– Que mas da -gruno a media voz.

De pronto recordo que unos dias atras habia dejado su tanga sobre el capo de este mismo coche y una pequena sonrisa le subio a los labios. ?Que habria pensado el inspector al encontrar el regalo? ?Habria adivinado que era de ella? Fue la noche que conocio a Lizard. Una noche muy loca: el cuerpo le hervia con el caramelo. Con solo pensar en el coctel de oxitocina, a Bruna le parecio que su piel se electrizaba un poco. Candentes y borrosas memorias del extasis carnal empezaron a encenderse en su cabeza. Pero entonces tambien recordo que acabo en la cama con el omaa, y la suave excitacion erotica que estaba experimentando aborto de repente. Todo eso habia sucedido… ocho, no, siete dias antes. El viernes 21 de enero. Cuantas cosas habian pasado en tan poco tiempo. Si fuera capaz de vivir todos los dias de su vida con esa intensidad, su pequena existencia tecnohumana pareceria larguisima.

Echo hacia atras el asiento y cerro los ojos. Cuatro anos, tres meses y catorce dias. Hoy era viernes, 28 de enero de 2109. Merlin habia muerto un 3 de marzo: faltaba poco mas de un mes para el segundo aniversario. Bruna se pregunto cual seria la fecha exacta de su propia muerte. Su obsesiva cuenta atras solo indicaba el tiempo que le quedaba hasta llegar a la fatidica frontera de los diez anos; pero, a partir de ahi, el TTT podia tardar dos o tres meses en acabar con ella. Calculaba que seria en abril, o en mayo, o quiza en junio. Del ano 2113. En abril, en mayo, quiza en junio…

Debia de haberse quedado dormida, porque de pronto abrio los ojos con cierto sobresalto y vio que el coche estaba parado y que Paul decia algo.

– Venga. Hemos llegado.

La nieve empezaba a cuajar y al salir del vehiculo el frio intenso atraveso su liviana ropa con un millar de agujas. Lizard echo un brazo por encima de los hombros de la rep y pego su corpachon al de ella. Lo hizo con tanta naturalidad que Bruna no sintio ninguna extraneza, antes al contrario, su propio cuerpo se adapto automaticamente al del inspector como si hubiera sido un movimiento ensayado mil veces; y asi, abrazados, inclinados contra el filo del viento, protegiendose el uno al otro, cubrieron la distancia hasta el edificio.

Al entrar en el portal, sin embargo, la detective se desasio enseguida con cierto embarazo. El movimiento le provoco un pinchazo en las costillas laceradas.

– Asi que vives aqui… -dijo bobamente por decir algo, mientras se tentaba el costado con dedos cautelosos.

Era una de esas casas viejas del antiguo centro de Madrid, rehabilitada interiormente algunas decadas atras y no demasiado bien mantenida. El estrecho hueco de la desgastada escalera de madera albergaba un solo ascensor de apariencia vetusta. Lizard abrio su buzon de correo y salieron chillando unos cuantos anuncios holograficos que el inspector aplasto de un manotazo y tiro al cesto hermetico. Luego le abrio el ascensor a Bruna.

– Sube tu. Cuarto piso. Yo voy por las escaleras.

No era de extranar que fuera andando, porque la caja era tan pequena que no hubieran cabido los dos salvo estrechamente abrazados. Una pena, se dijo Bruna con una pequena sonrisa mientras el ascensor ascendia zarandeado por sospechosos temblequeos. Cuando paro en el cuarto, Lizard ya estaba alli, solo un poco asfixiado. No estaba mal de forma, sobre todo teniendo en cuenta su volumen.

– Pasa. Ponte comoda.

?Como demonios iba a hacerlo? Le dolia todo el cuerpo. Entro titubeante; el piso solo tenia un espacio, pero era muy grande. Grande y desoladoramente austero. Una cama enorme, una mesa de trabajo, un sofa, estanterias. Todo tan desnudo e impersonal como la casa de un tecnohumano. O de la mayoria de los tecnos, rectifico Bruna mentalmente, recordando el recargado y primoroso dormitorio de Chi. E incluso su propio piso, sus cuadros, su rompecabezas. Aqui habia tan pocos objetos decorativos que los tres antiguos balcones de barandilla de hierro constituian el mayor adorno del lugar. Pero la calle era muy estrecha y el edificio de enfrente, un bloque feo y barato de estilo Unificacion, parecia meterse a traves de las ventanas.

