Ahora tu tienes dos opciones; o bien te lo crees y me dejas descansar y si quieres nos vemos manana por la tarde, o bien piensas que es la tipica excusa y me montas un numero y nos arruinamos la diversion. Tu escoges.

– Manana te ibas.

– Por la noche.

Serra reflexiono un instante, malhumorado.

– Es verdad que tienes mala cara.

– Es verdad que me encuentro mal.

El tipo se echo para atras y la dejo pasar.

– ?Manana a que hora?

– A las dieciseis.

– Anulare el envio del robot. Dire que vaya manana por la tarde -refunfuno mientras la apuntaba con el indice.

– Haz lo que quieras -gruno Bruna mientras se iba.

Nadie la acompano y se perdio por los intrincados pasillos. Tardo una eternidad en encontrar la puerta de salida y otra eternidad en cruzar la apretada y cada vez mas nutrida muchedumbre que se agolpaba en la calle. Cuando consiguio llegar a la acera de enfrente, se apoyo en la pared y vomito.

– Arrepientete, hermana: el mundo se acaba dentro de cuatro dias -trino un apocaliptico junto a ella.

Volvio a vomitar. Ese maldito dolor de cabeza la estaba matando.

Hericio se quedo mirando la puerta por donde habia desaparecido la explosiva Annie Heart con cierto desconsuelo. Era duro renunciar a diez millones de ges, sobre todo ahora que debian mudarse a una sede mejor y adquirir el nivel de representatividad que su nuevo liderazgo social exigia. Pero los principios eran los principios, se dijo enfaticamente; y el hecho de haber sido capaz de escoger la gloria por encima del vil dinero le hizo sentir sublime. Un golpe de humedad le subio a los ojos, un emocionado lagrimeo ante su propia grandeza.

Entonces escucho un levisimo ruido a sus espaldas, un rumor de ropas o de pies, y supo que Ainho estaba ahi y que habia vuelto a entrar a su despacho por la puerta trasera. Le irrito su inoportunidad y se maldijo por haberle dado la clave de acceso. ?En que estaba pensando cuando lo hizo? Pestaneo varias veces para intentar secar rapidamente sus ojos, reprimio su malhumor y se volvio. Ainho le miraba sonriente con los brazos cruzados sobre el pecho.

– Esa mania tuya de entrar y salir como un fantasma empieza a fastidiarme -dijo el politico, sin poder evitar un punto de acritud.

– Antes agradecias que viniera a verte -contesto Ainho sin mudar la sonrisa.

– ?Si? Puede ser. Pero ahora estoy demasiado ocupado. No se si te has dado cuenta, pero la situacion ha cambiado. Ahora soy la solucion, el renacimiento, el futuro. La gente espera grandes cosas de mi y yo se las dare.

Y al decir «la gente» habia movido el brazo en el aire con un gesto amplio y mayestatico que parecia senalar la ventana falsa, la ciudad virtual que se veia a traves de la ventana y acaso el mundo todo. Ainho rio.

– ?Que si me he dado cuenta? Mi querido Hericio, ?pero si he sido YO quien te ha puesto ahi!

– ?Tu? ?Llevo treinta anos en la politica! -se indigno el hombre.

– Treinta anos en el ostracismo extraparlamentario.

– ?Eso es una…!

– Esta bien, esta bien, lo retiro. Y te pido disculpas. No quiero discutir contigo. Tengamos la fiesta en paz. ?Amigos?

Ainho le tendio la mano, pero Hericio estaba todavia demasiado irritado.

– ?Amigos? -tuvo que repetir.

Hay pocas cosas tan violentas como dejar a alguien con la mano en el aire, asi que el politico transigio y se la estrecho, aunque de mala gana y con el gesto torcido. Luego se fue a sentar ante su mesa de despacho. La mesa era imponente y el sillon muy alto; le hacian sentirse poderoso y deseaba apabullar a su visitante.

– Bueno. Ya te digo que estoy muy ocupado. ?A que has venido? ?Que quieres? -gruno.

Ainho se tomo su tiempo hasta instalarse en una silla frente al politico. Luego cruzo campechanamente las piernas y volvio a sonreir.

– Digamos que es una visita de cortesia. He venido a darte la enhorabuena por lo bien que te va y a ver que tal estabas. ?Que tal estas, Hericio? -pregunto con lo que parecia genuino interes.

