Jamas.

– Vale, dejalo -dijo Morgan desalentado, mirando a Errki-. ?Eres un genio? ?Un cerebro brillante? No estoy bromeando, no descarto la posibilidad de que seas muy inteligente, aunque no lo parezcas.

Errki no contesto. El hombre no solo era un tonto, sino realmente miserable.

Morgan suspiro. Se sentia agotado. El otro no queria hablar. Morgan ya no aguantaba oir su propia voz, de todos modos no decia mas que sandeces. Tampoco podia echarse a dormir ni beber mas whisky. No estaba habituado a estar sentado en una habitacion con otro hombre y no recibir respuesta alguna. Le ponia nervioso.

– ?En que vas a emplear el dinero? -dijo Errki de repente, con esmerada amabilidad.

– ?El dinero?

– El dinero del atraco. ?Te vas a comprar una Nintendo? Todos los chicos piden una Nintendo.

Morgan se levanto bruscamente y se acerco a la ventana, desde donde se quedo mirando la laguna. Brillaba como el cristal y tenia un color rojizo oscuro, como de mineral. Miro el islote desnudo y el pino reseco que se inclinaba hacia fuera. Pronto habria otra vez noticias. Luego penso en el coche, en si lo habrian encontrado. En ese caso lo sabrian, sabrian que los dos habian subido por el bosque.

– Tengo que mear -dijo, saliendo de la habitacion-. Tu quedate aqui. Estare justo fuera.

Salio e inhalo el aire caliente. Era la hora mas calurosa del dia. Anoraba una oscuridad que no llegaria hasta el otono. Todo es un rollo, penso desanimado.

Errki se levanto del divan y se sento en el suelo, apoyandose contra la pared. Oyo caer el chorro sobre la hierba seca y el pequeno clic cuando Morgan se subio la cremallera. El whisky le calentaba alegremente el cuerpo. Queria mas. Morgan entro. Podria pedirle mas, pero iba en contra de un principio que no se podia infringir bajo ninguna circunstancia. El de pedir algo. No, era impensable. Ahi llegaba Morgan, con pasos obstinados. Paso por encima de la bolsa y se quedo de espaldas tocando la radio. Volvio a girar un poco la antena. Errki miro fijamente la camiseta y luego las piernas musculosas del hombre. Era curioso, un hombre dotado de todo lo que tiene que tener un hombre y, sin embargo, con un aspecto tan poco armonioso, como compuesto al azar por piezas sueltas que no encajaban las unas en las otras. Todo estaba en silencio. Errki se disponia a rezar una oracion. No podia recordar cuando habia rezado por algo, hacia muchos anos. Tuvo la sensacion de que las palabras se le amontonaban, convirtiendose en un nudo que no subia.

Clavo la mirada en la bolsa. Concentro toda su fuerza en un ojo y sintio su propia mirada como un rayo a traves de la habitacion. Alcanzo la lona negra de la bolsa y pronto salio una fina columna de humo de la tela. Luego noto un suave olor a quemado. Morgan se volvio. Empezo a oir ruidos desde el Sotano, como si enormes piedras se hubieran desprendido de algun lugar y se acercaran rodando. El ruido iba en aumento, se oian como truenos. Nestor se inflamo. Al poco rato, Errki vio como algo emergia a traves del sucio suelo de tarima. Un rio de sangre. Lo miro fijamente. Estaba a una pulgada de sus pies. La bolsa estaba al otro lado.

– ?Que te pasa? -pregunto Morgan inseguro-. ?Te encuentras mal?

Errki miro fijamente la bolsa.

– Oye, ?por que no te tomas otro whisky? Tal vez te alivie.

Parecia preocupado. Errki permanecio sentado, con la mirada clavada en la sangre.

– Te he dicho que puedes dar otro trago.

Pero Errki seguia sentado. No llegaria a la bolsa con la mano, tendria que dar un paso para alcanzarla y los pies le resbalarian en la pegajosa sangre.

– ?Joder! ?Por que todo tiene que ser tan dificil contigo? ?Quieres que le ponga una tetina a la botella y te la coloque en los brazos?

Morgan busco violentamente la botella en la bolsa, la encontro y se la dio. Errki la cogio y bebio. La bolsa dejo de arder.

Has tenido suerte. No esperes tanto la proxima vez.

