novelas de Ramon. Tanto Ramon como Cocteau, glosadores natos, se salvan de eso cuando, renunciando a la novela, hacen literatura de la literatura o de la vida, pero no de la novela, que, como hemos dicho y repetido, es, en un sentido profundo y paradojico, todo lo contrario de la literatura.
17. MADRID
Ramon, si, se salva del paletismo cosmopolita mediante su madrilenismo paleto, como ya hemos dicho, pero Ramon es el madrileno ideal que en realidad esta huyendo siempre de Madrid: hacia Paris, hacia Lisboa, hacia Napoles, hacia America. Fracasan sus diversos intentos de fijacion en Paris, Estoril o Napoles, de modo que es el madrileno empedernido, pero a la fuerza. Cada vez que vuelve del extranjero, no deja de constatar el caracter cavernario, agreste, duro y aislado de la vida madrilena. Naturalmente, le sobran recursos literarios para hacer de este refugio madrileno un paraiso o una ergastula, pero la verdad biografica es que Ramon llego a tener una cierta popularidad en Paris o Napoles, y que de mala gana renuncia a su condicion de escritor europeo para quedarse en madrileno.
La segunda mitad de su vida la pasa casi entera en Buenos Aires. El cosmopolitismo que, como hemos visto, es connotacion fundamental de aquella vanguardia, Ramon, mas que dejarlo en literatura, prefiere realizarlo siendo un escritor de dimension europea y asistiendo a las reuniones de humoristas de Bontempelli, Pitigrilli y Charles Chaplin. Ramon ha tratado de hacer una circunferencia mas ancha en torno de si, pero aquello es una moda, y esa circunferencia que iba a ser toda Europa, se le borra pronto. Nada mas banal que el mito de la perennidad del arte. El arte y la literatura funcionan por modas, y esa es su dialectica, de modo que tampoco es malo que sea asi. La filosofia y la ciencia tambien se mueven por corrientes de moda o modernidad. El hombre esta sujeto a modas como el animal esta sujeto a ciclos. Las modas son los ciclos de la cultura, algo que viene a recordarnos, en su movimiento profundo, el caracter rotatorio de la linea recta. En Europa se pasa pronto la moda Ramon como pasa la moda Pasteur, la moda Breton, la moda Chagall o la moda Isadora Duncan. Ramon lo ha dicho bien: «El mundo no es tan mundo como parece.» Y con esta su sabiduria de primitivo, se entremete de nuevo en su gruta de Pombo, dentro de la gruta cuaternaria que es Madrid, a seguir siendo el. Ramon es el escritor mas tentadoramente citable de toda la literatura. Toda su obra es una pura cita. Ramon, escritor sin genero, tiene mil generos, como ya hemos visto, y la cita asciende en el a genero literario: la gregueria. De modo que por eso mismo he elegido citarle lo menos posible en este libro, porque podria hacerse un libro sobre Ramon como una alfombra de nudos, hilvanando greguerias o frases certeras, que las tiene para todo. No citare, pues, todo lo que se podria citar, que seria interminable -y eso sin mirar libros- sobre el madrilenismo de Ramon o el ramonismo de Madrid, que ya viene a ser lo mismo.
Solo diremos lo esencial: que Madrid es la circunferencia real y natural que el escritor traza en torno de si, o se encuentra ya trazada al nacer, y el mismo dira que Madrid es una ciudad de circulos concentricos, y que el mas estrecho de todos viene a coincidir con el pitorro de determinada fuente. (Ya hemos incurrido en cita.)
La novela del crimen y de la Ciudad Lineal. Cubierta de la primera edicion
Otros circulos mayores o menores -Europa, Pombo-, resultan en el mas deliberados, mas forzados, mas sostenidos y ensanchados a pulso, pero Madrid es el coso natural de su vida y su obra. El que huya de Madrid, buscando la gloria de Europa, la paz de Estoril o el mero alejamiento del triba- lismo madrileno, no hace sino confirmar lo que Madrid, ciudad circular, tiene de inexorable y consustancial para Ramon.