– Puedes dormir ahi -dijo Paul senalando el amplio sofa-. Es comodo incluso para mi tamano, lo he probado alguna vez, ya lo veras.

Bruna se sento con cuidado. Y penso, no por primera vez en esa tarde, en su pequena y valiosa pistola de plasma. No sabia si se la habian arrebatado los agresores o si la tendria Lizard y prefirio no preguntar. Haber perdido su pistola era un autentico fastidio, y conseguir otra seria bastante caro y problematico; pero decidio dejar las preocupaciones para el dia siguiente. El piso mantenia una temperatura muy agradable y al otro lado de los cristales, en la mortecina luz del atardecer, la nevada arreciaba. Absurdamente, la androide se sintio casi feliz.

Lizard regreso a su lado provisto de una almohada, una manta termica y una botella de Guitian fermentado en barrica.

– ?No era a ti a quien le gustaba el vino blanco?

– No, era a la otra rep -contesto Bruna jocosamente senalando la foto de una tecno que ocupaba la pantalla principal de la casa.

Paul lanzo un breve vistazo a la imagen por encima de su hombro y luego continuo colocando la manta en silencio. La detective temio haber dicho algo inconveniente.

– Mmmm… Si, creo que me vendria bien esa copa.

– Voy a preparar algo de comer -dijo el inspector.

Y cuando se levanto, camino de la zona de la cocina, susurro algo al ordenador y la pantalla principal cambio la imagen por la de un paisaje de Titan.

Mientras el hombre trasteaba en el horno dispensador, la androide se quedo mirando al exterior. La nieve apelmazaba el aire y cegaba las ventanas con un velo grisaceo; la tarde moria con antelacion bajo el peso de la tormenta y la luz electrica se encendio automaticamente. Bruna sabia que no debia preguntar, pero no pudo evitarlo.

– Esa rep de la pantalla, ?es alguna de las victimas?

El hombre no respondio, cosa que no sorprendio a Bruna. Le sorprendio mas oirse insistir groseramente:

– ?O quiza es una sospechosa?

Y, al cabo de un minuto de silencio, aun anadio para su propia consternacion:

– ?Por que no contestas? ?Me ocultas detalles de la investigacion?

Lizard regreso llevando una bandeja con unos enormes cuencos llenos hasta arriba de una sopa de miso.

– Iba a preparar unos bocadillos de atun reconstituido, pero luego me acorde de tu diente recien implantado. Dejame sitio.

Se sento en el borde del sofa y puso un anillo termico en la botella de vino para mantenerla fria. Luego descorcho el Guitian con parsimonia y sirvio dos copas. Bebio un par de tragos de la suya y miro hacia la calle. Afuera ya era de noche y la luz del piso se reflejaba en la cortina de nieve como en un lienzo.

– Si de verdad quieres saber quien es, ?por que no lo preguntas directamente?

– ?Como?

– Atrevete a preguntar y te contestare.

Bruna callo un momento, avergonzada.

– De acuerdo. Supongo que no tiene nada que ver con el caso. Y tambien supongo que no deberia meterme en lo que no me importa. Pero me gustaria saber por que tienes la foto de una androide.

Paul revolvio su sopa cachazudo, lleno la cuchara, soplo el liquido, probo un poco con gesto apreciativo y despues trago el resto, mientras la rep esperaba con impaciencia a que acabara con la pantomima y siguiera hablando.

– Es Maitena.

Y se metio otra cucharada de sopa en la boca.

– ?Y quien es Maitena?

Nuevo revolver y soplar y deglutir. ?Se estaba riendo de ella o le costaba hablar del asunto?

– En realidad es una historia muy sencilla. Cuando yo era pequeno, mis padres desaparecieron. Entonces me adopto la vecina. Maitena. Una rep de exploracion.

– ?Que fue lo que paso?

– Que se murio. ?Que querias que pasara? Le llego su TTT.

– Digo con tus padres.

Вы читаете Lagrimas en la lluvia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×