podian estar a dos tercios. Bruna tuvo que hacer un esfuerzo de control para no salir volando y rodar escaleras abajo.

Se acerco a la barra con mullidas y elasticas zancadas y tuvo que agarrarse al mostrador para pararse. Era divertido. Era muy divertido. Producia una sensacion de mareo burbujeante y de impunidad. Como si nada malo pudiera sucederte mientras tu cuerpo pesara tan poco.

La primera copa de vino blanco se la vertio entera encima de la cara porque la levanto con demasiada fuerza, y el ataque de risa le duro unos minutos. El barman acompano sus risas amablemente, aunque se veia que estaba acostumbrado a esos desastres. Todavia con lagrimas en los ojos, la rep pregunto al empleado por Cata Cain. Parecia una buena persona, contesto el hombre. Timida, reservada, trabajadora. No tenia amigos. No hacia confidencias. No salia con nadie. No habia nada especial que contar sobre ella.

O quiza si, anadio de repente el barman, echando una disimulada ojeada al extremo de la barra: en un par de ocasiones se tomo una copa con aquella tipa.

Bruna miro. Era una mujer larguirucha, quiza tan alta como ella pero muy delgada, envuelta en una especie de habito morado y con el pelo lacio partido a la mitad y cayendo a ambos lados de su rostro huesudo. Estaba acodada en una esquina de la barra absorta en la vacua contemplacion de su bebida, un trago alto con un liquido rosado fosforescente. La mujer tenia algo triston y un poco repulsivo. La detective agarro su copa y se acerco a ella.

– Hola.

La otra le lanzo una ojeada mas bien hostil y no contesto.

– Me llamo Bruna.

La mujer continuo callada y se las arreglo para que ese silencio resultara agresivo. El pelo era lacio porque estaba muy sucio: dos cortinas de pesados cabellos grasientos comiendole la cara. En el hoyo del escote, un pequeno tatuaje verdinegro: una letra S muy entintada, curvada sobre si misma, pesada y convulsa. Era grafia labarica, seguro. Y el color morado del informe habito…

– Eso es una letra de poder… Y tu eres labarica. Nunca pense que los unicos frecuentaran las discotecas terricolas. Crei que teniais prohibidos estos excesos…

La mujer la miro con gesto iracundo y luego apuro su copa de un solo trago. La bebida parecio serenarla un poco.

– Yo no soy labarica. Ya no. Eh, tu, ponme otra igual.

– Dejame que te invite. Y yo tambien tomare lo mismo. ?Que es?

– Vodka con grosella irisada y oxitocina. La dosis mayor que permite la ley -dijo el camarero.

– Vaya… no me vendra mal.

La oxitocina en pequenas cantidades fomentaba la empatia y el afecto. Por eso la llamaban la droga del amor. Al escuerzo de la melena grasienta tambien debia de estarle haciendo efecto, porque ahora se la veia mas accesible. El barman trajo los dos luminosos vasos altos y la rep se apresuro a beber, con la esperanza de que la mujer la imitase y la droga la ablandara un poco mas. Funciono. Cuando la larguirucha dejo sobre la barra su vaso ya mediado, se giro hacia Bruna y retiro una de las cortinas de pelo que tapaban su cara. Se inclino un poco hacia delante, mostrando a la rep el lado derecho de su rostro; en la sien habia un tercer ojo, o mas bien un proyecto de ojo, un globo ocular sin terminar de cubrir del todo por los rudimentarios y paralizados parpados, con el iris y la pupila cegados por una pelicula blanquecino grisacea. Volvio a dejar caer el cabello y se echo para atras.

– Eres una mutante -dijo Bruna.

– Por eso me expulsaron de Labari. Estuve haciendo saltos TP para ellos, estuve trabajando en la mina que el Reino tiene en Potosi, y cuando el desorden atomico me deformo, los unicos me echaron de la Tierra Flotante.

– ?Cuantos saltos hiciste?

– Ocho.

