en cuanto deja de ser util. Es la imagen, tan cara a los surrealistas, del paraguas y la maquina de coser sobre la mesa de operaciones.
Este hallazgo que el surrealismo haria suyo, esta ya en Ramon sin teorias. Lo que importa de la palabra no es el sentido, sino el milagro. Ramon no hace su prosa poetica con palabras selectas -como, por ejemplo, Juan Ramon-, sino con palabras cotidianas en funcion poetica. Asi cuando dice: «Estaba yo metido en carbonerias de mayor desesperacion.»
Siempre nos da una cosa mejor que una idea, como ya hemos dicho en este libro, pero ademas nos da, si es posible, una cosa vulgar, corriente, cotidiana, baja. De la negrura de la desesperacion ha hecho una carboneria. Y todos hemos estado un poco desesperados en una carboneria, esperando el carbon.
Desaparece, pues, con Ramon, por primera vez en la literatura espanola, la distincion elitista entre palabras nobles e innobles. Todas las palabras son poeticas en cuanto dejan de ser mostrencas. En cuanto se las desmonta del aparato inerte del idioma hecho. Asi, Ramon atenta contra el discurso tra-dicional, pero no para construir un nuevo discurso, como Azorin, sino para negarse de por vida al discurso.
El discurso introduce el rito en la literatura. El discurso supone coherencia, consecuencia, continuidad. El discurso es la ritualizacion del pensamiento libre, primitivo, azaroso, figurativo, genial. De modo que Ramon escribe siempre con parrafos cortos y muchos puntos y aparte. Esta empezando siempre el tema, aunque el libro sea largo, por ejemplo, una de sus famosas biografias. En esas biografias no hay continuidad ni desarrollo coherente de unas ideas, sino un empezar a cada paso, una acumulacion de imagenes que al final compone un todo asombroso y desconcertante. Al final del libro, el discurso ni siquiera ha empezado. De este continuo estar empezando proviene cierto cansancio que Ramon comunica al lector ingenuo, cuando este dice: «Si, esta muy bien, pero cansa un poco.» Y creen que es por la acumulacion de imagenes. No. Es porque con Ramon hay que estar empezando a cada momento, porque el no nos lleva de principio a fin, como otros autores. Cuanto agradece el lector que le lleven. Era lo que mas le agradecian a Ortega, por ejemplo. Pero Ramon, por primitivo y por vanguardista, esta mucho mas alla de eso, ha roto el discurso para siempre.
Del mismo modo que rechaza el rito en la existencia -titulos, honores, academias, sacramentos- lo rechaza en la obra. Lo que ritualiza la obra es el discurso, la ceremonia de la continuidad y la coherencia. Ramon no quiere ritualizar, sino jugar. Su prosa no se compromete a nada. Empieza a cada paso y puede permitirse la libertad de decir todo lo contrario de lo que ha dicho (por lo cual no incurre nunca en contradiccion).
El juego es la critica del rito. En la vida cotidiana, tan bien descubierta y observada por Ramon (a mi me interesa mas el Ramon de lo cotidiano que el Ramon de lo excepcional), el hombre pasa del trabajo al juego y del juego al trabajo sin solucion de continuidad. El rito es lo que viene a romper la curva de los dias, a violentarla y solemnizarla: la politica, la via civil y publica, la conmemoracion, la religion. La vida cotidiana es un trenzado artesanal de juego y trabajo que fascina a Ramon y a otros escritores de la epoca. (Recuerdese la teoria del hombre que trabaja y juega, el origen deportivo del Estado, etc.) El rito es la protesis impuesta por el Poder.
Ramon, el bohemio que huye siempre, como un gato, de la ritualizacion de la vida, no lo hace para luego incurrir incoherentemente en el ritual literario, como tantos otros, sino que lleva su libertad a la literatura, trabaja escribiendo lo que se le ocurre en cada momento, sin mas continuidad con la anterior que la que se produce naturalmente, porque ya Julian Marias nos advierte que el acto de pensar (pensar en linea recta y en proceso) es antinatural. Es una violencia que se le hace a la imaginacion libre y asociativa.
El juego es la critica del rito en el sentido de que por la verdad del juego vemos la mentira del rito. El rito ritualiza el juego, lo fanatiza, le da un contenido guerrero, religioso o practico.
