– ?Y eso que importa?

– Yo diria que debes de tener unos 5/30… Quiza 6/31. Y entonces seria posible.

– ?Que seria posible?

– Que yo hubiera escrito tu memoria.

Bruna se quedo sin aire en los pulmones. Un golpe de sudor le empapo la nuca.

– Es una idea repugnante -susurro.

Y apreto los dientes para aguantar las nauseas.

– ?Sabes, Husky? Hay otra razon por la que he quedado aqui contigo en vez de citarte en casa… He tenido algunos problemas con algunos reps. Por lo general, los tecnohumanos no apreciais demasiado a los memoristas, y en cierto modo lo entiendo.

– Esta prohibido identificarse como autor de una memoria. Esta prohibido. No puedes hacerlo.

– Lo se, lo se. Tranquila, Bruna. Perdona mi pregunta de antes. En realidad, nunca te lo diria. Aunque no estuviera prohibido, si lo supiera no te lo diria. Te lo prometo.

El pequeno alivio que la androide experimento con las palabras de Nopal le hizo darse cuenta de lo aterrorizada que estaba. Y junto con el alivio sintio algo parecido a la gratitud. Era una emocion estupida, injustificada y demasiado proxima a un sindrome de Estocolmo, pero no podia evitarla. Cuatro anos, tres meses y veintidos dias.

– Sin embargo, los memoristas no solo no sentimos antipatia hacia los reps, sino que os tenemos un afecto especial. Al menos yo. Poder construir la memoria de una persona es un privilegio indescriptible. ?Te imaginas? La memoria es la base de nuestra identidad, asi que de alguna manera yo soy el padre de cientos de seres. Mas que el padre. Soy su pequeno dios particular.

Bruna se estremecio.

– Yo no soy mi memoria. Que ademas se que es falsa. Yo soy mis actos y mis dias.

– Bueno, bueno, eso es discutible… Y, en cualquier caso, no cambia lo que te estaba diciendo… Porque yo hablaba de mis sensaciones, de como lo veo yo. Y te decia que amo a los reps. Me inspirais una emocion especial. Una complicidad profunda.

– Ya. Pues perdona que no sienta lo mismo. Perdona que no le agradezca a mi pequeno dios, sea quien sea, toda esa basura arbitraria de recuerdos falsos.

– ?Basura arbitraria? La vida real si que es arbitraria. Mucho mas arbitraria que nosotros. Yo siempre he intentado hacerlo lo mejor posible… Pensaba y escribia con absoluto cuidado cada una de las quinientas escenas…

– ?Quinientas?

– ?No lo sabias? Una vida esta compuesta de quinientos recuerdos… Quinientas escenas. Y con eso basta. Yo siempre intente compensar unas cosas con otras, ofrecer cierto espejismo de sentido, la intuicion final de un todo armonico… Mi especialidad eran las escenas de la revelacion…

– El maldito baile de fantasmas.

– Mis escenas de revelacion eran compasivas, esa es la palabra. Instructivas, compasivas. Fomentaban la madurez del replicante.

– Mi memorista mato a mi padre cuando yo tenia nueve anos. Yo le adoraba, y un delincuente le asesino estupidamente una noche en la calle.

– Esas cosas ocurren, por desgracia.

– ?Yo tenia nueve anos! Y pase cinco sufriendo como un perro hasta cumplir catorce y llegar a mi baile de fantasmas. Hasta enterarme de que mi padre no era real y por lo tanto tampoco habia sido asesinado.

– No es asi, Bruna. Como sabes, esos cinco anos de los que hablas no existieron. No es mas que una memoria falsa. Todas las escenas fueron insertadas simultaneamente en tu cerebro.

Un nudo de enfurecidas y abrasadoras lagrimas apreto la garganta de la detective. Tuvo que hacer un esfuerzo para hablar y la voz salio ronca.

– ?Y el dolor? ?Todo ese dolor que tengo dentro? ?Todo ese sufrimiento en mi memoria?

Nopal la miro con gravedad.

– Es la vida, Bruna. Las cosas son asi. La vida duele.

Hubo un pequeno silencio y despues el hombre se puso en pie.

– Hare unas cuantas llamadas e intentare enterarme de como estan las cosas entre los memoristas. Ya me pondre en contacto contigo si consigo algo.