– ?Que barbaridad! ?Eso es ilegal! ?Los Acuerdos de Casiopea prohiben teletransportarse mas de seis veces!

– Pero el Reino de Labari no firmo los Acuerdos. Alli las personas se tepean indefinidamente. Se supone que el Principio Unico Sagrado te defiende de todo mal. Si eres una persona lo suficientemente Pura, el Principio te protege. Los buenos unicos no padecen jamas el desorden atomico.

– Eso es una imbecilidad. No es una cuestion de fe, sino de estadistica y de ciencia.

– Pues yo me lo creia… y a veces me parece que todavia lo creo… -comento sombriamente la mujer-. En Labari se usa el desorden TP para los Juicios Sagrados. Si dos personas de las castas superiores, sacerdotes o amos, tienen alguna causa grave que dirimir, se ponen bajo la proteccion del Principio Unico y comienzan a tepearse; y aquel que resulta atacado por el desorden TP es el culpable. Los Juicios Sagrados son publicos y yo he asistido a algunos, y puedo asegurarte que funcionan.

– ?Que quieres decir con eso de que funcionan?

– Que uno de los contendientes queda indemne y el otro siempre resulta castigado con una deformidad.

– ?Por todas las malditas especies, que tonteria! Los contendientes de esos juicios seguro que saltan y vuelven a saltar hasta que uno de ellos muta, ?no es asi?

– Asi es.

– Pues eso no tiene nada que ver con el principio sagrado. Las posibilidades de sufrir el desorden TP se van multiplicando con los saltos. Es pura suerte que le toque a uno antes que al otro, pura y simple suerte. Y en alguna ocasion supongo que los dos contendientes habran vuelto deformes. A partir del salto numero once, la incidencia del desorden es del cien por cien en todos los organismos vivos.

La mujer parecia impresionada. Y aliviada.

– ?De verdad? ?Del cien por cien?

– ?De donde sales que ignoras esto? Lo saben hasta los ninos de cinco anos…

Era una pregunta estupida, se dio cuenta Bruna nada mas formularla, porque conocia la respuesta: el Reino de Labari mantenia a sus subditos dentro de la desinformacion mas absoluta.

– Solo llevo dos meses en la Tierra… -dijo la mujer con aire avergonzado.

Y de pronto la rep experimento una calida, intensa corriente de simpatia hacia ella. Una consecuencia de la oxitocina, se recordo a si misma con esfuerzo; no te equivoques, no pierdas la distancia. No es tu amiga.

– Oye, por cierto… ?como te llamas?

– Sun.

– Sun, creo que conocias a esta mujer… Cata Cain…

La mutante miro la imagen del movil de Bruna.

– Si… Era una rep. Como tu.

– Erais amigas, ?no?

Sun bajo la cabeza y concentro la mirada en el palido fulgor de su bebida.

– Bueno… Tomamos alguna copa juntas. Me parecia curiosa. Solo he visto reps al llegar aqui abajo. En Labari no hay.

– Ya lo se.

– Y ademas me sentia mas comoda con ella. Y contigo. Todos somos monstruos, ?no?

Un regusto agrio empano el dulzor afectuoso de la droga. No es mi amiga, se repitio Bruna.

– ?Sabes si Cata tenia miedo de algo? ?Te comento alguna cosa extrana? ?Recuerdas si se veia con alguien mas? ?Quiza con alguien nuevo?

La mutante nego con la cabeza, el pelo pegado y tieso balanceandose levemente a ambos lados de la cara como dos pesadas planchas de metal. Pero luego miro hacia el techo, como quien recuerda algo.

– Aunque si, espera… Ese fue el ultimo dia que la vi, creo… No hable con ella. Pero estaba en una mesa con dos personas.

– ?Humanos?

– No lo se… Se encontraban lejos y esto esta bastante oscuro… Pero estoy casi segura de que por lo menos uno era un androide.

De nuevo el inquietante rastro de los reps. Bruna apuro su copa, le dio las gracias a la mujer y le pago otro trago antes de despedirse. Pero cuando ya se iba, se volvio hacia ella.

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