alli ni en ninguna parte, ni ese dia magnifico ni ningun otro… Si continuaba por ese camino, iba a
llorar.
Esfuerzo inutil. Rafagas de una ceremonia de alto copete me franquearon de oreja a oreja, extrayendome cualquier otra imagen. Vi a un principe muy alto y sonrosado que me entregaba una placa y un diploma con mi nombre, vi el interior de un teatro resplandeciente y repleto de espectadores vetustamente engalanados que me aplaudian puestos en pie, y admire el avance por el pasillo de un coro de gaiteros que interpretaba un bello himno. Si, claudique, sin importarme que mis amigos me leyeran el pensamiento, asi es como me habria gustado morir, de haber tenido la maldita Parca la delicadeza de consultar mi opinion sobre el asunto.
– No te hagas ilusiones, amiga nuestra -segaron el hilo de mi apaciguador desvario-. Te quedaste frita en plena firma de tu ultimo libro. Participaste en un coloquio sobre literatura y mujer, fijate que novedad, en la carpa de la Feria del Libro de Madrid. Alli ya entraste en estado de somnolencia, camuflada tras tus gafas de sol. Colap-saste mas tarde, en la caseta, cuya cubierta de ura-lita ardia bajo el sol de la tarde, delante de veinte o treinta personas que esperaban tu dedicatoria. ?Como te aburrias en ese tramo de tu vida!
Baje la cabeza. Les sobraba razon, aunque no quisiera admitirlo ni muerta.
– ?En que te has convertido,
formacion del sustantivo, tan propia de Terenci, y pronunciada al unisono por Manolo, me anudo la garganta-. Tu, la nina del Raval, la charnega fiel, ?habrias preferido que el patatus te sorprendiera mientras pronunciabas el discurso de aceptacion del Premio Principe de Asturias de las Letras, en retransmision directa por el canal internacional de Television Espanola, poco antes de la emision de un documental sobre la extincion del oso cantabro? Esta tia se ha bebido el entendimiento… Hay para alquilar sillas… Eso si que es sonar tortillas…
Y asi continuaron, posiblemente en la primera traduccion telepatica literal al castellano de viejos giros catalanes arrojada al Mundo Superior. Aquel alarde consiguio conmoverme, obligandome a una modesta aunque todavia mas absurda aportacion:
– ?Dios nos da! -exclame, transida, pues no en vano comprobaba que, aunque en vida no fuimos considerados escritores catalanes autenticos, alla en Donde Fuera todo resultaba posible, y nadie se reconcomia por vernos utilizar a nuestra manera, placenteramente, las lenguas con que habiamos sido enriquecidos, no mermados.
«?Dios nos da!», repeti, melancolica. Reduccion forzosa de la inabarcable e intraducibie expresion,
Ay, llore para mis adentros -aunque, ?me quedaban adentros, gozaba de intimidad, con aquellos buitres acechandome?-, llore por las palabras perdidas. Ay, llore por los libros no escritos. Ay, llore por cuanto pude haber dicho a mis dos amigos si hubiera sabido que iban a morir antes que yo, o a los que me quedaban, de haber supuesto que la iba a palmar antes que ellos. Llore por haber silenciado lo mucho que les queria, lo mucho que les necesitaba, lo mucho que agradecia cuanto me habian dado a lo largo de los anos. Llore interiormente, y a punto estuve de echarme a llorar por fuera -a Terenci no le habria importado, pero recordemos lo circunspecto para los derrames emocionales que era Manolo-, dada la intensidad de mi tardio arrepentimiento…
– ?Pleonasmo! -bufaron-. Cualquier arrepentimiento es por esencia tardio, incluso cuando nos asalta solapandose al delito, cuando obramos mal a sabiendas y lamentandolo, mas sin por ello cejar en el empeno. Tu delito es el de omision, variante de la que nadie escapa. Y el reo de semejante falta nunca recibe suficiente castigo, salvo que contabilicemos como tal el remordimiento en si, que a algunos se la sopla y a otros nos amarga. Consuelate, querida nuestra, porque con las palabras no pronunciadas, con las palabras que tanto nos duelen, algunos somos capaces de construir nuestros suenos y, en el mejor caso, nuestra literatura, que es el sueno mas perdurable.
