– No, claro que no. La verdad es que consegui despertar cierto interes con aquella exposicion; era la primera vez que exponia y se escribio bastante en los periodicos. Me llegaron varias ofertas, pero la de Wallin era la mejor.

Knutas se quedo pensativo. ?Como habria conseguido Egon Wallin dejar fuera a sus competidores con tanta facilidad? Hizo una anotacion en su bloc.

– ?En que terminos era la oferta?

Karin clavo la mirada en Mattis Kalvalis. Sus ojos eran tan oscuros como los de el.

– El trabajaria para abrirme un mercado aqui y se quedaria con el veinte por ciento de los ingresos.

– ?Por que era tan ventajosa?

– Todos los demas se llevan el veinticinco por ciento. Por otra parte, parecia que tenia buenos contactos.

Mattis Kalvalis sonrio. Si al principio del interrogatorio se habia mostrado nervioso, ahora parecia cada vez mas relajado.

– Pues parece que tu primera exposicion aqui tambien fue un exito -observo Karin-. Segun tengo entendido, se vendio la mayor parte de las obras.

– Si, asi fue.

– Y no podemos quejarnos de la publicidad que hemos tenido -tercio el representante, que hablaba por primera vez-. Este fin de semana, Mattis ha salido en todos los periodicos principales, y nos llueven los encargos. Daba gusto trabajar con Egon Wallin, se notaba a primera vista. Y ahora no sabemos que pasara…

– No -corroboro Mattis encogiendose de hombros.

A juzgar por su expresion, no parecia muy preocupado.

– Sabemos que despues de la inauguracion, la noche en que se produjo el asesinato, cenasteis en el Donners Brunn. ?Que hicisteis despues?

– Yo no asisti a la cena -puntualizo el agente-. Me sentia mal y me marche directamente al hotel.

– ?Ah, si?

Karin fruncio el entrecejo. Tenia entendido que Vigor Haukas tambien habia participado.

– Bueno, creo que bebi mas vino de la cuenta. Me descontrole al ver que vendiamos tanto.

– ?Que hiciste en el hotel?

– Solo dormir. Estaba tan cansado despues de todo el trajin y de todo el nerviosismo previo a la exposicion…

Sonrio como si se avergonzara. Karin se dirigio a Mattis Kalvalis.

– ?Puedes contarme que hiciste aquella noche?

– Por supuesto. La exposicion fue todo un exito, como se ha dicho; se podria describir el evento como un triunfo. Fue muy divertido y muy interesante hablar con el publico. La gente de aqui es tan abierta y tan entusiasta… -exclamo satisfecho retirandose el flequillo verde-. Habia un monton de periodistas, asi que concedi varias entrevistas. Si, luego nos fuimos todos al restaurante, menos Vigor, y lo pasamos muy bien.

– ?Hasta que hora estuviste en el restaurante?

– Me iria de alli a eso de las once.

– ?Que hiciste despues?

– Volvi directamente al hotel. Tenia que madrugar al dia siguiente.

– ?Y no te encontraste con nadie?

– No, el hotel esta casi pared con pared con el restaurante. Subi a mi habitacion y me acoste.

– ?Te vio alguien?

– No. La recepcion esta cerrada por la noche, asi que no habia nadie en el vestibulo.

– Asi pues, no hay nadie que pueda atestiguar que es cierto lo que dices…

– No -confirmo extranado el pintor-. ?Soy sospechoso?

Se llevo una mano al pecho, horrorizado.

– Estas son las preguntas habituales que hacemos a todos -contesto Karin en tono conciliador-. Es la rutina.

– Esta bien, comprendo.

Mattis Kalvalis sonrio inseguro y miro pestaneando a su representante.

– ?Por que fuisteis a Estocolmo?

– Sera mejor explicar las cosas como son. Cierto que le habia prometido a Egon que iba a ser mi representante en Escandinavia, pero no habiamos firmado el contrato. Durante la exposicion me ofrecieron un contrato aun mejor con otro galerista de Estocolmo.

– ?Sixten Dahl?

– Si, el. Me convencio para que fuese al menos a conocer su galeria y para que pudiera contarme todo lo que podia hacer por mi. Asi que, en la misma exposicion, decidimos ir.

– ?Has firmado algun contrato con Sixten Dahl?

El pintor abrio los brazos.

– Si, la verdad. Era mucho mejor. Y ahora que Egon ha muerto, eso ya no tiene ninguna importancia.

Capitulo 38

Despues del interrogatorio, Karin y Knutas fueron a la pizzeria de la esquina para tomar un almuerzo tardio. Eran los unicos clientes. Ya eran mas de las dos y Knutas estaba a punto de desfallecer de hambre. Pidieron una caprichosa cada uno en la barra y despues se sentaron en una mesa al lado de la ventana y con vistas a la calle. El sol habia desaparecido, el cielo estaba encapotado y al otro lado de la ventana caia aguanieve.

– No me gusta nada haber dejado irse a esos dos tipos -manifesto Karin meneando la cabeza-. Hay demasiadas cosas que no encajan.

– Si, es verdad -asintio Knutas-. Pero no podemos hacer nada. Seria muy dificil conseguir una orden de detencion.

Karin bebio un sorbo de su cerveza sin alcohol.

– Este caso se esta volviendo cada vez mas complicado. Primero el asesinato de Egon Wallin, su marcha planeada en secreto, los cuadros robados y el amante de su mujer. ?Menudo lio!

Les sirvieron las pizzas y comieron en silencio. Knutas lo hizo tan deprisa que tuvo hipo. Pidio una botella de agua de Ramlosa que se bebio inmediatamente para acabar con aquel incordio.

– Aqui hay dos puntos de contacto -apunto-. La pintura y Estocolmo. Wallin estaba a punto de irse a vivir a la capital y, al parecer, Kalvalis tiene alli ciertos contactos. ?Hay algo mas?

– El secretismo -contesto Karin-. Tanto Wallin como su mujer tenian secretos el uno para con el otro. Wallin consiguio incluso vender la galeria, comprarse un piso en Estocolmo y dejar practicamente todos los papeles del divorcio preparados sin que su mujer, la pobre, se enterara de ello.

– ?Y Mattis Kalvalis? -musito Knutas pensativo-. ?Que secretos tiene ese?

Aparto el plato y miro inquisitivo a Karin. A proposito de secretos, penso, ?y tu?

– ?Y en cuanto a ti? -le pregunto.

– ?Quien? ?Yo?

Karin parecia molesta.

– Si.

– Bah, pero si estoy bien.

– Mientes muy mal.

– Bueno, dejalo -rogo con una sonrisa.

Knutas la miro muy serio a los ojos.

– ?Acaso no nos conocemos desde hace lo bastante como para que puedas contarmelo?

Karin se sonrojo.

– Por favor, Anders, que no me pasa nada. En la vida hay altibajos, sencillamente, ya lo sabes.

– ?Tienes novio?

Ella se estremecio. Knutas se quedo impresionado ante su propia osadia. Habia sido capaz de preguntarselo.

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