y la cafeteria Rolando. En la operacion, culminada pese a la falta de medios (el SIGC de Madrid no tenia vehiculos propios, y debia moverse en taxis y coches particulares) se detiene al dramaturgo Alfonso Sastre y a su companera Genoveva Forest.

Pero la espiral no se detiene: raro es el mes que no cae algun policia o guardia civil, y el regimen decide recurrir a la mano dura. Llegan asi los famosos fusilamientos del 27 de septiembre de 1975. Son cinco los condenados. Por un lado, tres militantes del FRAP: Jose Humberto Baena (imputado por el atentado mortal contra el policia Lucio Rodriguez en la madrilena calle de Alenza) y Ramon Garcia Sanz y Jose Luis Sanchez-Bravo (por la muerte del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose, en Carabanchel). A ellos se suman dos etarras: Juan Paredes Manot (acusado de la muerte del policia Ovidio Diaz durante un atraco al Banco de Santander de la calle Caspe de Barcelona) y Angel Otaegui Etxebarria (al que se imputa por la muerte del cabo del SIGC Gregorio Posadas, en Azpeitia). Las movilizaciones internacionales para lograr la clemencia de Franco, que incluyen al mismisimo Vaticano, son esteriles. En los piquetes de fusilamiento, segun testigos presenciales, se mezclan policias y guardias civiles. Otros llegan en autobuses para presenciar la ejecucion. Los que aprietan el gatillo son voluntarios. Otros muchos cientos, en aquellos dias de hostilizacion permanente y asesinatos continuos, se habrian ofrecido a reemplazarlos.

Aquellos policias y guardias, al disparar sus armas, no solo acaban con los condenados, sino de rebote con el propio regimen, nacido con el pretexto de los disparos atribuibles a la accion de otro guardia y otros policias, el capitan Condes y los guardias de Asalto que secuestraron a Calvo Sotelo de su casa para darle el ultimo paseo. Muy verosimilmente, la ola de condenas que por estos hechos recibe Espana desde todos los rincones del mundo, y en particular la del papa Pablo VI, contribuye a precipitar el deterioro de la salud del viejo caudillo, que tras una sucesion de anginas de pecho y colapsos gastrointestinales muere en el hospital de la Paz de Madrid en la madrugada del 20 de noviembre de 1975. Lo que le deja a su sucesor, Juan Carlos I, es, en lo que al problema vasco se refiere, un autentico polvorin, con el que lidiaran con mas pena que gloria los primeros gobiernos de la monarquia. El conflicto del Norte llegara asi a convertirse en un autentico escollo para la transicion democratica que pretende impulsar el joven rey, y a la que una y otra vez amenaza con hacer descarrilar.

El 6 de abril de 1976, 29 reclusos, entre ellos destacados dirigentes de ETA, se evaden del penal de Segovia. El dia 11, el guardia civil Miguel Gordo muere electrocutado al tratar de retirar una ikurrina colocada sobre un cable en la calle Leon de Barakaldo. El dia 18, el dirigente Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, y otros dos etarras intentan pasar la frontera por (de nuevo) Bera de Bidasoa para celebrar el Aberri Eguna, o Dia de la Patria Vasca. Se topan con la Guardia Civil, que en el tiroteo mata al etarra Enrique Alvarez Gomez, Korta. En esa jornada, los guardias han de retirar decenas de ikurrinas con explosivos adosados, extremando la precaucion. El 25 hay un nuevo tiroteo entre etarras y guardias cerca del puesto fronterizo de Etxalar. Es otra vez Pertur, que intenta la maniobra frustrada en Bera. Uno de los terroristas es herido y capturado. Asi transcurre, en resumen, un mes normal, bajo el mandato del firme e hiperactivo ministro de la Gobernacion del primer gobierno de Juan Carlos I, Manuel Fraga lribarne.

Para resolver el problema, el nuevo presidente, Adolfo Suarez, que sustituye a Arias Navarro en julio de 1976, oscila entre continuar con la represion energica (y heterodoxa, a la luz de las reglas de un estado d Derecho como el que se quiere instaurar) y ofrecer una generosa reconciliacion sobre la que poder edificar la inminente democracia, en la que se brindaran cauces legales a la expresion de la voluntad de autogobierno de pueblo vasco. La opcion por la segunda via lleva a autorizar el uso de la ikurrina, tras las gestiones en enero de 1977 de Rodolfo Martin Villa, titular del ministerio del Interior (nombre que ha adoptado el antiguo departamento de Gobernacion). El teniente coronel Antonio Tejero Molina, jefe de la comandancia de Guipuzcoa, cursa un telex solicitando instrucciones sobre si debe rendir honores militares a la nueva bandera cuando sea izada La pregunta sobre la ikurrina precipita su relevo. El impetuoso jefe, que ha impulsado en Guipuzcoa la creacion de los grupos GALA (especializados en la infiltracion en el entorno abertzale), causara en su nuevo destine Malaga, nuevos dolores de cabeza a sus superiores, como cuando desoyo las instrucciones del gobierno civil para enterrar discretamente y a la hora de comer a un guardia asesinado y lo hace a las doce de la manana llevando el mismo a hombros el feretro por las principales calles.

El gesto final de la estrategia conciliadora es la generosa amnistia decretada por el gobierno en su reunion del 20 de mayo de 1977. Abarca etarras con delitos de sangre, para los que se negocia su deportacion a Bruselas. De su inutilidad hablan pronto los hechos. El 4 de junio los GRAPO (los oscuros Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre) asesinan en Barcelona a los guardias Rafael Carrasco y Antonio Lopez Cazorla. ETA aguarda a que pasen las primeras elecciones democraticas, el 15 de junio. Poco despues, el dia 25 de julio, lanza una ofensiva en la que hiere a un guardia civil en Ordizia, ataca el cuartel de La Salve en Bilbao y mata un policia armado de tres tiros en la nuca en Nanclares de Oca. En un comunicado, ETA declara su voluntad de proseguir la lucha armada y se proclama como una organizacion «socialista, revolucionaria, vasca y de liberacion nacional». El cambio de regimen nada significa para los terroristas.

Mientras la transicion democratica prosigue su andadura y se redacta la nueva constitucion, en Euskadi continua la guerra. ETA amplia sus objetivos e incluye entre ellos la central nuclear de Lemoniz, entonces en construccion. Un primer ataque al destacamento de guardias que la custodian, en la noche del 17 de diciembre de 1977, es repelido por estos, que logran herir a un etarra al que sus companeros abandonan. El 16 de marzo de 1978, en cambio, los terroristas tienen exito: setenta kilos de Goma-2 echan abajo parte de la estructura, causando 2 muertos y 14 heridos. Durante todo ese ano las acciones serian constantes, multiplicandose los atentados contra fuerzas del orden. En noviembre, un plante de la Policia Armada obliga al ministro Martin Villa y al vicepresidente, el teniente general Gutierrez Mellado, a presentarse en el cuartel del cuerpo policial en Basauri. Alli Martin Villa les dice que se esta avanzando en la erradicacion del terrorismo. Con todo, cuatrocientos policias seran trasladados. Al dia siguiente, el guardia civil Manuel Criado muere de un tiro en el cuello en Tolosa, mientras prestaba el servicio de seguridad del partido de futbol entre el equipo local y el Tudela. El dia 20, cuatro comandos apostados en las inmediaciones abren fuego contra los policias que hacian gimnasia en el exterior del cuartel de Basauri. Causan dos muertos y diez heridos. En los dias que restan hasta el referendum constitucional

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