pinzas, se haria grava.
– ?Entonces?
– Es un nodulo perfecto, le atacaremos en triangulo tratando de sacarlo como la bolsa de un calamar, sin que se le derrame gota de tinta.
– Entonces el barreno, ?para que?
– Por si acaso, nunca se sabe.
– Oye, yo de calamares tampoco se nada.
– Venga, a picar como os diga, la charla para los presos.
– Tu sabras lo que haces.
– Lo se y hay que hacerlo antes de que anochezca, este culo va a tener mas pretendientes que el de la Madelon.
Sudaron entre la pizarra y el cuarzo sin volver a abrir la boca salvo para tomar aire, asi hasta que una nueva sombra ominosa volvio a proyectarse sobre el filon. La historia se repite, penso Jovino, pero al reves. Mientras esperaba la palabra clave conto trece hombres, estaba preparado pero de todas formas eran muchos, en sus ayudantes poca colaboracion iba a encontrar.
– ?Relevo!
Trato de ser ironico, la calma siempre enfurece al enemigo y refuerza la posicion propia.
– ?Mande?
– Me has oido de sobra, relevo.
– Oirte si, pero no te entiendo.
– Que has trabajado demasiado, hala, a descansar, te llego el relevo.
– No ha nacido hijo de madre que releve al de la mia si a mi no me da la gana.
– ?Sabes con quien estas hablando?
– ?Y tu?
– Soy Lisardo, de la Brigada del Gas.
– Y un servidor Jovino Menendez, tanto gusto.
Sostuvo la mirada de Lisardo sin pestanear, consciente del duelo que se avecinaba. Se puso en cuclillas como si fuera a hacer sus necesidades con el barreno entre las piernas, sus movimientos eran lentisimos, saco un mechero de yesca y lo prendio con fingida indiferencia.
– ?Que tal si le doy fuego al cordelito?
Lisardo aparentaba una fortaleza similar a la de Jovino, pero era persona muy organizada, no confiaba en exclusiva en la fuerza fisica, asi es que saco del bolsillo su argumento favorito, una Astra, modelo 200 del nueve largo, quito el seguro.
– Podrias morir.
– ?Yo solo?
– Vayamos por partes…
La Brigada del Gas venia a ser una sociedad cooperativa en la que participaban a partes iguales todos los vecinos de Oencia, el pueblo mas proximo a la pena por la cara de poniente, mayor que Cadafresnas su alcalde pedaneo ejercia de tal y a la vez de secretario de la poco ortodoxa entidad laboral, el mas listo del pueblo, Sandalio sabia mas por viejo que por diablo, con una veterana «sindicalista», la Star calibre 7,65 del 19, estaba a la derecha del jefe, Lisardo, lider indiscutible de los brigadistas. A la izquierda el secretario chico, Pepin, el Gallego, le decian gallego porque no habia nacido en la aldea sino en Calamocos un dia de mercado, la madre calculo mal, bajo a vender las hortalizas sin romper aguas y subio sin vender una escoba y con un cestillo de sobra, el chico tenia un nervio asesino, se limito al repiqueteo de su navaja cabritera de siete muelles. La organizacion de la Brigada del Gas era casi perfecta, dejaban para aventureros aislados el ojeo de los nidos y despues les daban el relevo con los huevos empollados, su impunidad tambien era casi perfecta y las malas lenguas decian que no era ajena a tanta perfeccion la circunstancia de que el unico cuartelillo de la guardia civil en la zona radicaba en Oencia, no decian que los de la Benemerita tambien eran cooperativistas del Gas porque eso seria demasiado peligroso de decir. Los otros diez cuadrilleros esperaban a respetuosa distancia con mazos, barrenos y escopetas, listos para entrar en accion, la que fuera necesaria. Lisardo termino la frase.
– …la Brigada del Gas no le teme ni a Dios.
– Y el Menendez ni al Gas bendito. A esto le llamo yo una situacion interesante, ?no?
