dio cuenta del entuerto: en el hotel sabrian con quien se habia acostado el susodicho. Llegar a reclamarlo era delatarse. Por dias espero que alguien la llamara, que le pidieran una recompensa, pero nada. ?Quien lo habria guardado? Queria pensar que quizas la camarera, con carino, como un pequeno trofeo de su labor oscura y rutinaria, se lo llevaria a su casa; que cuando la veia en la television sonreiria sabiendo que conocia su secreto.

Tomo el anillo en sus manos. Lo olio. Olia a cobre viejo, ese olor metalico inconfundible. El rostro de Quijote moreno de Emir le sacudio la memoria.

Ella habia sido invitada, como personaje mediatico, al Foro de las Sociedades en Montevideo. Era el 50 aniversario del primer foro y asistirian los mas destacados representantes de los estados unidos y desunidos de America, Europa, Asia y Africa. Los chinos eran los grandes patrocinadores. El tiquete de avion que le enviaron a Viviana era de primera clase. En la sala de espera del aeropuerto se le acercaron varias personas a saludarla; eran muchos sus admiradores y a ella le gustaba ser amable con todos, aunque justo antes de subir al avion preferia estarse quieta. Una vez que el avion tomaba altura disfrutaba del vuelo, pero hasta entonces le parecia que jugaba a la ruleta rusa. Hasta Miami logro dormir. Alli se embarco en el Ultra-Jumbo a Uruguay. Asiento de pasillo, fila dos. Acomodo el lector electronico y su tableta sobre la silla. Subio su maletin al portaequipajes. Fue al bano a la parte del fondo, solo para ver el avion. Era impresionante. Quinientos pasajeros. Aviones de esa magnitud no volaban a Faguas. Su pais permanecia en un interregno entre la Edad Media y la modernidad. Le sucedia al Tercer Mundo. Convivian lo antiguo y lo mas avanzado. Menos mal. En muchos paises la television era ya casi inexistente, pero no en Faguas. Existian todavia comarcas sin conexion con Internet para cada casa. Increible pero cierto. Pero la vigencia de la television era buena para su trabajo. Llego a la galeria de servicio al lado del wc. Una mujer joven estaba sentada en el suelo llorando, apoyada contra la galeria, con las piernas contra el pecho. Una aeromoza intentaba consolarla. Por los altavoces una voz pregunto si habia un medico a bordo. Resulto que la joven pasajera era presa de un ataque de panico. Queria bajarse del avion y el piloto se negaba a permitirselo. Viviana se convirtio inmediatamente en su abogada. Despues de discutir acaloradamente con el capitan, hacerse pasar por sicologa y avergonzarlo por su comportamiento, dejaron bajar a la muchacha lloriqueando al lado del joven esposo. El vuelo se apresto para salir y Viviana retorno a su asiento. Pidio vino. Respiro hondo. Emir le sonrio. Su sonrisa la desarmo. (Pero si es un gato, un gato rison.) Oyo la frase del cuento de Lewis Carroll en su cabeza. La sonrisa de Emir era dulce y revelaba de inmediato una persona noble, inteligente, todo eso que uno piensa del otro cuando esta flechado, a punto de enamorarse. Claro que en ese momento Viviana no se percato del juego que le jugaban las hormonas o el corazon porque siempre es complicado distinguir entre ambos. Logico fue que el le preguntara lo sucedido y que ella le narrara el ataque de panico de la joven recien casada que tenia fobia de volar.

– Al piloto le preocupaba el retraso para bajarles el equipaje… por las regulaciones, ?sabes? No viaja el equipaje sin el dueno, no vaya a ser que lleve una bomba. Lo convenci de que la chica no fingia y que se olvidara de lo del equipaje. Es que el ritmo cardiaco no puede acelerarse a voluntad y yo le tome el pulso a la muchacha. Tenia 160 pulsaciones por minuto.

– ?Sos medico?

– No. Pero se de ataques de panico. Son comunes en mi pais.

– Pero, ?y si es una estratagema? No esta mal como idea. Una joven, linda y buena actriz finge el ataque de panico, logra bajar de la nave y pum, todos volamos por los aires -dijo el fingiendo preocupacion-. Estoy pensando en bajarme yo tambien.

– No es una mala manera de salir del planeta -sonrio ella-. Muerte rapida con trazos de cielo azul.