Visto todo esto a la luz dorada de aquellos anos veinte de la vanguardia y el cosmopolitismo, es cuando se comprende mejor el milagro de equilibrio que supone Ramon -tan desequilibrado y desfachatado a veces-, ya que su madridismo no cae nunca en madrilenismo y su vanguardismo europeista no llega a disminuirse nunca en lo local del tema.
Ramon escribe un
En principio, es bueno que sea asi. La universalidad literaria no existe, salvo a niveles de simbolos, y el simbolo esta ya muy desacreditado en literatura. La unica universalidad posible consiste en universalizar sitios muy concretos. Proust habla de Paris, Joyce habla de Dublin, Ramon habla de Madrid. El escritor -incluso el filosofo, como seria facil demostrar- es mas autentico en la medida en que este mas incardinado en un nucleo humano y obtenga sus verdades generales de fuentes mas particulares. De ahi el peligro que el exilio, el desarraigo, la trashumancia, el nomadismo internacionalista y todo eso suponen para cualquier escritor, como se aprende hoy recordando el caso de Paul Morand, Hemingway o Blasco Ibanez, de tan dudoso recuerdo para el lector actual.
El hombre es infinito a condicion de que se limite y Voltaire es mas infinito que nunca cuando se decide a cultivar su huerto, como Montaigne lo es desde su pueblo. Con el escritor internacionalista de verdad, como pudiera ser el caso de Malraux, ocurre, sencillamente, que ha hecho del mundo su pueblo. Universal es todo lo contrario de internacional.
Claro que el reves o la perversion de cualquier raigambre literaria y humana es el localismo, el costumbrismo, el pintoresquismo. Si universal es todo lo contrario de internacional, autenticidad es todo lo contrario de color local. Joyce sabe que observando a los dublineses esta observando a la humanidad. El costumbrista, por el contrario, cree que debe observar a la gente de su pueblo porque su pueblo es superior a toda la humanidad. Como la gloria es siempre un equivoco, Ramon ha caido en poder de los madrilenistas, como Lorca cayo en manos de los andalucistas. Estos equivocos son inevitables, aparte de ser la gloria, ya digo, y son incluso convenientes, pues suponen un correctivo para quienes creen en la gloria.
Pero en la obra de Ramon no hay madrilenismo ni casticismo ni costumbrismo ni localismo. El Madrid de Ramon son dos Madrid: el Madrid energumenico y singular del mundo literario y el Madrid cotidiano, el Madrid de la vida cotidiana, que Ramon ha observado y poetizado como nadie, e incluso ha universalizado, pues en el se ve que la vida cotidiana de Madrid es vida de cualquier parte, sin dejar de ser madrilena. No otra es la formula de la universalidad o universalizacion de un tema.
A la muerte de Ramon, en el ano 1963, el escritor catalan Jose Pla escribio un cruel e injustificado articulo sobre Ramon, doblemente injustificado, pues que, bien visto, son escritores de la misma raza, escritores sin genero, glosadores y memorialistas y en ese articulo decia con burla que Ramon habia encontrado muy facilmente el secreto de Madrid. No, Ramon no habia encontrado ni buscado el secreto de Madrid, ni creia probablemente que Madrid tuviese ningun secreto, ni que lo tenga ninguna ciudad del mundo, que eso del secreto de las ciudades es un mito romantico y superado. Lo que hace Ramon es observar prodigiosamente la vida cotidiana de Madrid, de Napoles, de Paris, de Buenos Aires, del pueblecito castellano Paredes de Nava, anotar y poetizar la vida cotidiana como signo mas evidente, rico y revelador de la condicion del hombre sobre la tierra y del caracter a medias paradisiaco y a medias artesanal de esa condicion. Lo mismo que Pla, a fin de cuentas.
Cuando Ramon dice «Madrid» debemos entender que esta diciendo la ciudad, las ciudades, la humanidad, la gente, la vida cotidiana universal, la palpitacion universal cotidiana de la vida, que hace que la luz de las mananas sea igual, entre las madres atareadas y los hijos que juegan, en una aldea lapona que en un barrio de Paris. Ramon jamas hace madrilenismo, sino que Madrid hace ramonismo, como toda ciudad: o sea, un poetico trenzado de ocio y trabajo, de alegria y resignacion, de caracter y tiempo.