La maldicion mas lucida de los gitanos es la de ojala vivas en una epoca interesante, ?pero cual no la es? Quedaron en silencio, mirandose con intenciones suicidas, cualquier movimiento en falso provocaria un suicidio colectivo, la yesca tan proxima a la mecha, y se trataba de una mecha rapida, seria imposible de contener incluso con un tiro en la frente, volaria el mineral, volarian las personas y seria un crimen con demasiados testigos si es que quedaba alguien para contarlo. Jovino prolongo la guerra de nervios poniendose a silbar de nuevo con inverosimil sangre fria, que voy a hacer yo con un hombre si necesito un batallon. Habia muchos imprudentes barrenando por la pena del Seo, cuando se oia ?fuego ardiendo! ya estaba la explosion en las nubes, la escucharon sobre sus cabezas y una lluvia de piedras se derramo loma abajo, hacia ellos, ?fuego ardiendo!, otro mas, los de arriba estaban locos y los cantos saltaban por el desnivel sin reparar en obstaculos, tronchaban ramas, arboles enteros y si en su camino se interponia una persona no iban a cederle el paso, galgos les llamaban a esas piedras imposibles de controlar, saltaban como galgos y lo mas prudente era protegerse en el angulo muerto mas proximo. Se dispersaron en busca de refugio, todos menos Jovino, que remato el alarde de su baraka, me lo decian los moros, las hebreas me decian otras cosas, mi buena suerte me hace intocable y si me toca que mas da, se acabo. Cuando paso la terrorifica ola su estampa erguida habia ganado la batalla, les habia destrozado la moral, no era cosa de enfrentarse a un suicida, la organizacion es la organizacion, penso Lisardo, y hay mas dias que longanizas, dio la orden de retirada y amenazo al insolente.
– ?No me olvidare de ti, Jovino de mierda! ?Mas vale que te vayas mudando de barrio!
– ?Y tu de calzoncillos, listo!
– ?Moriras joven, te lo prometo!
– Y con poca salud, listo, preocupado me dejas.
La fama de Jovino como hombre que los tenia bien puestos corrio de la forma publicitaria que mas exito tiene, en susurros confidenciales de boca a oido, la mas eficaz para la leyenda, de apellidos Menendez Fernandez su origen podia ser asturiano por mas que sus padres y el mismo habian nacido por alli cerca, en Villar de Acero, pero nadie le recordaba de pequeno, como si hubiera surgido en la pena por generacion espontanea, se supo lo que el contaba o los cuentos que le atribuian, firmo por la campana, o sea, hasta el dia en que acabara la guerra y ni uno mas, rumores de Melilla, de peleas, grifa, vino y mujeres, que si paso con un tabor de regulares o pilotando un Stuka, en el cualquier accion resultaba exagerada, si se echaba a reir temblaban los cimientos, orinando el Burbia se salia de cauce, y en cuestion de apuestas a no decir, doce docenas de huevos duros de una sentada, diez combates de boxeo seguidos, por poco boxeador profesional, estuvieron a punto de enfrentarle a Uzcudum, veinte hebreas sin descender del catre, tan larga que ni te lo crees, tiene un tatuaje en tal parte, una raya que cuando se le empalma es un «recuerdo de tu novia Fatima de Alhucemas», pero lo mas espectacular de todo es su furia espanola, que sepa con exactitud se cargo a diecisiete en un ataque a la bayoneta, mas vale no menearlo, en la guerra se cometen muchas barbaridades, tiene la laureada, Varela se la concedio en el Pingarron, el solo defendio una noche entera la cota 273 contra una compania de carros sovieticos de no se que brigada internacional, para que le asuste la Brigada del Gas, la laureada tener no la tiene porque la empeno en una juerga en Madrid, en el Pasapoga, se la compro un estraperlista que se estaba fabricando un marchoso curriculum de ex combatiente, cuando recupero la firma de la campana se marcho con lo puesto, no devolvio ni el capote, paso por alguna obra de regiones devastadas pero sin aficion al andamio cambio a celador del orden en el Tramontano, un club de Barcelona, hasta que por casualidad se lo oyo comentar a un cliente, si te quieres forrar vete a la pena del Seo, hay tajo, te lo garantizo, y volvio a casa, es un decir porque en Villar de Acero no le quedaban ni techo ni parientes, volvio decidido a hacer fortuna, de momento a recordar sus practicas de zapador.
– ?Sabes en que lio te has metido?