el barrio de Sodermalm. No era grande ni nada del otro mundo, pero por su situacion resultaria facil de alquilar… siempre y cuando el propietario del edificio le diera permiso para hacerlo.
Contemplo su viejo sofa de cuero, la mesa de roble que le habia dado su madre y la estanteria Billy de Ikea. No echaria de menos sus muebles. En cambio, su coleccion de discos tenia que llevarsela consigo a Gotland, y el reproductor de CD era una necesidad. Como cabia esperar, tras la separacion, Olle se habia aduenado del equipo de musica.
Entro en la cocina y se quedo un momento de pie apoyado en el marco de la puerta. Que espartano resultaba todo en comparacion con el hogar tan bien arreglado de Emma en el amplio chale de Roma. Todo cuanto cabia en su cocina era una pequena mesa junto a la ventana y dos sillas. Alli no habia nada que quisiera llevarse, salvo la sandwichera tal vez, que en su vida de soltero uso hasta la saciedad. Aunque, bien mirado, seria agradable librarse de ella. El dormitorio tampoco era nada especial. La cama, cubierta por una colcha vieja y fea, carecia de cabecero. Advirtio que realmente no habia movido un dedo para amueblar su casa. Llevaba viviendo en el apartamento mas de diez anos y se encontraba a gusto, pero era como si lo hubiese utilizado como un lugar de paso, no como un verdadero hogar.
Parecia francamente impersonal y poco acogedor. Vacio y sin vida. Asi que seria agradable largarse de alli. Escucho el contestador automatico; su madre era quien mas veces lo habia llamado, parecia haberse olvidado de que estaba trabajando en Gotland.
Tambien lo llamaron dos de sus tres hermanos. Los echaba de menos, y confiaba en que tendrian ocasion de verse ahora que se encontraba en Estocolmo.
Johan era el mayor, y era consciente de que, tras la muerte de su padre unos anos antes, el habia asumido el rol de padre. Por suerte, su madre encontro un nuevo amor; no vivian juntos y, al parecer, les iba de maravilla, algo de lo cual se alegraba. No solo por su madre sino tambien por el mismo. Ella ya no lo necesitaba tanto como antes. Penso en como iban a ser las cosas ahora que el y Emma habian decidido vivir juntos; ahora que se iban a casar. El seria el primero de los hermanos en hacerlo. Era una decision importante y formal, y no queria contar nada. Aun no.
Capitulo 48
La angustia se presento avanzada la tarde. Algo sucedia con las tardes de los domingos, Erik siempre lo habia pensado. El fin de semana terminaba y la rutina diaria aguardaba a la vuelta de la esquina, con su responsabilidad, su inercia y sus ocupaciones; tenia que funcionar. Le aterraba solo pensarlo. Estaba tumbado en el sofa de la sala de estar mirando al techo. Un whisky mitigaria el vacio. Pero hoy no iba a beber. Nunca bebia los domingos.
En lugar de eso, se levanto y saco sus albumes de fotos de la infancia. Puso un disco de Maria Callas y comenzo a pasar hojas. El con siete anos en el muelle de Moja. Izando la vela con su padre en el barco y en la yola con un amigo. De nino le encantaba el archipielago de Estocolmo. La familia siempre salia a navegar unas semanas en verano. Solian ir hasta Moja, Sandhamn y Uto, acudir a los bailes en los muelles y cenar en restaurantes elegantes. Su padre iba con ellos y su madre siempre estaba mas alegre y mas relajada entonces. Con su marido al lado, ella se olvidaba de la irritacion que siempre mostraba con Erik cuando ambos estaban solos en casa y su padre se encontraba fuera de viaje. Ella tomaba el sol, y su cuerpo delgado y en buena forma se ponia moreno y engordaba unos kilos. Era como si su rostro siempre tenso se alisara y volviera a ser la joven alegre que quiza fue alguna vez, y que el queria creer que seguia existiendo bajo aquella apariencia adusta.
Erik fue hijo unico y crecio junto a sus padres en una lujosa casa del selecto barrio de Djursholm. Curso la ensenanza primaria en un colegio privado y luego estudio bachillerato y economia en el instituto Ostra Real. El futuro estaba trazado. Seguiria los pasos de su padre: ingresaria en la Escuela Superior de Ciencias Empresariales, obtendria buenas calificaciones y luego empezaria a trabajar en la empresa familiar. No se contemplaban otras alternativas.
Se las arreglo relativamente bien en su epoca escolar, pese al despego de su madre y la frecuente ausencia del padre. Siempre tuvo facilidad para hacer amigos, y gracias al trato con ellos fuera de casa pudo soportarlo, un ano tras otro. Deseaba con ansia que llegara el dia en que pudiera agarrar sus bartulos y largarse de casa.