Tomaron vino. Y mientras conversaban, sus ojos adelantaron terreno aceleradamente. (Los de Emir fueron muy claros: le gustaba, la pensaba hermosa, su sonrisa le encantaba, igual que su hablar, sus gestos, la manera suya de pronunciar ciertas palabras: monstruo por ejemplo, era mounstro para ella; el gozo que le dio verla comer con gusto, untarle una enorme cantidad de mantequilla al pan, tomarse el vino hasta la ultima gota, alzando la copa y mostrando el cuello largo que hizo que el se imaginara el trayecto de este navegando por el precipicio que ella tenia en medio de la blusa.) (Los ojos de Viviana, por su parte, no dejaron dudas de que disfrutaba el tono de su voz, sus palabras haciendole cosquillas al pasar para dentro de su oido, la mirada cenital de el, ausente del entorno como si ella fuera lo unico en el mundo, el placer de hacerlo reir y de la ironia de sus respuestas, la confianza de una intuicion que le decia que debia ser un hombre bueno con los ninos y las plantas, un hombre noble con las manos largas que igual tocarian violin que las melodias nacidas del cuerpo; le gustaba que le hiciera preguntas, asombrado de que ella apareciera a su lado salida de quien sabe donde.)

El juego de rondarse y seducirse se dio inicialmente sobre una larga y divertida discusion sobre la seguridad de aviones, trenes y otros medios de transporte y paso al tema de los medios de comunicacion, el papel que desempenaban, si podian o no ser objetivos, si el mercado los definia. Comieron y a la hora de los postres, Viviana le hablo del pie. El se rio, divertido, del nombre.

– Buena idea, ?no te parece? Asi es como se hace camino, poniendo un pie delante del otro -rio ella.

– Brillante idea. ?Son siglas? ?Que quiere decir?

– Partido de la Izquierda Erotica -dijo Viviana, calculando el efecto.

El se tiro una carcajada.

– Genial -dijo-, genial. Considerame miembro desde ya.

Emir no paraba de sonreir a medida que ella, entusiasmada por su reaccion y pensando que seria un buen ensayo para el Foro, le expuso la historia y la propuesta del partido.

Hacia anos, dijo Emir, que el predicaba su conviccion de que el problema de la politica era un problema de imaginacion. Que, de pronto, literalmente atrapada en el aire, apareciera ella con esa creatividad, era un regalo.

– Es descabellado tambien -anadio-, pero soy un terco convencido de la idea de que hay que cambiar el mundo. Me he dado con la piedra en los dientes muchas veces, pero no me rindo. Ahora al menos de cada intento o cada fracaso logro por lo menos una tesis, un libro. ?Ya es algo, no? -sonrio burlon-. Y mira que he sido lider estudiantil, guerrillero, secretario politico de un partido.

– ?No!

– Si. Una paradoja, espiritu de contradiccion quizas. Sigo enamorado del siglo xx, las revoluciones, los grandes suenos. Eran lindos esos tiempos cuando uno creia a ciegas. Ahora esta muy mal visto. Mira la literatura: el escepticismo y la ironia son la moneda de cambio de las novelas hoy en dia. Los escritores latinoamericanos, que sacudieron el mundo cuando el boom, ahora quieren reirse de lo que fueron. No los culpo. La piedra en los dientes cae muy mal. Yo me resisto a esa moda del cinismo, aunque debo confesar que esceptico si soy. A estas alturas, podria calificarme como un esceptico que constantemente anda en la busqueda de la razon para dejar de serlo. La encuentro de vez en cuando. Es lindo lo que me contas, por ejemplo. Justo lo que me gusta. No sirvo para lo practico. Soy bueno para pensar y para proponer. Lo mejor que he hecho es abrir un think tank en Washington. Alli paso la mayor parte de mi tiempo. Me ha tomado anos labrarme una reputacion como conocedor de la region, pero ha dado frutos. Veo mis opiniones en los analisis de los medios y de gente influyente y eso me hace sentir util. Ultimamente me toca atender negocios. Murio mi padre y dejo pozos de petroleo en Maracaibo, fundos en Uruguay y la Patagonia. Una fortuna. De mi depende ahora mucha gente. He tenido que adaptarme a estas obligaciones. No administro, pero superviso. Hago crecer la plata y ocasionalmente la utilizo para ser quijote. Asi me purgo de culpa. ?Donde vas a quedarte en Montevideo?

– En el Plaza, en el centro. Pagan los chinos.

– Lo renovaron recientemente. No quiero parecerte atrevido, pero tengo una casa con muchos cuartos.

– Soy viuda -dijo ella.

– Yo divorciado.

Lanzaron juntos una carcajada. Que pena, dijo Viviana, no se ni por que te lo dije. Era tiempo, dijo el.

Quizas ella habria rechazado su oferta de hospedarla si la aeromoza no hubiera pasado tantas veces rellenandoles el vaso de vino, pero asintio. Un quijote millonario no se le atravesaba todos los dias a uno en el camino, penso tambien. Vida, vida, ?que quiere decir todo esto?, se pregunto, sintiendose ligeramente perversa.

La casa de Emir miraba al mar y era una mansion bien conservada en Carrasco, un barrio hermoso donde casas antiguas se mezclaban con modernas, oficinas y negocios. Era una casa muy formal, bella, con grandes

Вы читаете El pais de las mujeres
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату