ponerla en practica a cualquier precio. Se acerco unos pasos mas hacia el agua y noto como le zumbaban las sienes. El agua era para el un elemento tan impensable como un mar de llamas. Sus mejillas, siempre tan blancas, ardian. Se volvio lentamente. Ya no veia el revolver, puede que Morgan lo hubiera escondido en el brezo. Ahora se le estaba acercando con una expresion amenazadora y las manos levantadas.
– Quiero ver como actuas cuando estas asustado -dijo con malicia.
Errki se echo hacia un lado y se encogio, listo para atacar. Morgan vacilo y lo miro desconfiado, pero siguio avanzando. Entonces Errki se lanzo hacia delante y hacia arriba como una fiera. De subito hinco los dientes en la nariz de Errki. Las mandibulas se le cerraron como tijeras y noto como los dientes afilados atravesaban la piel y el cartilago y llegaban hasta el hueso. Morgan se tambaleo, intentando mantener el equilibrio, mientras agitaba violentamente los brazos, pero Errki seguia colgado de el y asi estuvo un buen rato hasta que volvio en si. Entonces por fin lo solto.
De Morgan no salio ni una palabra, no al principio. Miro sorprendido a Errki, y transcurrieron un par de segundos hasta que comprendio lo que habia sucedido. La punta de la nariz estaba suelta, casi colgando. Luego llego la sangre. Morgan grito. Levanto las manos y se las llevo a la nariz, noto como chorreaba la sangre, noto el sabor a ella en la boca, seguido de un extrano entumecimiento.
– ?Ay, Dios mio! -chillo, arrodillandose-. ?Errki! ?Ayudame, estoy sangrando!
Tenia una pinta deplorable: arrodillado en el brezo, tapandose la nariz con las manos y chorreando sangre. Errki se quedo mirandolo fijamente mientras se mecia sin cesar, por un lado aterrado ante tanta sangre, y por otro mas tranquilo porque se habia defendido a mordiscos. Ahora todo seria diferente. Oyo los ruidos procedentes del Sotano, estaban contentisimos con su esfuerzo, lo vitorearon como a un heroe, los aplausos no cesaban.
– No tenias que haberte puesto tan pesado conmigo. ?No lo soporto!
– ?Se me infectara la herida!
Morgan sollozaba y gemia.
– ?Eres capaz de comprender lo que has hecho? Estas loco de remate. Lo que tienes que hacer es volver al puto manicomio. ?Me voy a morir de esto, cono!
– Intente avisarte -dijo Errki con serenidad- pero no quisiste escucharme.
– ?Dios mio, que puedo hacer!
– Puedes ponerte un trozo de musgo sobre la herida -sugirio Errki.
Lo que estaba viendo era realmente algo inusual: Morgan con esos pantalones cortos tan chillones y la nariz suelta.
– Muchas partes del mundo estan en guerra -sentencio muy serio.
– ?No tengo nada con que limpiar la herida, cono! ?No sabes lo peligrosa que es la mordedura humana? Nunca se cerrara. ?Maldito loco!
– Eres diferente cuando estas asustado.
– ?Callate la boca!
– Te habran puesto la vacuna del tetanos como a todo el mundo, ?no?
Morgan no contesto. Errki penso que ya era hora. Hablaba demasiado, y esa casa de alli arriba ya estaba llena de la basura de ese hombre.
– Hace anos -sollozo Morgan-. Puede que ya no tenga efecto. En solo unas horas puede convertirse en septicemia. ?No sabes lo que has hecho! ?Estupido!
– Limpiala con whisky -sugirio Errki con aire indulgente-. Te dejo mis calzoncillos para hacer una venda.
– ?Callate ya, me oyes! ?Joder, no aguanto mas esto!
Morgan empezo de repente a tantear el brezo, buscando el revolver con una mano, mientras se tapaba la nariz con la otra. Errki lo vio, brillaba entre lo verde. Los dos se lanzaron hacia el, pero Errki era mas rapido. Lo cogio y lo sopeso. Morgan se echo a temblar. Emitio unos sonidos aterrados mientras intentaba alejarse torpemente. Abrio la boca, y Errki le vio varios empastes negros. Una persona aterrada no resulta nada hermosa, penso. Luego levanto el revolver muy alto y lo tiro con todas sus fuerzas, formando un gran arco sobre la laguna. Sono un debil chapoteo.
