Paul alzo el cuenco y se puso a beber de el. Hacia ruido al sorber y de cuando en cuando se paraba a masticar el miso. Tardo muchisimo en tomarselo todo.

– Los metieron en la carcel. Habian secuestrado a un tipo. Eran unos delincuentes. O lo son, porque creo que siguen vivos.

– ?Tus padres son unos delincuentes?

– ?Te extrana? Hay muchos en el mundo. Deberias saberlo. Forma parte de tu trabajo -comento el hombre con sarcasmo.

Se limpio parsimoniosamente los labios con la servilleta y luego alzo por primera vez la cabeza desde que se habia sentado en el sofa y la miro a los ojos.

– Yo tenia ocho anos cuando me quede solo. Maitena me crio. Murio cuando cumpli quince. Se puede decir que fue una infancia feliz. Gracias a ella. Ya te dije que no tengo nada contra los reps.

El hombre se levanto y tiro el cuenco desechable en el reciclador. Bruna le siguio con la vista sin atreverse a decir nada. Paul volvio y se sento de nuevo. Su muslo rozaba la cadera de la rep.

– ?Sabes de quien era el loft al que has ido esta manana?

La pregunta la desconcerto. Estaba demasiado sumergida en el olor del hombre, en su calor cercano, en el vertigo del momento de intimidad, y le costo salir de ahi.

– Del memorista asesinado, supongo.

Lizard nego con la cabeza. Tenia una curiosa expresion, entre burlona y belicosa.

– No. Es de Nopal. Es una de las propiedades de tu amigo Pablo Nopal.

Bruna dio un respingo.

– ?Estas seguro?

– El no te habia dicho nada, ?verdad? Ya te lo he advertido… no es de fiar.

Era absurdo, pero la noticia no le gusto nada a la detective. El uso de los asaltantes de la puerta simulada y la segunda escalera, ?no indicaba un conocimiento profundo del lugar? Un intenso cansancio parecio abatirse sobre ella y con el la renovacion de todos los dolores.

– Estoy molida -gruno.

– No me extrana. Toma, ponte una subcutanea. Creo que te toca.

Lizard le tendio el tubito inyector y la rep se disparo el morfico en el brazo. Lentas y frescas oleadas de bienestar empezaron a recorrer su cuerpo.

– ?Mejor? -pregunto el hombre, inclinandose hacia la androide y poniendo la mano sobre su espalda.

Fue de nuevo un movimiento muy natural, un medio abrazo embriagadoramente afectuoso.

– Muuuucho mejor -susurro Bruna.

Deseo a Lizard con todo su cuerpo, con la cabeza y el corazon y con las manos, con un sexo devorador y una boca capaz de decir tiernas dulzuras; y se hubiera abalanzado sobre el de no ser porque un repentino sopor estaba cerrandole los ojos de forma irresistible. Pero un momento. Un momento. Quiza fuera demasiado repentino. Hizo un esfuerzo por espabilarse.

– ?Por que tengo tanto sueno? -inquirio con voz pastosa.

– Te he metido un somnifero junto con la paramorfina. Te vendra bien descansar.

En el caldeado piso, debajo de la manta termica, envuelta en el abrazo del inspector, Bruna sintio frio. Penso: no quiero dormirme. Pero los parpados pesaban como piedras. Lizard el Lagarto habia aparecido justamente junto a ella despues de la paliza. Que casualidad, como diria Nopal. Y ahora la habia traido a su casa. Y habia puesto la foto de una rep en la pantalla para que la viera, y le habia contado una absurda historia sobre una ninez melodramatica. Respiro hondo intentando permanecer despierta, pero la somnolencia era como un ataud que se cerraba sobre ella. La pequena muerte del dormir. O la muerte eterna. Sintio una punzada de terror. Lizard el Caiman, el atractivo Lizard, la habia drogado. La negrura del sueno la engullo sin poder discernir si Paul podria ser su amante o su asesino.

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Guerras Roboticas

Etiquetas: Paz Humana, X Convencion de Ginebra, minas de coltan, Crisis del Congo, Conjura Replicante, Lumbre Ras

#6B-138

Articulo en edicion

Las Guerras Roboticas, que comenzaron en 2079 y terminaron en 2090 con la Paz Humana, son, junto con las Plagas, el conflicto belico mas grave que ha sufrido la Tierra. La escalada de violencia que asolo el planeta en la segunda mitad del siglo pasado propicio la firma en 2079 de la X Convencion de Ginebra, que, suscrita por la casi totalidad de los Estados independientes (153 de los 159 que existian por entonces), acordo sustituir los enfrentamientos belicos tradicionales por combates de robots. Los ejercitos serian reemplazados por armas moviles y totalmente automatizadas que pelearian entre si, a modo de gigantesco juego electronico pero en version real. Los artifices del tratado pensaron que de este modo se acabarian o minimizarian las carnicerias, y que las guerras podrian ser reconvertidas en una especie de pasatiempo estrategico, del mismo modo que los antiguos torneos medievales eran una version dulcificada de los autenticos combates.

Sin embargo, las consecuencias de esta medida no pudieron ser mas negativas. En primer lugar, a las pocas horas de firmarse el acuerdo estallo una guerra generalizada en casi todo el mundo, como si algunas naciones hubieran estado esperando con sus robots listos para entrar en combate (algunos politologos, como la celebre Carmen Carlavilla en su libro Palabras mojadas, sostienen que la X Convencion de Ginebra fue una simple maniobra comercial de los fabricantes de automatas belicos). Como los paises mas ricos poseian un numero incomparablemente mayor de robots, los paises pobres, aun habiendo firmado el tratado, jamas pensaron en respetarlo, y atacaron a los automatas con tropas convencionales que les causaron un inmenso destrozo, dado que, siguiendo las especificaciones de Ginebra, los robots estaban castrados por un chip que les impedia danar a los humanos. Chip que, claro esta, fue removido subrepticia e ilegalmente a las pocas semanas, de modo que los vastos campos de humeante chatarra se volvieron a empapar enseguida de

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