– Vuestro comentario no me reconforta, dado
que he muerto antes de entregarle al mundo obras mas loables que mis quehaceres pasados -me revire, ofuscada-. Tampoco aclara por que me he vuelto tan bajita y vosotros tan altos, ni el hecho de que lleve un vestido blanco de raso, largo, estrecho e incomodo, si no tuve el placer de usarlo en el transcurso de una orgia de honores y homenajes…
– Lo inexplicable es que tu, una cinefila de raza, crecida en las mas apestosas salas de cine de nuestro Barrio, rata de filmoteca y de cine-club en tu juventud; tu, que recibiste el primer beso de amor -?lo recuerdas, desdichada?- en una sesion doble que incluia
Cai:
– ?Soy chaparra porque hago de Miriam Hop-kins! Casi una enana, era, y mas mala que un dolor, segun contaba la propia Bette Davis, que trabajo con ella y llego a abofetearla en una version anterior de
– ?Exacto! -Tras la exclamacion, se sonrojaron-. Es evidente que ambos deseabamos encarnar al guapisimo Gary Cooper, pues Frederich March, aunque prestigioso, ponia cara de llevar faja, como Charles Boyer, quien, por cierto, era un
galan muy poco convincente, se asemejaba a un conserje de hotel parisino…
– ?Basta! ?Basta-basta! -Volvi al resentimiento. Recordemos que llevaba ya un rato en la Eternidad, y que mis amigos ni siquiera me habian dado el pesame-. ?Que verguenza! ?Organizar una juerga nocturna al estilo del Paris de los anos treinta segun Hollywood para
– ?Como de solemnes? ?Asi?
Ahora les vi tendidos sobre el costado izquierdo, en sendos nichos de un muro de la abadia de Westminster. Muy cerca de nosotros, sentados en no catafalco de matrimonio, Diana de Gales y Y Dodi el-Fayed miraban atentamente un programa de television que versaba sobre sus avatares como inmortal pareja. El escultor les habia reproducido en marmol, agarrados a un mando a distancia.
– ?Son ellos! -trone shakespearianamente, a tono con la boveda.
No te asombres. Nuestra capacidad de convocatoria espectral es casi ilimitada. ?Tenemos tan-to que ensenarte! ?Tanto que descubrirte! ?Tanto que recuperar, con tu ayuda! ?Esto es superior a Google! ?Mejor que Hollywood en sus buenos tiempos!
– Habladme como soliais. De uno en uno y usando vuestra voz inconfundible. De lo contrario va a reventarme el cerebro. ?Me duele la cabeza-
cabeza! Ni siquiera me habeis ofrecido una aspirina. ?Inconcebible! ?Un Mas Alla con dolor y sin analgesicos! ?Como podeis tratarme asi? ?Como habeis podido? ?Como podeis seguir pudiendo?
Mi andanada verbal resono en el vacio.
– ?Podeis, podido, pudiendo! -abunde, exasperada ante su silencio-. ?Oh, que alguien me ayude! ?Que alguien me decapite! ?Para que me sirve la testa? ?Es logico que mi parte mas noble sufra, si ya abandone el comunmente denominado Valle de Lagrimas?
– En aqueste lugar se puede cuanto se puede -acotaron, misteriosos-. Nos movemos en un espacio infinito en el que, para pasarlo bien, bastan un buen guionista y un coreografo flexible. Y no te preocupes por tu migrana. ?Es una buena, inmejorable senal!
– Sigo sin entenderos. No le veo ninguna ventaja a estar aqui. Primero, no observo en mi todavia el noble arte de la telepatia de comunicacion de masas. Segundo, me caigo si no me apoyo en vosotros. Sufro lipotimias y agorafobia, de modo que me mareo cada dos por tres, bamboleandome en el eter. Me atormenta, como si aun