que ibamos a estar en Gotland justo entonces. Pero, al final, ninguno de nosotros acudio a esa inauguracion. La hija menor de Stefan se puso enferma por la noche, asi que el se volvio en el primer vuelo el sabado por la manana. Bueno, debo aclarar que la nina solo tiene un mes. En cuanto a mi, me indispuse el sabado por la tarde y me quede descansando en el hotel, de modo que tampoco visite la exposicion. Por lo tanto, no es de extranar que no dijera nada de ello.

– Asi que fue eso… -comento el comisario, decidido a aceptar por el momento aquella explicacion-. Otra cosa: tengo entendido que es experto en la obra de Nils Dardel, ?que puede decirme del robo de El dandi moribundo?

De nuevo silencio al otro lado del hilo. Knutas oyo como Erik Mattson tomaba aire antes de responder:

– Es terrible, un sacrilegio. Una tragedia si no se recupera. El dandi moribundo es sin duda uno de los cuadros mas importantes de la historia del arte sueco.

– ?Quien cree que puede haberlo robado y por que?

– Tiene que ser un robo por encargo, para venderselo luego a algun coleccionista. El cuadro es conocido, tanto en Suecia como en todo el mundo, de modo que no es factible tratar de colocarlo en el mercado.

– ?Quienes son los mayores coleccionistas de la obra de Dardel aqui en Suecia?

– Sus telas estan diseminadas por todas partes. Su obra ha sido muy controvertida. De hecho, hay quienes opinan que carece de valor artistico, no me pregunte por que. Disculpe, pero ahora tengo que salir.

– Si, claro, perdone que le haya entretenido.

Le dio las gracias y dio por terminada la conversacion. Cuando colgo el auricular, se sentia aun mas confundido. La vana esperanza que sintiera minutos antes habia perdido peso. Erik Mattson no parecia un asesino.

Decidio dejar la investigacion a un lado durante el fin de semana, salvo que ocurriese algo extraordinario. Quiza las cosas fueran madurando, y el lunes por la manana pudiera ver la situacion con otros ojos.

Ahora solo queria irse a casa y estar con su familia.

Capitulo 61

El siguiente paso de su plan estaba superado y la cabeza le bullia de pensamientos. Por la manana habia llamado a la funeraria para preguntar cuando seria el entierro de Egon Wallin. Tendria lugar dentro de poco mas de dos semanas, asi que disponia de tiempo suficiente para prepararse. Pensaba asistir, naturalmente disfrazado; su camuflaje era tan perfecto que nadie lo reconoceria. Estaba deseando que llegara el dia. Encontrarse con todos, verlos sin que ellos lo vieran a el. Sentia un cosquilleo de expectacion en el estomago al imaginar la escena.

En aquel momento estaba solo y tenia una tarea que llevar a cabo. Bajo al cuarto trastero del sotano a buscar la tela escondida. Por suerte no se encontro con ningun vecino. Volvio a toda prisa al piso y la desenrollo con cuidado sobre el suelo de la sala de estar. Varias semanas antes del robo habia encargado un marco a medida que le iria bien.

Justo cuando se disponia a colocar el primer clavito en el marco, sono el telefono. Se irrito por que lo molestaran en ese momento, miro el aparato y durante varias senales de llamada sopeso la posibilidad de no responder. Pero al fin solto el martillo y descolgo el auricular.

Que casualidad, penso cuando colgo el telefono, que el llamara en aquel preciso instante. Debia de ser el destino.

Luego, trabajo con esmero largo rato para fijar la tela a su nuevo marco. Cuando concluyo, apoyo el cuadro contra la pared. Se retiro un poco y contemplo su obra.

Estaba mas que satisfecho.

Capitulo 62

El sabado amanecio con un sol invernal palido e indeciso. Johan sirvio a Emma el desayuno en la cama. En la bandeja coloco una rosa roja. Comieron cruasanes calientes con mermelada de frambuesa, tomaron cafe y leyeron el periodico mientras Elin dormia en su cuna. Los padres de Emma llegarian a las once para quedarse con Elin y despues disponian del resto del fin de semana para ellos dos solos. Habian elegido juntos los anillos; Emma se quedo prendada de uno de oro blanco con cinco diamantes. A Johan le dio un vahido cuando vio el precio, pero, que demonios, ?cuantas veces en la vida se prometia uno?

