piercings en una ceja, de una de sus orejas colgaba una cruz de plata. Antes lucia una dentadura blanca y bonita, ahora la tenia algo deteriorada; le faltaban dos dientes en la encia superior. Se le notaba cuando sonreia con generosidad. Tenia la cara delgada, aspecto cansino y oscuras ojeras. Erlendur apreciaba cierto parecido con su madre, la abuela de Eva Lind. Maldecia la mala suerte de su hija y se culpaba a si mismo por lo que le habia ocurrido.

– Hable con mama hoy, o mejor dicho, ella hablo conmigo. Queria saber si podia hablar contigo. ?Es estupendo ser hija de padres divorciados!

– ?Tu madre quiere algo de mi? -pregunto Erlendur asombrado.

Ella todavia le odiaba, despues de veinte anos. Solo la habia visto de pasada una vez en todo este tiempo y la ira de su mirada era evidente. En otra ocasion hablo con ella por telefono sobre Sindri Snaer y Erlendur preferia no acordarse de esa conversacion.

– Es un bicho y una esnob.

– No hables asi de tu madre.

– Unos amigos del barrio de Gardabaer, que estan forrados de dinero, iban a celebrar la boda de su hija este fin de semana, pero la novia se dio el piro y desaparecio. ?Que ridiculo! Eso ocurrio el sabado y no han vuelto a saber nada de ella. Mama estaba en la boda y esta indignada a tope. Me dijo que te preguntara si puedes hablar con esa gente. No quieren enviar ningun aviso a la prensa, manada de pijos que son, pero como saben que tu trabajas en el departamento de investigacion de la policia, piensan que a lo mejor puedes solucionar la cosa asi, por lo bajines, a escondidas. Y soy yo la que tengo que encargarme de que hables con la gentuza esa. Mama no, ?entiendes? ?Mama nunca!

– ?Tu conoces a esa gente?

– No lo bastante para que me invitaran a la boda que la preciosa munequita que hacia de novia acabo reventando.

– ?Y a la chica, la conoces?

– Muy poco.

– ?Adinde habra ido?

– No lo se.

Erlendur se encogio de hombros.

– Estaba pensando en ti hace un rato.

– Que guay -dijo Eva Lind-. Precisamente me preguntaba si…

– No tengo dinero -espeto Erlendur sentandose frente a ella en el sillon de la television-. ?Tienes hambre?

Eva Lind hizo una mueca.

– ?Por que no se puede hablar contigo sin que empieces a hablar de dinero? -le pregunto.

Erlendur se sintio como si le hubiera quitado las palabras de la boca.

– ?Y por que yo nunca puedo hablar contigo de nada?

– Que te jodan.

– ?Por que hablas asi? ?Que quieres decir? ?Que te jodan! ?Que maneras son esas?

– ?Jesus! -suspiro Eva Lind.

– ?Quien eres hoy? ?Con quien estoy hablando? ?Eres tu misma, escondida detras de toda esa mierda de las drogas?

– No empieces con esa estupida cancion otra vez. «?Quien eres? -le parodiaba-. ?Donde estas?» Estoy aqui, sentada delante de ti. Yo soy yo.

– Eva.

– ?Diez mil! -dijo Eva-. Eso no es nada. ?Acaso no puedes reunir diez mil? Si te sobra el dinero.

Erlendur se quedo mirando a su hija. Habia algo en su actitud que le llamaba la atencion desde el momento en que llego. Su respiracion era irregular, estaba nerviosa y tenia la frente perlada de sudor. Parecia enferma.

– ?Te pasa algo? -le pregunto.

– Estoy estupendamente. Me hace falta calderilla. Porfa, no seas dificil.

– ?Estas enferma?

– Por favor.

Erlendur seguia mirandola.

– ?Estas intentando desengancharte? -le dijo.

– Porfa, diez mil. No es nada. Para ti no es nada. Luego no volvere a pedirte dinero nunca mas.

– Asi que es eso. ?Cuanto tiempo hace desde que… -Erlendur no sabia como expresarse-… utilizaste alguna sustancia?

– No importa. Lo he dejado. ?He dejado de dejar de dejar de dejarlo! -Eva Lind se levanto-. Dame diez mil. Por favor. Cinco. Dame cinco mil. ?No las llevas en el bolsillo? ?Cinco? Si solo es una mierda pinchada en un palo.

– ?Por que intentas dejarlo ahora?

Eva Lind miro a su padre.

– Nada de preguntas tontas. No voy a dejar nada. ?Dejar que? ?Que quieres que deje? Deja tu de decir tonterias.

– ?Que te pasa? ?Por que estas tan nerviosa? ?Estas enferma?

– Si, muy enferma. ?Me puedes dar esas diez mil? Sera un prestamo. Te las devolvere, ?eh? Tacano.

– Tacano es una buena palabra -dijo Erlendur-. ?Estas enferma, Eva?

– ?Por que sigues preguntando eso? -exclamo Eva, aun mas excitada.

– ?Tienes fiebre?

– Dame el dinero ya. ?Dos mil! ?No entiendes nada, viejo estupido!

Erlendur se habia levantado y ella se le acerco como si fuese a atacarle. El no comprendia esa repentina agresividad y la observo detenidamente de arriba abajo.

– ?Se puede saber que miras? -le grito ella-. ?Acaso tienes ganas, eh? ?El viejo esta caliente?

Erlendur le dio una bofetada, aunque no muy fuerte.

– ?Has disfrutado? -pregunto Eva Lind.

Erlendur le dio otra bofetada, esta vez algo mas fuerte.

– ?Se te pone dura? -continuo ella, y Erlendur la aparto con un empujon.

Nunca la habia oido hablar asi. En un momento se habia convertido en una fiera salvaje. Tan incontrolada que no la reconocia. Se quedo inmovil sin saber que hacer y poco a poco su enfado fue convirtiendose en lastima.

– ?Por que intentas dejarlo ahora? -repitio una vez mas.

– ?No estoy intentando dejarlo ahora! -dijo ella gritando-. ?Que te pasa hombre, no entiendes lo que te digo? ?Quien habla de dejar nada?

– ?Que pasa, Eva?

– Cierra ya la boca y dame las cinco mil. ?Puedes darme eso?

Parecia haberse calmado algo. Tal vez se daba cuenta de que se habia pasado de la raya. No podia hablarle asi a su padre.

– ?Por que ahora? -le volvio a insistir Erlendur.

– ?Me daras las cinco mil si te lo digo?

– ?Que ha sucedido?

– Cinco mil.

Erlendur no le quito la vista de encima.

– ?Estas embarazada?

Eva Lind le miro y sonrio resignada.

– Bingo.

– Pero ?como? -dijo Erlendur con un suspiro.

– ?Que quieres decir con «como»? ?Quieres que te lo describa?

– ?Para ya! ?Es que no utilizas algun anticonceptivo, preservativos, pildoras?

– No se que paso. Simplemente paso.

– ?Y ahora quieres dejar la droga?

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