– ?Puto cabron!
Morgan se derrumbo de nuevo, en una mezcla de alivio y desesperacion.
– Deberia haberte pegado un tiro sin mas. Deberia haberlo hecho al principio, cono.
Le temblaba la boca.
– ?Deberia haberte puesto el culo del reves a balazos! ?Me puedo morir en menos de una hora! ?Tendria que ir derecho a Urgencias! ?Quien cono te crees que eres?
– Soy Errki Peter Johrma. Solo estoy de visita.
Morgan seguia sollozando. Se imagino la putrefaccion, carne podrida y sangre envenenada que se extendia a la velocidad del rayo hasta las venas, y luego de golpe derecha al corazon. Estaba a punto de desmayarse.
– Donde puedas caer debes poner paja -dijo Errki sabiamente.
Empezo a subir por el sendero. Se oyo un bramido detras de el.
– ?No te vayas!
– La mosca que no se despega del cadaver lo acompanara a la tumba -prosiguio Errki. Pero se detuvo. Nunca nadie le habia pedido nada, nadie lo habia necesitado. Ver a Morgan con la nariz destrozada lo conmovio. Morgan ya no era miserable, no de esa manera asquerosa.
– ?Di algo! Ayudame con la herida. Jamas podre mostrarme ante la gente -sollozo Morgan.
– No, no puedes. Has atracado un banco, y la policia tiene una descripcion muy buena de ti.
– ?Subes conmigo?
– Subo contigo.
– Date prisa, esta sangrando.
– ?Por que tanta prisa? No hay ningun incendio por aqui -dijo Errki, poniendose en marcha. Luego se volvio. Morgan iba detras, dando tumbos. Escupia y carraspeaba para quitarse el sabor a sangre de la boca.
– Sabes a manteca -dijo Errki pensativo-. Dulce y empalagoso como la manteca. Como salchichas inglesas.
– ?Jodido canibal! -lloriqueo Morgan.
Estaba tumbado en el divan, palido, pero sereno. Errki fue a por la botella de whisky y tapo parcialmente el cuello con el pulgar para que unas gotas de Long John Silver cayeran sobre la nariz mordida de Morgan, que chillo como un becerro. Errki tuvo la sensacion de que la cabeza le iba a reventar.
– ?Basta, basta! Tambien quiero beber -gimoteo Morgan.
– No te toques la herida con los dedos. Habran tocado de todo, supongo, hasta las partes innombrables- dijo Errki alcanzandole la botella.
Le resultaba facil hablar. Las palabras le salian volando de la boca y se movian en el aire como el polen de los arboles.
– Siento nauseas -gimio Morgan, y dio un largo trago. Luego volvio a tumbarse en el divan y cerro los ojos.
– ?No seria mejor arrancar la punta? -sugirio Errki-. Esta completamente suelta.
– ?Eso jamas! Tal vez los medicos puedan coserla.
Errki se le quedo mirando. De nuevo estaban juntos en esa habitacion. El no tenia adonde ir. Habia tranquilidad, lo unico que se escuchaba era la respiracion entrecortada de Morgan. Era como si algo les cayera encima desde el techo, un fino velo que el jamas habia notado. La habitacion estaba mas oscura, y por eso daba la sensacion de ser mas acogedora. Y Morgan ya no era el jefe. Curiosamente, parecia aliviado de haber dejado ese papel. Mejor asi, que fueran iguales. Ahora tal vez pudieran relajarse un poco, incluso dormir. El dia habia sido muy ajetreado. Errki noto que necesitaba descansar, ordenar los pensamientos.
– Pon la radio.
La voz de Morgan habia adquirido ese pequeno temblor que uno tiene cuando esta enfermo y necesita cuidados. Una pena lo de la nariz, penso Errki, ya era muy pequena antes y ahora no queda apenas nada.
– Es hora de las noticias. Pon la radio.
Errki apreto todos los botones, uno por uno, antes de que saliera el sonido. Tuvo algun problema con el del volumen antes de lograr usarlo correctamente. A continuacion se sento en el suelo y miro a Morgan. Bebiendo