– No soy tacano -dijo Morgan de repente-. Puedes decir lo que quieras de Morgan, pero no que sea tacano.

Miro de reojo a Errki, que bebia con avidez.

Luego se fue a la cocina. Errki comprendio que era verdad. Morgan era muchas cosas raras, pero no tacano. Estaba buscando algo en los cajones, y luego Errki lo oyo abrir la puerta de la despensa. Mientras estuvo fuera de su vista, Errki dio varios tragos. Morgan maldecia por lo bajo y tiraba las cosas con movimientos energicos. Luego se oyo un crujido. Eso significaba que estaba tocando las velas, empaquetadas en plastico. A continuacion, se metio en la alcoba. Errki bebio mas y oyo como el otro golpeaba las paredes. Luego sono su voz, como un eco por toda la casa:

– ?Me cago en la mar, mira!

Errki se levanto y lo siguio balanceandose.

– ?Ha llamado, senor?

Seguia con la botella en la mano. Morgan habia dejado el revolver en la ventana.

– ?Mira lo que he encontrado debajo de la cama! -dijo Morgan ensenandole unos papeles marrones y resecos, doblados varias veces-. Un mapa de Finnemarka. Veamos donde estamos.

Leyo en voz alta:

– Mapa de Finnemarka, Mapas del Estado, 1965. Ayudame, Errki.

Morgan cogio el revolver y volvio al cuarto de estar. ?Puedes averiguar donde se encuentra esta casa?

Desdoblo el mapa, que casi se le deshizo entre los dedos. Errki echo un vistazo. Luego senalo con el dedo una pequena mancha azul y dijo:

– Estamos aqui.

– ?Tan facil es? -pregunto Morgan mirando atentamente-. ?Como puedes saberlo con tanta seguridad?

– Mira la laguna de fuera -dijo Errki-. Mira la forma que tiene. Compara con el mapa. Se llama la laguna del Cielo.

– Joder. Al menos tienes algunos momentos de lucidez.

Morgan fue hacia la ventana y miro por ella. La laguna tenia exactamente la misma forma que la del mapa.

– Joder, ?tan bien conoces esto? En realidad, no hemos andado tanto -anadio-. Esta noche puedo cruzar la colina y bajar por ahi -dijo senalando el mapa de nuevo-. Para divertirnos, podemos cambiarnos la ropa.

Cogio la botella de whisky. Por fin se sentia mejor. Sabia donde estaban. Ya no se encontraba dentro de una mancha blanca, ahora todo tenia un nombre, cimas y lagunas rodeadas por la red de carreteras, claramente enumeradas.

– Tu vuelves por el mismo camino por el que hemos venido. Y yo continuo hacia… hacia el noreste. Te dejo mi pantalon corto. Vas a tener una pinta estupenda con mis pantalones hawaianos. Entonces te soltare. Entre las doce y la una de esta noche.

Parecia contento. Tenia una meta.

– Las noticias -dijo de repente, y se levanto de un salto. Fue dando tumbos hasta la radio y subio el volumen. Ahora era una mujer la que leia las noticias. Errki volvio a dejarse caer en el suelo y cerro los ojos. Tenia los labios entumecidos y agradablemente laxos por efecto del whisky.

– Y ahora al asesinato de Finnemarka. El brutal asesinato cometido en la persona de Halldis Horn, de setenta y seis anos, sigue siendo la prioridad absoluta de la policia, ademas del atraco al Banco Fokus. La policia declara que esta siguiendo una pista que podria llevarles al autor del crimen, pero con el fin de no entorpecer la investigacion, no dice nada mas sobre el asunto. No obstante, confia en una pronta solucion del caso.

Morgan miro a Errki.

– ?Donde crees que vivia esa mujer? ?Tu la conocias?

Se rasco la cabeza.

– ?Podrian venir aqui a buscarnos? ?Puedes entender como alguien es capaz de hacer algo tan horrible?

Errki movio la cabeza con tanta fuerza que su pelo bailo, pero no contesto.

– ?Por que lo ingresaron a la fuerza? -pregunto Sejer-. ?Amenazo a alguien?

La doctora Struel nego con la cabeza.

– Dejo de comer. Cuando llego aqui, estaba muy desnutrido.

Вы читаете ?Quien teme al lobo?
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату