Despues me soltaba en el dia para que atendiera la pulperia y en la noche me amarraba a la cama otra vez. Dejaba entrar a los hombres que me tenian ganas. Todas las noches llegaban hombres. A veces hasta diez. Les excitaba que yo estuviera amarrada a la cama. A mi me dolia todo. No hacia mas que llorar, gritarle al tio que se las iba a pagar a mi mama, pero quien sabe que le dijo el a ella, porque cuando al fin mi mama llego, me agarro a bofetadas, no me creyo nada de lo que le dije y se fue. Despues un dia oi al tio con un hombre haciendo negocio conmigo. El hombre le ofrecio doscientos dolares y cerraron el trato. Mi tio hizo que me banara y me dio ropa nueva.

'Me vine con ese otro hombre a la ciudad. Tambien me violo. Me llevo a una casa lujosa donde habia dos muchachas mas. Un dia nos dijeron que nos pintaramos y nos arreglaramos. Nos llevaron donde el Magistrado. Ya yo estaba vencida. Nada me importaba. Alli donde el Magistrado a mi me metieron en el cuarto frio ese del pinguino, con el animal. Me metieron desnuda y se reian de verme.

'Despues me sacaron. Dijeron que me iban a calentar. Uno por uno paso por mi. Ay Dios. Y eso ha sido todos los sabados y otros dias mas, ni se, perdi la cuenta. Despues nos llevaron a otra casa, pero siempre regresabamos donde el Magistrado, y siempre nos metian primero a la jaula del pinguino. Como que disfrutaban martirizandonos. Decian que heladas eramos mas ricas, como aire acondicionado portatil. Nos mataban de frio y al pinguino tampoco le gustaba vernos en la jaula, se ponia arisco. Hace unos dias oimos que nos iban a vender a unos colombianos. Nos iban a cambiar por otras. Nos trajeron a la casa por el aeropuerto. Nos dio mucho miedo. No nos queremos ir a otro pais. Como lo unico que nos permitian era la television, vimos su programa. Por eso cuando me sali, no se me ocurrio mas que ir a buscarla. Solo le pido que no me lleve a la policia. Ellos llegaban a la casa. El jefe hasta se acosto con una de mis amigas. Dijo que era su propina'.

Patricia no lloro mientras le relataba su historia a Viviana. Habia entrado en calor. Sonaba despechada, rabiosa, como si necesitara distancia para poder hablar de eso.

Viviana le puso la mano en el brazo. Oia historias como esa, las leia en el diario, pero jamas se habia topado con alguien que las conociera desde dentro. Se sintio inadecuada para consolarla, mas bien con ganas de llorar de asco, de imaginarse ella en esa situacion…

Patricia la guio por calles lodosas. La lluvia habia amainado, por las cunetas corrian arroyos de agua sucia. Se aproximaron a una zona de casas humildes, pero cuidadas, paredes de adobe con tejas. Parecia un barrio tranquilo cerca de la laguna. Patricia se puso un dedo en los labios pidiendo silencio. Viviana bajo la velocidad. Patricia senalo una casa en medio de la cuadra y le hizo senas de dar la vuelta. Cuando Viviana intentaba hablar, la callaba poniendose un dedo sobre los labios.

– No nos oye nadie, Patricia -dijo Viviana, dulcemente-. Vamos en el carro -la muchacha se rio bajito.

– ?Que tonta! Es la costumbre. Perdone. De la vuelta a la manzana.

Se suponia que las otras dos estarian esperando detras de unos tachos de basura. Era el lugar convenido, pero no habia nadie. Patricia se bajo. Era un predio vacio.

Volvio al carro. Gemia como la criatura que era. ?Que pasaria?

– Ay, Dios mio, ?que les paso? Por favor de una vuelta por aqui. Tal vez se escondieron en otro lugar.

Viviana fotografio la casa con su telefono movil. Tras media hora de recorrer calles, empezo a oscurecer. No habia rastro de las muchachas.

– Creo que tus amigas no tuvieron tu suerte, Patricia -dijo al fin-. Te vas a venir a mi casa y despues vamos a ver que hacemos.

– Son mis amigas.