El cambio se inicio en la adolescencia. En su clase habia ingresado un chico nuevo a quien le interesaba mucho la pintura; recorria todas las exposiciones de la ciudad y pintaba en su tiempo libre. Era tan apasionado y persuasivo que varios companeros de clase lo acompanaron los fines de semana a la Galeria Liljevalens, el Museo Nacional, Waldemarsudde y pequenas y desconocidas galerias de arte. A Erik fue a quien mas le fascino aquello, sobre todo la pintura sueca de finales del siglo xix y principios del xx. En aquel tiempo descubrio El dandi moribundo y se quedo absolutamente impresionado. Entonces no comprendio que era lo que le gustaba tanto del cuadro, solo supo que hacia vibrar en su interior una fibra de algo profundo, oculto, algo sobre lo que no tenia control. Empezo a leer cuanto cayo en sus manos sobre Dardel y la pintura de comienzos del siglo xx en general. Llego al extremo de empezar a estudiar arte al tiempo que seguia con sus estudios regulares. Su plan era mantenerlo en secreto y no comunicarlo a sus padres mientras fuera posible.
Ademas, no solo su interes por la pintura fue lo que complico su vida aquellos anos. Comenzo a sentirse cada vez mas atraido por personas de su mismo sexo, mientras las chicas le resultaban del todo indiferentes. Cuando sus companeros hablaban de chicas y de sexo, se reia, les seguia la corriente y referia sus propias experiencias, con alguna aventura subida de tono. En realidad, Erik miraba a los hombres a escondidas. En el autobus, en la calle y en las duchas despues de la clase de gimnasia. El cuerpo de los hombres le resultaba atractivo, el de las mujeres, no. Como era consciente de la mentalidad anticuada de sus padres y de su actitud negativa con respecto a la homosexualidad, hacia todo lo posible para reprimir su atraccion por los hombres. Pero sus sentimientos pronto se vieron confirmados.
La familia se disponia a pasar el fin de semana en la isla de Gotska Sandon, donde se alojarian en una casa de verano. En el barco que los llevaba alli conocieron a una familia de Gotemburgo muy agradable, que tenia un hijo de la misma edad que Erik. Una noche, cuando los mayores charlaban y bebian vino, los dos jovenes abandonaron el grupo y se fueron a dar un paseo por las extensas playas que bordeaban la isla. Era antes del solsticio de verano y la noche era calida y luminosa. Se tumbaron uno al lado del otro en una duna y contemplaron el cielo mientras hablaban. A Erik le gusto el chico, que se llamaba Joel, y descubrio que tenian muchas cosas en comun. Intimaron y Erik le conto a Joel los problemas que tenia en casa. El chico se mostro carinoso y compresivo, y de repente se encontraron el uno en los brazos del otro. Erik jamas olvidaria aquella noche. Se intercambiaron la direccion y el telefono, pero nunca volvieron a saber nada el uno del otro.
Erik volvio a su rutina diaria en Estocolmo, trastornado de verdad tras su inicio homosexual. Le aterraban tanto sus sentimientos, que en la universidad empezo a cortejar a una chica que no le quitaba ojo en clase.
Se llamaba Lydia. Comenzaron a salir juntos y se casaron pronto. Al principio, el matrimonio fue relativamente feliz y tuvieron tres hijos muy seguidos.
Erik se habia aficionado a la bebida mucho antes y el consumo iba en aumento con los anos.
Sus padres no repararon en absoluto en su actitud ensimismada y contribuyeron economicamente para que Lydia y el pudieran vivir a lo grande en un amplio piso en Ostermalm. Lydia procedia de una familia de clase media de Leksand y se las arreglo para estudiar conservacion de museos y conseguir empleo en el Museo Nacional.
Un dia en que Erik, como de costumbre, no regreso a casa hasta las dos del dia siguiente y aun bajo los efectos del alcohol y las drogas, Lydia estallo. Era sabado y ella, con los ninos, se fue a casa de sus suegros.
Los padres de Erik, naturalmente, se pusieron fuera de si y amenazaron con retirarle la asignacion con que lo ayudaban cada mes.
Lydia quiso divorciarse y, por descontado, sus padres se pusieron de parte de ella, dado que Erik era quien no se habia sabido comportar ni cumplir lo prometido.
A Erik le importaba un bledo lo que su madre creyera o pensara, ya habia conseguido cargarse el amor filial durante anos de tirania psiquica y desamor. ?Cuantas veces no lo habia humillado o dejado desamparado delante de profesores, vecinos, familiares y conocidos? No sentia nada por ella y estaba convencido de que el despego era reciproco. En el supuesto de que existiera algun sentimiento del que hablar, se podria describir mas bien como un profundo desprecio.