– Estupendamente… Ejem… Aunque… me parece que… me estoy quedando… afonico.

Y ahora esto, penso el supremacista llevandose la mano a la garganta. Cada vez estaba mas cabreado.

– Aja… Afonia… Ya veo. Pues volviendo a lo de antes: ?No recuerdas que te dije que te haria celebre? ?Que te llevaria a lo mas alto de la escena politica? ?Que te convertiria en el hombre de moda?

– Yo… No…

– Tu si, Hericio, tu si. Entonces bien que te interesaba cuanto te decia. Acordamos que montaria un operativo… Una campana para potenciar tu imagen y la presencia social de tu partido. No quisiste saber en que consistiria la campana e hiciste bien. De todas maneras yo tampoco te lo hubiera contado.

– Me…

– Espera, perdona que te interrumpa. Si no te importa, me voy a quitar esto.

Ainho levanto un poco la manga derecha de su casaca y, agarrando un pellizco de la piel de la muneca, tiro hacia fuera y se pelo la mano. Parecia que se estaba despellejando, pero en realidad se trataba de un finisimo guante transparente de dermosilicona. Metio con cuidado la piltrafa en una bolsa hermetica y la sello.

– Uf, que alivio. Al final estas cosas terminan dando alergia, por mucho que digan… Volviendo a lo nuestro, quiero que sepas que formas parte de un vasto operativo. Tu pensabas que me habias contratado, creias estar pagando una campana de imagen con esa ridicula cantidad de dinero que me diste… Pobre infeliz. Yo no he estado trabajando para ti, sino tu para mi. Eres mi obra, yo te he creado. Y no eres mas que un peon dentro de un plan grandioso. Tan grandioso que jamas podria caberte dentro de esa cabeza de chorlito. ?No dices nada?

– …

– Ya veo. Me gustaria creer que callas abochornado por tu propia estupidez, pero me temo que es cosa del bloqueante neuromuscular que te he pasado al darte la mano con el guante. Los venenos de contacto son increiblemente antiguos… Se empleaban en la Roma imperial, en la Edad Media, en el Renacimiento… En estos tiempos hipertecnologicos de pistolas de plasma y taladradores chorros de nitrogeno, me ha parecido elegante recurrir a algo clasico… Con algun toque de modernidad, desde luego: es tetrapancuronio, un curare sintetico y reforzado. Una toxina fulminante. En segundos, como has podido comprobar, quedas paralizado. No puedes moverte. No puedes hablar. Pero si puedes ver, oir… Y sentir. A los veinte minutos la toxina acaba deteniendo los musculos respiratorios y el sujeto muere de asfixia. Pero no te preocupes, porque no llegaremos a eso. ?Todo claro hasta ahora? ?Alguna pregunta?

– …

– Jaja, perdona la broma de mal gusto. Y perdoname tambien porque te estuve espiando… antes… cuando hablabas con Bruna. Bueno, tu crees que es Annie Heart, pero en realidad se llama Bruna Husky y es… ?una replicante! Seguro que si no estuvieras paralizado te daria un escalofrio… ?No te repugna haberla recibido aqui, en tu propio despacho? ?Haber departido amablemente con ella? ?Haberla deseado? Porque seguro que la has deseado… tan rubia, tan caliente, tan voluptuosa… Pues esa rep y tu habeis dicho algo muy interesante: que la causa necesita un martir. Y es verdad. Teneis razon.

Ainho se puso en pie con calma y saco una voluminosa funda de polipiel del bolsillo interior de la casaca. Dentro habia un enorme cuchillo de carnicero. Rodeo la mesa de despacho con la hoja en la mano y se acerco al paralizado Hericio.

– No es nada personal. Y tampoco soy de esas personas que disfrutan haciendo estas cosas. No. Pero es lo que hay que hacer y yo lo hago. Porque tengo muy claro adonde hay que llegar. Y tengo claro el camino. Ya ves, ahora voy a utilizar este cuchillo. De nuevo un arma tradicional. Mucho menos elegante que el veneno, eso desde luego. Pero aun mas antigua. Elemental. Mira, has tenido la mala suerte de caer en medio de la estampida de la Historia y por eso vas a ser pisoteado. Lo siento, pero eres el martir mas idoneo. Y ademas tu martirio tiene que ser indignante. Espectacular. Por eso te estoy haciendo esto… y esto… Mmmm… Intento darme prisa, pero no es

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