Nopal se inclino un poco y rozo la tintada mejilla de Bruna con un dedo. Un gesto tan leve que la rep casi creyo haberlo imaginado. Luego el memorista se atuso el lacio flequillo, recupero su sonrisa encantadora y poco fiable y, dando media vuelta, se marcho. La androide lo miro mientras se alejaba, aun sentada, aun anonadada, con los pensamientos zumbando en su cabeza como un enjambre de abejas. Quinientas escenas: ?solo esa miseria era su vida? Estaba intentando reunir fuerzas para levantarse cuando oyo la senal de una llamada. Miro el movil de su muneca: era Myriam Chi.

– Tenemos que hablar -dijo la lider rep sin molestarse en saludar.

– ?Que pasa?

– Te lo dire en persona. Ven a verme manana a las nueve horas.

Y corto la comunicacion. Bruna se quedo contemplando la pantalla vacia mientras se detestaba a si misma. Le amargaba tener que obedecer a una cliente como Myriam Chi, que trompeteaba sus ordenes como si ella fuera su esclava; y le ponia literalmente enferma haber perdido los papeles con el memorista. El sillon en el que la detective estaba sentada se encontraba al fondo de la sala de exposiciones y el lento flujo de los visitantes pasaba por delante de ella, cruzando de una pared a la otra e iniciando el camino de regreso hacia la puerta. Pero, curiosamente, nadie la miraba. Nadie parecia advertir a esa tecnohumana grande y llamativa: demasiada invisibilidad para ser natural. Si, el malevolo Nopal habia acertado al citarla alli: iluminada cenitalmente por la fria luz del lucernario, Bruna se sintio un Falso mas. Sin duda el de menor valor de toda la muestra.

– ?Bruna! ?Bruna! ?Levantate! ?Despierta!

La rep abrio un ojo y vio una figura humana que se abalanzaba sobre ella. Dio un salto en la cama, un grito, un manotazo defensivo, y su brazo atraveso limpiamente el aire coloreado sin encontrar resistencia. Enfoco mejor la mirada y reconocio al viejo Yiannis.

– ?Maldita sea, Yiannis, te he dicho mil veces que no me hagas esto! -gruno con la lengua entumecida y la boca seca.

La figura holografiada del archivero flotaba por la habitacion, de cuerpo entero. Era la unica persona a la que Bruna habia concedido autorizacion para realizar holollamadas.

– ?No soporto que te metas asi en mi casa! ?Te voy a poner en la lista de los no admitidos!

– Perdona, no habia manera de despertarte y Myriam Chi…

– ?Oh, mierda, Chi!

Antes de que el viejo mencionara a la lider rep, Bruna ya habia visto la hora en el techo, las 10:20, y sus neuronas maltratadas por la resaca habian comenzado a encenderse penosamente trayendo el recuerdo de una cita perdida. El dia anterior se fue reconstruyendo de manera borrosa en su memoria: el encuentro con Nopal, la llamada de Chi, las demasiadas copas que se tomo en su casa al regresar. Beber sola, mejor dicho, emborracharse sola, era el penultimo escalon del alcoholismo. Sin duda tenia un problema con la bebida, y ahora tambien un problema con su unica clienta, a la que habia dejado plantada. Bruna se levanto de un brinco de la cama, tan deprisa, de hecho, que el gelatinoso cerebro parecio chocar contra su craneo y tuvo que agarrarse la cabeza con ambas manos y cerrar los ojos durante unos instantes. Se acabo: no iba a volver a tomar una copa en toda su vida.

– ?Ya se que llego tarde a la cita con Chi! ?Ya se que la he jodido! -gruno, todavia con los parpados apretados.

– No. No es eso, Bruna. No llegas tarde.

La rep alzo la cara y vio que Yiannis se habia vuelto de espaldas. Claro, penso, es que estoy desnuda. Mi pobre y vetusto caballero, se dijo, sintiendo por el una especie de irritada ternura. La bata china estaba tirada en el suelo y Bruna la recogio y se la puso.

– Ya puedes mirar. ?Que es eso de que no llego tarde?

Yiannis, o su holografia, se giro. Su rostro estaba tenso y palido: sin lugar a dudas era portador de malas

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