Estuvieron dandole vueltas a donde y como se iban a intercambiar los anillos. Estaban de acuerdo en que debian hacerlo cuanto antes. Por supuesto, deseaban estar solos y liberados de llantos infantiles y cambios de panales, aunque, por otra parte, no querian estar demasiado tiempo alejados de Elin.

Finalmente decidieron prometerse en el lugar preferido de Emma: la playa Norsta Auren, en el extremo septentrional de la isla de Faro. Sus padres tenian alli una antigua casa de piedra de la que podian disponer para ellos solos. No contaban con la posibilidad de comer en algun restaurante, porque en Faro no habia ninguno abierto en invierno. En vez de eso, decidieron preparar algo romantico e intimo en casa. Ademas, la casa estaba junto al mar y tenia una chimenea, asi que era mas que suficiente.

Salieron de Roma antes del almuerzo y condujeron hacia el norte. En Farosund hubieron de tomar el ferri que cruzaba el estrecho para llegar hasta la pequena isla. El paisaje era desolado y arido, aunque ahora, en invierno, la diferencia no se notaba tanto como en verano.

La Iglesia de Faro se elevaba majestuosa en un alto, y la tienda Konsum estaba abierta. En el aparcamiento, Johan vio un solo coche. Se pregunto como podian sobrevivir los duenos en invierno. Por precaucion, habian comprado todo lo necesario en Visby. No querian arriesgarse a que la pequena tienda no tuviese solomillo, ni cigalas ni bombones belgas.

Disfruto del paisaje mientras conducia. La capa de nieve era inusualmente espesa y los campos, con sus cercados de piedra, los molinos de viento y los prados aparecian cubiertos con un manto blanco. Aqui y alla se veian granjas edificadas con piedra para resistir las inclemencias del tiempo y el viento.

Cuando dejaron la carretera principal que atravesaba la isla de Faro, la calzada se estrecho. Pasaron junto a la playa de Ekeviken, donde, a pesar del frio, las aves marinas cabeceaban en las crestas de las olas, y continuaron hacia Skar y Norsta Auren. En el ultimo tramo la carretera se convirtia en un camino rural lleno de baches. La capa de nieve era aun mas espesa. Fue complicado llegar hasta la casa, por mas que el padre de Emma habia salido a quitar la nieve por la manana.

La casa de piedra blanca estaba completamente aislada, rodeada por un muro bajo tambien de piedra y el mar como unico vecino. Al descender del coche les impresiono el poder de la naturaleza. Por una vez, el viento apenas soplaba.

En primer lugar bajaron hasta la playa, que tenia varios kilometros de largo y era bastante mas ancha que la mayoria de las que Johan habia visto. Se prolongaba al otro lado de la punta exterior de la bahia, y ello les impedia ver desde alli el faro de Faro, que se alzaba en el otro extremo de la bahia.

Aquel lugar era especial por varias razones. No solo por su grandiosidad, sino tambien por las evocaciones que despertaba. Por alli habia corrido Emma desesperadamente un par de anos antes, cuando la persiguio un asesino en serie. Ambos guardaban aquel recuerdo grabado en lo mas profundo de su ser. Porque Johan corrio detras pisandole los talones. Pero el asesino llego antes y desaparecio en un coche con Emma como rehen.

Quiza ambos desearan sustituir aquellos recuerdos terribles con algo tan positivo como su compromiso matrimonial. Fuera como fuese, lo cierto era que Emma amaba aquella playa mas que ningun otro lugar en el mundo.

Decidieron meter las cosas en casa, comer un poco y pasear por la orilla antes de dar el paso.

Los anillos estaban en una caja en el bolsillo de Johan. Tenia la sensacion de que la caja quemaba.

Comieron una sopa caliente de pescado con gambas y albahaca fresca. Habian llevado pan crudo y lo

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