alta es la norma juridica, tanto mas generosa es y mas cercana esta de los grandes principios que inspiran el Derecho con mayuscula. Los gobiernos se sirven de decretos para cometer vilezas, mientras que la Constitucion o la Declaracion de los Derechos del hombre y del ciudadano las proscriben y se mueven en el espacio etereo de la virtud. Por suerte, la Constitucion y la Declaracion priman sobre los decretos, y seria muy idiota no sacar este as de la manga para desbaratar las maniobras de una sota o hasta un rey. Hacer que un deudor te pague es un derecho, desde luego, pero tambien lo es vivir una vida decente, y cuando hay que arbitrar entre los dos, cabe sostener que el segundo constituye una norma juridica superior, y por tanto prevalece. Es similar en el caso, por un lado, del derecho que tiene el propietario a cobrar los alquileres, y por otro, del que tiene el inquilino a dormir bajo un techo, y gracias a estos combates librados desde hace una decena de anos por jueces como Etienne y Juliette el segundo de estos derechos se esta volviendo oponible, es decir, superior en la practica al primero.

En suma, Etienne se excita, le brillan los ojos, Juliette se lo ha dicho: le gusta que le brillen los ojos. Le gusta su emocion y la comparte, pero en el tandem que forman le corresponde mas bien a ella tener los pies en el suelo, recordar en cada ocasion el principio de realidad. Dice: hay que reflexionar. Siempre se puede decir que no cuesta nada apelar al derecho europeo para derrotar a la jurisprudencia nacional, pero no es cierto, puede costar muy caro. Impugnan esta jurisprudencia asociaciones de consumidores con las que Flores esta en contacto y que libran contra ella una guerra de trincheras. La Blitzkrieg que estan imaginando los dos por su cuenta amenaza, si fracasa, con minar esta labor de tanto tiempo y esfuerzo. Si el TJCE les dice que no, las entidades de credito explotaran durante mucho tiempo el fallo.

Siguen unos dias febriles, de llamadas por telefono y de e-mails a Flores, pero tambien a una profesora de derecho comunitario, Bernadette Le Baut Ferrarese, que, consultada, se apasiona por la cuestion. La respuesta del TJCE, segun ella, no es segura, pero vale la pena intentarlo, a sabiendas de que es como el indulto presidencial en el caso de una pena de muerte: te lo juegas a una carta, es la ultima que te queda. Por ultimo, deciden probar. ?Quien asume el mando? ?Quien va a redactar la sentencia provocadora? Podria ser cualquiera de los tres jueces, pero la cuestion, al parecer, no se plantea: es a Etienne al que mas le gusta estar en primera linea.

Hace varios meses que se amontonan en su despacho expedientes relativos a un contrato ofrecido por nuestra vieja conocida, la sociedad Cofidis, y que luce el bonito nombre de Asugusto. El contrato Asugusto podria estudiarse en la escuela como ejemplo de coqueteria a fondo con la estafa. Se presenta como una «peticion gratuita de reserva de dinero», en la que «gratuita» aparece en negrita y el tipo de interes, en cambio, figura en letra muy pequena en el reverso y es del 17,92%, lo que sumado a las penalizaciones supera la tasa de usura. Etienne escoge al azar del monton el expediente en que insertar su pequena bomba: Cofidis SA contra Jean-Louis Fredout. No es un gran caso: Cofidis reclama 16.310 francos, de los que 11.398 son capital y el resto intereses y penalizaciones. En la audiencia no comparece Fredout, que no tiene abogado. El de Cofidis, por el contrario, es un cascarrabias del colegio de abogados de Vienne, un viejo asiduo de la casa que no se alarma cuando Etienne senala que «las clausulas financieras no son legibles», que «esta falta de legibilidad debe compararse con la mencion de la gratuidad, presentada de forma especialmente visible» y que por este motivo «las clausulas financieras pueden considerarse abusivas». No se alarma, se sabe de memoria las sutilezas de Etienne, al que, por otra parte, aprecia, y con un tono guason pero nada agresivo, como quien canta su parte en un dueto muy ensayado, responde que da igual si las clausulas son abusivas, puesto que el contrato data de enero de 1998, la citacion de agosto de 2000 y el plazo de prescripcion ha vencido hace mucho, asi que lo siento, senor presidente, era una maniobra simpatica para salvar el honor, pero la ley es la ley y a ella nos atenemos.