– Pero ya hicimos lo posible.

– Otra vuelta mas, por favor.

Una hora mas tarde, se rindio.

– Tiene razon -le dijo-. Vamos adonde usted quiera.

La casa estaba a oscuras cuando llegaron. Viviana abrio el sofa-cama de su estudio. Le presto una camiseta, cepillo de dientes. Fue a mirarla antes de irse a dormir. Sobre las almohadas blancas, el rostro de la muchacha sin maquillaje era terso e inocente. Menos mal que uno jamas imaginaria, mirandola, lo que esa nina habia vivido, penso Viviana. Suerte que el infortunio no se leia a flor de piel, suerte que las caras no poseyeran el don de la elocuencia.

Llamo a Eva. Cuando oyo su voz penso que despertaba de una pesadilla. Aliviada, lloro mientras le contaba lo sucedido.

– ?Como pueden pasar cosas asi? Eva, ?como es posible? -Eva lloro tambien-. ?Que hago con ella?

– Llevala a Casa Alianza manana. Alli le daran refugio.

– No creo que pueda -le dijo-. No puedo dejarla ir. Tengo que protegerla. Y denunciar a ese cochino de Jimenez.

Dio vueltas en la cama sin poder dormir. Se levanto y se sento frente a la computadora. Busco datos en Internet. Veintisiete millones de personas en el mundo, cuatrocientas veces mas que el numero total de esclavos forzados a cruzar el Atlantico desde Africa, eran victimas del trafico humano. El ochenta por ciento mujeres.

Patricia aparecio la semana siguiente en su programa, con el rostro distorsionado por un filtro para resguardar su identidad. Hablo con aplomo. Dio detalles que eliminaron cualquier duda sobre la veracidad de su testimonio.

(Materiales historicos)

La Prensa

SE HUNDE JIMENEZ

El Presidente de la Republica, Paco Puertas, acepto hoy la renuncia irrevocable del magistrado Roberto Jimenez. Su renuncia se esperaba desde ayer, tras una reunion privada del Presidente con los Magistrados de la Corte Suprema en el Palacio Presidencial. Jimenez ha sido implicado en una red de trafico de menores que exporta ninas a toda la region con el fin de explotarlas sexualmente. La periodista de Tv i, Viviana Sanson, dio a conocer la historia en la edicion del telediario del dia 8 de julio. El magistrado Jimenez ha sido indiciado por la Procuraduria General de la Republica y debera presentarse a los tribunales para responder por la causa de la que se le acusa. Mientras tanto el Juez ha dictado que permanezca en su casa de habitacion con carcel preventiva.

La cafetera

De la taza, Viviana paso a una cafetera que brillaba sobre la repisa. Sonrio al reconocerla. ?Quien la habria pulido? La ultima vez que la vio fue dentro de su carro cuando penso llevarla a reparar. Tenia la mania de tratar de burlar los mecanismos que la tecnologia incorporaba sutilmente a los electrodomesticos para dotarlos de un limite preciso de vida. Era ridiculo que las antiguas cafeteras duraran anos y que estas, supuestamente tan eficientes, no tuvieran remedio una vez que fallaban. La cafetera habia presidido las reuniones del club del libro y despues las del grupo de amigas que evoluciono hasta convertirse en el consejo politico del pie.

Vos te la llevaste, le dijo Ifigenia, cuando ella pregunto si no la habria dejado olvidada en su casa.

Viviana se acerco a la repisa. Tocara lo que tocara flotaba en el tiempo, viajaba a zonas de su vida subitamente iluminadas. Olia, percibia el clima, las yemas de sus dedos registraban lo aspero, lo suave de pieles y superficies. Viajaba por su memoria y la observaba como si estuviese tras uno de esos espejos donde se puede ver sin ser visto. Tomo la cafetera en sus manos. Era un cuerpo metalico, color plata. La pastilla de cafe se introducia al frente, el agua. en el receptaculo posterior. En un tris, el cafe caia sobre la taza perfecto y espumoso.

Concluyo que alguien la habria sacado del carro. A menudo olvidaba cerrar las puertas con llave. Sintio un cosquilleo.

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