Los hombres jugando ociosos o trabajando en su trabajo libremente aceptado (ideal de todos los socialismos) resultan mucho mas verdaderos y nobles que los hombres practicando el rito social, trascendental, militar o galante. La rara dignidad de los salvajes, los primitivos, los negros, los gitanos, les viene de que no han ritualizado su existencia comun o individual, sino que conservan pura la continuidad juego- trabajo, alegria-esfuerzo. Al menos en contraste con el hombre blanco civilizado y tecnificado.
El rito es algo asi como la militarizacion del juego, porque en principio fue el juego, claro. Ramon, sin plantearse seguramente nada de esto, juega como un primitivo y como un nino. Habla mucho de su trabajo y de lo que le cuesta, pero la verdad es que toda su obra tiene un planteamiento de juego, y de ahi le viene el fondo mas verdadero de humorismo y de eso que los asnos solemnes llaman trivialidad, mucho mas que de sus chistes y anecdotas, que no son sino la exteriorizacion mas banal de su alma ludica. Naturalmente que Ramon trabajo mucho durante toda su vida, pero lo que hace un juego de su obra es el caracter informal que siempre le imprimio, ese estar empezando y como diciendo a cada paso lo que se le va ocurriendo, sin premeditacion ni deliberacion. Ya he dicho, a proposito de Ramon y la novela, que la novela es deliberacion (premeditacion) y Ramon es el escritor menos deliberado del mundo.
Permanece fiel a su hallazgo de la vida cotidiana, y su escritura, aunque insolita, es, como vemos, la que mejor se corresponde con esa vida cotidiana, puesto que es escritura ludica que jamas se constituye en discurso, jamas se ritualiza ni ritualiza la vida.
Esto tiene una consecuencia, y es el que parece que Ramon es un escritor sin intimidad ni dramas, que todo lo que dice, incluso lo mas grave, lo dice tan bien que queda como no dicho, hieratizado por la belleza. De eso vamos a tratar ahora.
20. INTIMIDAD Y DRAMA
Ramon escapa siempre al discurso, mas para caer siempre en la metafora.
Es como el nino que huye del bosque para venir a dar en manos del hada que le transformara en otra cosa. Asi, se ha pasado la vida hablando y escribiendo sobre si mismo, pero parece un escritor sin intimidad. Hace anos escribi algo parecido del poeta Pablo Neruda, tan ramoniano, tan amigo de Ramon, al que dedico una oda bella y noble, con gesto que no han tenido los poetas espanoles contemporaneos de Ramon y tan antipodas de el politicamente como lo era Neruda.
Neruda, poeta sin intimidad, dije yo una vez. Pero el caso es que Neruda tambien habla mucho de si mismo. El fenomeno es identico en Neruda, en Ramon y en tantos otros: la belleza congela todo lo que dicen, de modo que la emocion estetica suplanta en el lector a la emocion humana.
No en vano las vanguardias son hijas naturales de Baudelaire, y han tomado de el el dandismo de decirlo todo cinicamente, pero de decirlo con tanta belleza que la estetica sustituye al pudor burgues. «Hay que ser sublime sin interrupcion -dice Baudelaire-, el dandi debe vivir y morir frente al espejo.» La escritura vanguardista quiere ser sublime sin interrupcion, contra la vulgaridad del realismo decimononico. El espejo baudeleriano congela la imagen de todos sus herederos, entre ellos Ramon. Ya hemos visto como la novela de Cocteau se le congela de belleza y por eso es una novela fingida.
De modo que Ramon se pasa la vida escribiendo de si, y culmina esta confesion perpetua con su catedralicia
Y no es que no la tenga porque la exhiba, claro, sino porque lo que exhibe es una intimidad estetica, prefabricada, de muneca de cera y bolas de cristal, y, sobre todo, porque la mas dolorosa confesion se la hiela inmediatamente la nieve de greguerias que nieva siempre sobre su prosa.
El tormento de este tipo de escritores confesionales es que no llegan a confesarse jamas. Hace pocos anos di a leer a Ramon a un joven y patetico escritor espanol, kafkiano. Yo siempre en mi vergonzoso misoneismo ramoniano.
– Es apasionante -me dijo-. Pero me gusta mas cuando se confiesa sencillamente que cuando esta brillante.
El joven escritor ignoraba a Ramon, como es norma entre los jovenes escritores espanoles, mucho mas preocupados de descubrir un ultimo poeta mediocre y esnob de la cuenca del Amazonas. Y lo que mas le llego del ramonismo fue, naturalmente, lo que conectaba con su Kafka en carne viva: el Ramon