si le provocan.
– ?La doctora? ?Que Errki muerde?
Skarre lo miro con interes.
– ?El doctor era una doctora? ?Te dijo algo sobre como cree que se comportaria Errki de rehen?
– Cree que se encerraria en si mismo. Dice que solo se defiende si lo atacan. Pero tampoco sabemos gran cosa del atracador o de que tipo de hombre es.
– Quiza se esten divirtiendo.
– No seria la primera vez. Pero se me esta ocurriendo algo. ?Que crees que pasaria si el atracador se enterara de que al rehen que acaba de llevarse lo esta persiguiendo la policia por un caso de homicidio?
Skarre sonrio.
– Tal vez le entrara miedo y lo soltara.
– Tal vez. Y tampoco es improbable que este escuchando las noticias con el fin de averiguar como esta la situacion.
– Pero la prensa no sabe que el rehen es el hombre que fue visto en la granja de Halldis.
– Es cuestion de poco tiempo ya, ?no crees?
Miro la puerta, que daba a un largo pasillo en el que los despachos estaban colocados en fila.
– Aqui trabaja mucha gente. No tardara mucho en saberse.
– Y entonces podria ser peligroso, ?verdad?
Sejer lo miro.
– ?Que harias tu? Piensa con la parte criminal de tu cerebro.
– ?Ah, es tan pequena esa parte! -se quejo Skarre-. Me asustaria y lo mandaria a paseo. Y como es un enfermo mental, supongo que no es facil de tratar. Pero si han conectado -prosiguio- puede que se apoyen el uno en el otro. ?Y por que iba uno a denunciar al otro? Los dos estan fuera de la ley. Pero si se desencadenara un conflicto…
– Y uno esta loco y el otro armado… Tenemos que encontrarlos antes de que se maten el uno al otro -dijo Sejer-. Propongo que hagamos llegar la informacion a la radio.
– ?Crees que lo soltara?
– Tal vez. Mientras tanto, tu iras a la tienda de comestibles de Briggen a hablar con el tendero de Halldis. Es el unico que hablaba con ella a intervalos regulares, una vez por semana durante muchos anos. Se conocerian bien. Tambien tienes que averiguar quien es ese Kristoffer que le envio la carta. ?Has comido algo?
– Yo si, ?y tu?
– Yo ire a la Colina de los Muchachos a hablar con el chiquillo que encontro el cadaver. Luego me pasare por el Hospital General de Oslo.
– ?Para que?
– Para ver si hay papeles sobre la madre de Errki, datos sobre su muerte.
– ?Pero si hace dieciseis anos de eso!
– Seguro que encuentro algo. ?Pero una cosa antes de que te vayas! Ve al pasillo y coge un palo para fregar suelos.
– ?Un que?
– En el armario de los utensilios de limpieza. Un palo de esos a los que se ata el trapo de fregar el suelo.
– Nadie friega ya con palos de esos -dijo Skarre con indulgencia-. Se utilizan fregonas.
– Entonces ve a buscar una fregona. Algo que tenga un palo largo.
Skarre se fue y volvio con una fregona. Igual que en la azada de Halldis, el mango era de fibra de vidrio. Sejer tomo posiciones.
– Yo soy Halldis Horn -dijo muy serio-. Y tu eres el homicida.
– No me costara mucho esfuerzo -indico Skarre colocandose delante de el.
– Estoy fuera, con la azada en la mano. Bien es verdad que soy mas alto que ella. Pero seguramente la tendria cogida asi, con las manos juntas en el centro del mango.
Skarre asintio con la cabeza.
– Tu vienes hacia mi desde dentro de la casa e intentas coger la azada. Hazlo, Jacob.
Miro por un instante el mango y lo agarro con las dos manos. Automaticamente, puso una mano por encima de la de Sejer y la otra por debajo.
– Quedate asi.
Sejer miro con atencion las cuatro manos.
– Las huellas de Halldis estaban mas o menos asi, en el centro de la azada. Muy arriba encontramos otra huella pequena. Y esa misma, muy abajo en la azada. Significa que el le arrebato la azada asi, con un solo movimiento, luego la arranco violentamente de sus manos, la levanto y la golpeo. Pero dime, Jacob, ?donde estan sus huellas dactilares o los restos de ellas?
Skarre no se lo pudo decir.
– ?Y si las limpio a toda prisa y solo consiguio quitar algunas?
– ?Mientras las de ella quedan en medio del mango? No parece probable.
– ?Y si por alguna razon u otra, los dedos de el dejan malas huellas?
– ?Debido a que, por ejemplo?
– Ni idea. Pero si alguna vez se ha quemado los dedos, las huellas seran imposibles de sacar.
– Me parece que estas especulando muchisimo.
– Tienes razon -dijo Skarre parpadeando-. Yo tampoco lo entiendo.
– ?Coinciden con las huellas que se han encontrado dentro de la casa?
– Siguen comparandolas en el laboratorio.
– Hay algo muy extrano en todo esto -dijo Sejer.
– Yo no creo en cosas extranas -objeto Skarre-. Creo que habra una explicacion logica. Suele haberla. Puede que Errki se muerda los dedos. He oido hablar de eso. Tal vez se este comiendo sus huellas. Es un tipo raro. ?Su doctora no te dijo nada de eso?
– ?De que se muerda los dedos?
– Mira -dijo Skarre, extendiendo una mano-. Mira la punta de mi dedo indice. ?Que ves?
– La verdad que no mucho. Esta… como pelada.
– Asi es. Este dedo no deja huella. ?Sabes por que?
– ?Porque te lo has quemado?
– No. Fue por un pegamento de esos fortisimos, hace mucho tiempo.
– Pero ese es solo uno de diez dedos.
– Solo digo que hay una explicacion logica. ?Asi que la doctora no cree que su paciente pudiera llegar a matar? -pregunto.
– Asi es.
– ?Tu la crees?
– No cabe duda de que ella sabe bastante sobre la manera de ser de Errki y de que tiene una solida experiencia en su profesion.
– Pero tu no sueles tener en cuenta esas cosas. Yo personalmente creo que es facil. Creo que fue el.
– Has hablado demasiado con Gurvin.
– Me limito a usar la logica, Errki se crio alli. Sabia quien era Halldis. Nunca iba nadie a su casa, salvo el tendero. Errki fue visto en la granja la manana del asesinato. Y esta muy enfermo.
– ?Estas dispuesto a apostar? -pregunto Sejer con una sonrisa.
– Si, por que no.
– Entonces yo apuesto en contra.
– Si pierdes, vendras conmigo al pub a emborracharte.
Sejer se estremecio solo de pensarlo.
– Y si pierdes tu, saltaras en paracaidas. ?De acuerdo?
– Eh… De acuerdo.
– ?Me lo das por escrito?
– ?No te fias de la palabra de un cristiano?
– Claro que si.