Bien, dice Etienne, nos atenemos a ella. Sentencia dentro de dos meses. Cuanto mas parece rebajarse, mas goza por dentro. Si solo dependiera de el, dictaria sentencia la semana siguiente, pero hay que fingir que no pasa nada, observar el plazo habitual. La audiencia finaliza el viernes a las seis de la tarde y el sabado por la manana esta delante del ordenador, en su casa. Redacta febrilmente y jubiloso, se rie solo. Al cabo de dos horas ha terminado, la sentencia tiene catorce paginas, que es una extension infrecuente. Llama a Juliette para leersela en voz alta y ella tambien se rie. Despues le toca el turno a Flores y a Bernadette, totalmente inmersa en la conspiracion. Se deja reposar el texto, se comprueba todo, se pesa una y otra vez cada palabra. Es sumamente tecnico, por supuesto, pero la idea se resume simplemente. La sentencia consiste en decir: no puedo emitir un fallo porque la ley no esta clara, y para aclararla debo formular una pregunta al TJCE. Esta pregunta, que se llama cuestion prejudicial, es la siguiente: ?se ajusta a la Directiva europea que el juez nacional, al expirar el plazo de prescripcion, no pueda senalar de oficio una clausula abusiva en un contrato? Respondanme si o no, yo juzgare en consecuencia.

Despues se muerden las unas durante los dos meses reglamentarios, al cabo de los cuales envian a las partes, y sobre todo al TJCE, esta sentencia que no lo es realmente, puesto que aguarda la respuesta que recibira la cuestion prejudicial. Algun tiempo despues, Etienne se cruza en un pasillo con el abogado de la empresa Cofidis, un poco desconcertado por este objeto juridico no identificado. Pero bueno, si eso le divierte…, bromea. Nosotros vamos a recurrir, el tribunal de casacion fallara, es lo suyo, y al emitir sentencia anulara la cuestion. Solo habremos perdido un ano, a mi me da lo mismo, a usted tambien, lo unico es que el pobre hombre va a hacerse ilusiones y al final pagara el pato entero. Etienne, que ha previsto esta respuesta, sonrie. No creo, dice, que la cosa sea asi: el propio tribunal de casacion dice que el recurso solo es posible contra las sentencias sustanciales, no contra las sentencias preliminares, que es la que usted ha recibido. El otro arquea las cejas. ?Esta seguro? Seguro, responde Etienne.

Ah, bueno.

La compleja maquinaria se pone en marcha. Empieza por la traduccion en Luxemburgo de la cuestion de Etienne a todas las lenguas comunitarias, y el texto se envia a todos los Estados miembros. El que quiera es libre de actuar. Pasan seis meses. Una manana de abril de 2001 llega al juzgado un sobre grueso con el membrete del TJCE. Etienne esta solo en su despacho, pero se contiene: espera a Juliette para abrirlo. Ordenan que nadie les moleste. El sobre contiene dos documentos: uno, muy grueso, es un informe de Cofidis; el otro, mas corto, es el dictamen de la Comision Europea. No dudan del contenido del primero, todo el suspense se concentra en el segundo, y por eso, para disfrutar de ese suspense torturador y delicioso, se fuerzan a leer antes el primero. Veintisiete paginas de letra apretada, redactadas por un equipo de abogados reunidos en comite de crisis. El enemigo presiente el peligro y saca la artilleria pesada. En el preambulo hablan de un «clima de rebelion improductivo», de la «actividad sediciosa que mantienen algunos jueces relevados por determinados sindicatos, e incluso por determinados miembros del sindicato de la magistratura». Ya ves, dice Etienne, encantado, los versalleses siempre escriben parecido, en todas las epocas. Siguen, en orden de combate, los argumentos propiamente juridicos de los que hago gracia al lector y que refuerzan el argumento principal, que es politico: si se sigue buscando las cosquillas a las entidades de credito y favoreciendo a los prodigos, todo el sistema se resentira y el prestatario honrado pagara las consecuencias. Nada inesperado, en suma, aparte de la vehemencia del tono. En un marco distinto pareceria inocuo, en el de la prosa juridica es un ataque personal, con bazuca. Es halagador, excitante. Han leido el informe sin saltarse una linea. Ahora queda por conocer el veredicto. La Comision no es el TJCE, emite dictamenes, no decisiones, pero por lo general se siguen, y si la Comision dice que no, es seguro que el tribunal dira que no. Un no seria la derrota, la humillacion. Habra que aguantarlas. Etienne y Juliette no van a hacerse el haraquiri en el despacho, pero los dos son conscientes de que sera un golpe muy duro de encajar. Lee tu primero, dice Etienne, eres mas fuerte que yo. Juliette empieza a leer. Principio de efectividad…, compensacion por parte del juez de la ignorancia de una de las partes…, referencia a la sentencia de Barcelona…

Juliette levanta la cabeza, sonrie: la respuesta es si.

Es como si estuvieras en un puente de madera, dice Etienne. Un puente que se bambolea, peligroso. Has plantado un pie. El puente resiste. Entonces plantas el otro.

(Al copiarla, me percato de lo audaz de esta metafora en labios de un hombre con una sola pierna.)Etienne no aguarda a que el TJCE ratifique el dictamen de la Comision para doblar la apuesta presentando una segunda cuestion prejudicial. Es asimismo relativa al oficio, es decir, al derecho que el juez tiene de senalar una injusticia de la que no se ha quejado la victima, pero esta vez lo aborda por otro frente. Un tal Giner sustituye a Fredout y la

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