Llevaba mucho tiempo sentado en el viejo divan del cuarto de estar, mirando la pared. Escucho la radio, no habia ninguna novedad. Cien mil coronas, dijeron. Morgan las habia contado, era correcto.

Permanecio inmovil. Estar observando a un hombre dormido le parecio demasiado intimo. Mirar a una chica habria sido diferente. O asi le parecia a el. Errki respiraba levemente y sus parpados vibraban, como si estuviera sonando. Su chaqueta negra y su camiseta estaban en un monton en el suelo. ?Por que quiero despertarlo?, penso Morgan. ?Estoy aqui como un perro avido de compania, sintiendome solo? ?Por que cono no le dejo dormir? Si de todos modos no habla, esta demasiado preocupado por su jodido interior como para escucharme a mi. Y sin embargo, cuando duerme se parece a todos los demas.

Se pregunto si la locura del hombre tambien estaria presente mientras dormia, si tambien sus suenos eran de loco o si muy dentro tenia un lugar donde todo era normal, algo que el no queria admitir.

Se estremecio. Sin previo aviso, Errki habia abierto los ojos. En cuestion de un segundo estaba despierto. No se habia movido un apice antes, como suele hacer la gente al despertarse, retorciendose un poco, grunendo, gimiendo. El se limito a abrir los ojos. Eran sorprendentemente grandes antes de enfocar a Morgan. Luego se estrecharon.

– ?Que te has hecho en el pecho? -pregunto Morgan, incapaz de resistirse a hacer la pregunta-. Parece un harakiri fallido.

Errki se callo, porque los dos del Sotano estaban haciendo ruidos y moviendose para tomar posiciones. A veces eran muy lentos.

– Tengo ganas de charlar -dijo Morgan. Le parecio mejor ser sincero-. Es tarde. ?Nos tomamos un whisky?

Errki se levanto despacio de la cama. No ocurrio nada. Miro de reojo el revolver de Morgan, se puso la camiseta y lo siguio hasta el cuarto de estar. Morgan habia colocado la radio en el marco de la ventana, con la antena saliendo por los vidrios rotos. La temperatura dentro de la vieja casa era agradable, pero sobre el bosque habia una calurosa bruma, y le parecio ver brillar la laguna muy a lo lejos en el calor.

– Tengo hambre -dijo Morgan-. Asi que me tomare un trago de whisky.

Saco la botella de la bolsa y desenrosco el tapon. Era una botella de litro. Errki estaba a la expectativa observandolo. Como de costumbre, miraba de abajo arriba y daba la impresion de estar tramando algo.

– El whisky es un buen remedio contra cualquier cosa -senalo Morgan, mientras seguia extranandose por esa mirada intensa que parecia preservar un conocimiento muy especial, algo funesto sobre la vida y la muerte que nadie mas que el hubiera visto-. Sirve de remedio contra el hambre y la sed, contra las penas de amor y el aburrimiento, las desesperaciones y angustias.

Dio un buen trago.

– No hay nada tan agradable como un problema moderado con drogas legales -prosiguio-. ?Entiendes lo que quiero decir con la palabra moderado?

Errki lo entendia. Morgan se seco la boca.

– Yo bebo regular y constantemente. Pero nunca por la manana ni tampoco demasiado, y menos cuando tengo que conducir. Yo tengo el control, no el alcohol.

Dio otro trago.

– Y si ahora crees que voy a emborracharme para que te puedas escapar, estas muy equivocado.

Ofrecio la botella a Errki, que la miro extranado. No le gustaba mucho el alcohol, pero se sentia vacio y agotado por dentro, y como era lo unico que tenian, no necesitaba hacer una eleccion. Solo habia eso, una botella de whisky. Y el no lo habia pedido, el otro casi le obligaba a beber. Estudio la etiqueta y dio la vuelta lentamente a la botella. Luego olio su contenido.

– Venga ya, no es veneno.

Se llevo la botella a la boca y bebio. No salio ni una lagrima de sus ojos mientras el whisky le corria por la garganta.

Un subito calor se le extendio por el diafragma, llenandole el estomago. Poco a poco le fue subiendo ese sabor dulzon, como si se tratara de bombones.

– Bueno, ?verdad?

Morgan sonrio.

– ?Donde vives? Tendras una casa, ?no?

Al lado del mar, penso Errki. En un lugar en medio de la naturaleza, pagado por el ayuntamiento. Una habitacion, cocina y bano. Encima vive ese viejo que se pasea sin cesar por las noches y que alguna vez llora. Lo oigo, pero no me meto. Si le doy la mano y lo escucho, le doy esperanza, y no hay esperanza para nadie.

– ?Por que tienes que ser tan jodidamente reservado? -prosiguio Morgan, agarrando la botella de nuevo.

– Alli huele mal -dijo Errki en voz baja.

Morgan se sobresalto al oir su voz.

– ?Que huele mal? ?Tu casa? No me extranaria. Tu tambien hueles mal. Tal vez sea hora de que salgas al aire libre.

– La carne cruda huele mal. Sobre todo con este calor.

– ?De que estas hablando?

– Esta sobre el banco. La como todos los dias para desayunar.

Lo decia muy serio. Morgan lo miro con desconfianza.

– ?Estas bromeando o tienes alucinaciones? Bromeando, ?verdad? No dudo que estes chiflado, pero me niego a creer que comas carne cruda para desayunar.

Noto que una especie de espanto le bajaba por la espalda, a pesar del calor. ?Que clase de ser humano era ese hombre que tenia delante?

– Tomate otro whisky. A lo mejor te sienta mal no poder tomar las medicinas. Pero yo creo que casi te ira mejor el whisky.

Se dejo caer al suelo, con el arma al lado.

– Oye, cuentame. ?Cuando te diste cuenta de que estabas a punto de volverte loco?

Errki lo miro.

– ?Fue como lo que se lee en los libros, que te levantaste una manana sintiendote fatal, fuiste al espejo, y alli viste, para tu espanto, que te salian gusanos rojos de los orificios de los ojos?

Se rio por lo bajo y tapo la botella.

Errki cerro los ojos. Un suave zumbido subia desde el Sotano, como una advertencia.

– No fueron gusanos -dijo con esa voz clara y tranquila-. Fueron escarabajos con caparazones brillantes. Relucian con la luz que entraba por la ventana, negros como el petroleo.

Morgan parpadeo perplejo.

– Estas bromeando, ?verdad? No ocurre asi. Aunque seas idiota, no puedes tratarme como si yo tambien lo fuera. Supongo -dijo meditabundo- que se convierte en algo muy importante averiguar por que uno enfermo. Por eso te lo he preguntado. Tal vez sea hereditario. ?Tu madre tambien estaba loca?

Errki callaba y escuchaba las palabras que salian de la boca del otro como basura, como papel mojado, cascaras de patata, posos de cafe y corazon de manzana.

– ?Y tu? -pregunto Errki tranquilamente-. ?Cuando te diste cuenta tu?

– ?Cuando me di cuenta de que?

Morgan parpadeo y volvio a mirar por la ventana.

– No resulta nada facil mantener una conversacion contigo. Si hay algun tema que te parezca bien, podemos hablar de eso. Tu decides.

Lanzo un profundo suspiro.

– Falta mucho para que se haga de noche.

Nueva pausa. Errki estaba sentado en el divan con las piernas encogidas.

– Muchas partes del mundo estan en guerra -dijo por fin.

– ?Ah, si? Pues puede ser. Cuentame algo del manicomio -dijo Morgan, con una voz casi suplicante.

Podria si le diese la gana. Podria hablarle de Ragne, por ejemplo, que no era capaz de asumir el hecho de que habia nacido nina, y a quien encontraban cada dos por tres llena de cortes, en medio de un charco de sangre en la cama o en la ducha, despues de haber intentado cortarse los genitales, lo cual no resulta facil tratandose de una chica. Refrescos, te y cafe, penso Errki, cerveza, vino, licor. Contarselo a ese tonto de pelo rizado.

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